domingo, 26 de junio de 2011

FACETAS NO DICHAS DE LA SEGURIDAD CIUDADANA

La ciudadanía enterada de Guatemala acaba de ver, en vivo o por la televisión por cable, el foro de los candidatos a la Presidencia de la República sobre el tema de seguridad.

Aparte de la ilegalidad de su candidatura, y del poco ético procedimiento para burlar la Constitución de la República para, en fraude de ley, divorciarse y solicitar su inscripción como tal, la señora Sandra Torres le suma varias rayas más al tigre con todas las mentiras que, sin un asomo de pena, llega a proferir públicamente, como si todos sus oyentes fuésemos ignorantes del acontecer nacional o simples idiotas que no nos damos cuenta del engaño. ¡Qué asco! Pues aparte de lo que señalamos, el foro transcurrió entre populismo, sofismas, ideas novedosas, planteamientos serios y hasta ocurrencias jocosas en donde, quizás, la presentadora de la cadena de noticias CNN, Patricia Janiot, moderadora del mismo, pudo estar un poco más a la altura de las circunstancias.

Me llamó la atención, eso sí, que se hable de las maras, del desmantelamiento del Ejército, de la debacle de la Policía Nacional, de las oportunidades que hay que darle a los jóvenes, de las ayudas solidarias que hay que llevar, del programa del adulto mayor, de la formación de mandos de policía, del equipamiento y modernización del Ejército y todos los temas que escuchamos; pero mientras todo esto se daba, no dejaba de pensar que, hace años, cuando el Presidente de turno, que era Alfonso Portillo, subió considerablemente el salario mínimo a los trabajadores, dentro de su esquema populista de hacer política, hace unos diez años, lo que advertí a quien lo quiso escuchar, porque en ese entonces no había o no se habían popularizado los blogs, es que quienes iban a pagar caro esa medida era la juventud, pues los patronos no iban a estar dispuestos a pagar esos salarios mínimos casi duplicados en muchachos y muchachas que no sabían trabajar y que la única manera que tienen de aprender es incorporándose a una línea de trabajo.

Viendo como las cosas han evolucionado diez o más años después, creo que me quedé corto, pues no solamente se le hizo difícil incorporarse al sector productivo formal a esa juventud, sino que las inversiones mermaron en un país necesitado de ellas para crear más fuentes de trabajo y, además, muchas de ellas se fueron a otros países cercanos, como Honduras, que desde entonces fortaleció su sector maquila, y especialmente Nicaragua, que fue a partir de ese momento en que se fueron muchas inversiones que acá venían, para allá.

Coincide en mi memoria la historia que sé, desde esa época, en que la señora madre del entonces Presidente Portillo anunció que estaba siendo objeto de amenazas, saliendo la noticia en todos los medios del país y algunos del resto del mundo, todo porque dicen que quería ir a una boda en Canadá gozando, ya de alguna protección, ya de la atención de todos, que un empresario español, al bajarse del avión, en donde le habían proporcionado Prensa Libre y salía la noticia en primera página, se fue al hotel Meliá a reunirse con otro grupo de españoles que ahí se hospedaban, se pusieron de acuerdo, y se llevaron las inversiones que traían a Guatemala, esa misma tarde, a Nicaragua.

Es que el tema de la percepción que se tiene de nuestros gobernantes es importantísima, y ese desgraciado péndulo de la política guatemalteca no ha dejado que haya un período largo de credibilidad en quienes podrían venir, confiar e invertir en el país, como decía el "slogan" de una campaña de cerveza hace años. Es más, las virtudes de algún mandatario no permean la prensa ni llegan a los escritorios de los ejecutivos, en otros países, como los desmadres que cometen. Pesa más en la no creación de oportunidades la eterna cantaleta de una reforma fiscal en un gobierno totalmente corrupto, que dos gobiernos benévolos funcionando sucesivamente.

Pero volviendo al tema de la seguridad ciudadana, aunque es impopular para todos aquellos trabajadores que están, hoy, ganando el salario mínimo, pero que también sufren todos los días por los embates de la violencia que se ha generalizado en las calles y que es a ellos mismos, transportándose en el servicio público, a quienes más golpea, hay que mencionar que se hace necesario un Gran Acuerdo Nacional para generar las condiciones que permitan que toda esa juventud, muchas veces recién saliendo de la niñez, pueda aprender a trabajar sin, necesariamente, costarle el jornal completo de un adulto a quienes invierten, no sólo en que haya una plaza de trabajo, sino en entrenar a ese nuevo trabajador que contrata partiendo de la base que no sabe, todavía, hacer nada.

Varias veces, en este espacio, he mencionado que muchas veces se actúa de buena fe, pero los efectos de nuestro actuar político pueden tener diversidad de factores que se hace necesario analizar antes de actuar.

Creo que una de las grandes razones por las cuales existen hoy asaltantes y matones por todos lados, entre los 15 y los 30 años de edad, especialmente, es porque en su oportunidad, para subirle el sueldo a las personas que ya tenían trabajo, se les vedó, casi sin querer, la manera en que ellos podían acceder a aprender la manera de ganarse la vida honradamente, y eso hay que revertirlo de alguna manera.

Yo apuesto por el fortalecimiento, equipamiento y modernización del Ejército y de la Policía Nacional Civil, con inclusión de cambios radicales en sus leyes orgánicas para que los malos elementos puedan ser purgados sin que un Tribunal de Trabajo ordene, después, no sólo la reinstalación sino el pago de los salarios caídos, con una Comisión de Alto Nivel que, a nivel ético y sin injerencia política partidaria, analice los expedientes que se tienen para hacerlo (de esto tampoco se habló, hasta donde sé).

Apuesto, paralelamente, por medidas que nos ayuden a elevar los niveles de desarrollo humano de la población en general; por coadyuvar en el fortalecimiento de la parte de investigación y aportación de pruebas; por promover la reforma de la ley para que el nombramiento de jueces y magistrados ya no sea un acto político de la Corte Suprema de Justicia ni del Congreso de la República, sino de la ciudadanía, que los vea en sus actuaciones administrando justicia y reeligiéndolos o sustituyéndolos; pero, especialmente, generando las condiciones para que todas las empresas del país puedan contratar jóvenes de ambos sexos, sin necesariamente erogar un salario mínimo, en calidad de aprendices, y que cientos de miles de adolescentes puedan comenzar a aprender a trabajar y ganar unos centavos en lo que se van formando y profesionalizándose, en lugar de andar aplanando calles y viendo cómo remedian las necesidades que todos tenemos volteando a ver el patrimonio ageno.

Gran parte de los problemas actuales de seguridad se deben a la falta de ocupación de toda una generación a la que los políticos de turno les dieron la espalda. No es tan difícil comprender cómo se han volteado en contra de una sociedad que, a través de sus líderes electos, los abandonó.

Total, el tema del salario mínimo proviene, como idea para generar un contrapeso necesario en esa época, de la Constitución mexicana de 1917, nacida como producto de la revolución de ese país y que se reglamentó hasta 1931 con la promulgación de la Ley Federal del Trabajo. Funcionó a nivel de comisiones municipales hasta 1936 cuando, en época de Lázaro Cárdenas (a quien el autor de un libro que compré en 1984 lo denota "en los albores del marxismo-leninismo"), sé creó la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, la cual entra a decretarlos, a nivel nacional, hasta 1987.

De aquí podemos deducir dos cosas: la primera, que las condiciones del trabajo han cambiado radicalmente en casi 100 años de evolución; la segunda, que como todos los injertos traídos de otros países, algunas cosas funcionan bien y otras mal.

En el presente caso podemos asegurar que la totalidad de trabajadores que, actualmente, generan de sus labores un salario mínimo, si son preguntados, contestarán que no les es suficiente y que se hace necesario que el mismo se suba, y probablemente, con argumentos técnicos, que han faltado en las Comisiones Paritarias para ese efecto nombradas, se puede comprobar que así es, pues el deterioro, tanto de nuestra moneda, el quetzal, como del mismo dólar estadounidense, que sirve para fijar precio de muchas materias primas y mercaderías elaboradas en el extranjero, hacen casi imposible para un trabajador, ganando ese mínimo, comprar lo necesario para vivir decentemente. Es decir, no es este el tema de fondo. Probablemente habrá que seguir trabajando con este sistema hasta encontrar uno mejor que satisfaga a trabajadores y patronos.

El tema de fondo es que, paralelamente, debe permitirse el trabajo de aprendices bajo circunstancias de pago diferentes, pues es urgente, para el progreso de todos y para bajar los índices de inseguridad ciudadana y que haya mayores y mejores inversiones y más trabajo, que vivamos en paz, y mientras nuestra juventud no tenga cómo aprender un oficio, la zozobra reinará en las calles y, hágase lo que se haga en fortalecimiento institucional, incluyendo más y mejores presidios, nos seguirán matando y asaltando en las calles y no tendremos paz.

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