La evolución de la crisis política hondureña se torna interesante. Hoy, después del análisis jurídico-político a cargo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América, de sendos editoriales de los principales medios escritos estadounidenses, y de las innumerables columnas de opinión, blogs, cartas de lectores, comentarios escritos y tráfico de correos electrónicos, la opinión unánime del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos, OEA, se rompe. Varios países, especialmente del hemisferio, disienten de la opinión anteriormente generalizada de condenar, a priori, el resultado del proceso electoral en marcha en Honduras, que culminará a finales de noviembre del presente año, aunque no digan abiertamente que ha comenzado a permear el hecho de que las instituciones hondureñas han actuado apegadas a su Constitución y a las leyes, y que la expulsión final del ex presidente pudo haber sido después de que, conforme a la normativa interna hondureña, ya no ejercía el cargo.
Sin embargo, a nuestros ojos, ya lo advertimos en un artículo anterior, ha influido la torpeza de Manuel Zelaya y de su incondicional seguidora, Gloria Oquelí de Macoto, la Presidenta espuria del Parlamento Centroamericano, de forzar el regreso a Honduras del primero, prófugo de la justicia por supuestos 18 diferentes delitos cometidos, especialmente, por violación de la Constitución y las leyes, todo con la posterior aquiescencia de la cancillería brasileña, tradicionalmente seria y confiable pero hoy percibida, por lo menos por el importante actor que se llama Estados Unidos de América, como irresponsable frente a los intentos de búsqueda de una solución.
Lo importante de analizar es que el proceso de resquebrajamiento de criterios al respecto, ha comenzado. De ahí a que se llegue a la culminación del proceso electoral en marcha en Honduras y que el pueblo hondureño elija a sus próximas autoridades, con toda la legitimidad del caso, hay un corto trecho. La legitimidad de estas nuevas autoridades, insistimos, no la otorga la denominada comunidad internacional. Es el pueblo hondureño convocado a las urnas el que habrá de darle una lección al mundo.
Ojalá que los amigos europeos recapaciten, a su vez, hacia dónde los ha llevado la ideologización de la señora Fernández de la Vega, vocera ex oficio en este asunto, y terminen por aceptar que sí ha habido convulsión en este bello país; que la misma ha sido iniciada e incitada por Manuel Zelaya, que los hondureños tienen una larga tradición democrática y las instituciones políticas más antiguas de hispanoamérica; y que lo menos que merecen en estos momentos en que toda la sociedad y sus instituciones están de acuerdo en los orígenes y solución de la crisis es, si no ya su respaldo, por lo menos el beneficio de la duda de que están diciendo la verdad y, por ende, su no intervención en los asuntos internos del país.
martes, 29 de septiembre de 2009
¿ES LA OPINIÓN PÚBLICA O LA TRAICIÓN DE LA DIPLOMACIA BRASILEÑA?
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Señor Diputado, nunca creí escribirle a alguien de su oficio para felicitarlo, pero en la medida que pasan los meses y usted insiste, recalca en los temas y se anticipa a lo que va sucediendo, voy viendo que su preparación o las dotes que Dios le dio lo separan del rebaño de políticos a los que uno está acostumbrado. Siga adelante que las personas de la calle sabremos apollarlo cuando sea necesario.
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