miércoles, 9 de septiembre de 2009

LA LLAMADA COMUNIDAD INTERNACIONAL SE TENDRÁ QUE TRAGAR SUS PALABRAS

Los pueblos eligen los gobiernos y estos, una vez constituidos, se organizan de manera diversa en lo que ha dado en llamarse la "Comunidad Internacional".
Los gobiernos llegan a constituirse, muchas veces, por acuerdos políticos de segundo orden; otras, por elecciones de segundo grado en donde, quien llega a gobernar, muchas veces no lo hace con la deseable legitimidad.
Luego, con el ejercicio del poder, esa poca legitimación que tienen porque han llegado por los empujones o el oxígeno que les dan otros líderes o con una pobre elección originaria pero los suficientes votos de segunda vuelta, también tiende a perderse por el denominado "desgaste político"; es decir, muchos gobiernan sin apoyo popular, ya que el pueblo en general, y hasta sus mismos electores, suelen estar en contra de sus propios gobernantes y de las decisiones que estos van tomando en cada tema.
Es así como muchos gobernantes con muchísimo menos apoyo popular en su propio país que el que seguramente tiene Roberto Micheletti en Honduras, se han puesto de acuerdo para condenar a priori, es decir, sin estudiar detenidamente un caso tan complicado, seguir condenando y, encima, aumentar a la condena que casi todos hicieran, repito, a priori, con otra anticipada condena a todo un proceso electoral en marcha que no está a cargo de ningún funcionario público hondureño involucrado en la destitución (legal o ilegal) del ex-presidente (vayan entendiéndolo) Manuel Zelaya.
Desde mi particular punto de vista y después de conocer de cerca el proceso político hondureño desde abril de 1989 en que llegué a Tegucigalpa a participar en una Asamblea General de la Unión de Juventudes Democráticas Hispanoamericanas, UJDH, con partidos políticos de toda América Latina, Estados Unidos, España, Austria, Francia, Australia e Inglaterra, oportunidad en que yo representaba al Partido de Avanzada Nacional, PAN, de Guatemala, en mi calidad de Secretario Nacional de Relaciones Exteriores, al observar el funcionamiento de esos dos partidos políticos grandes y centenarios de Honduras, con sus elecciones primarias, sus corrientes internas, su enorme capacidad de unificarse después de los desgarradores procesos de escogencia de sus candidatos, la forma en que, en el área rural, durante décadas, he visto cada casa identificada con la bandera de su partido político, lo que me ha dado la pauta para decir y afirmar que Honduras tiene el sistema político más serio y más maduro que hay en el istmo centroamericano; y después de darle seguimiento cercano a la crisis política desatada desde hace alrededor de un año por un sociópata de apellido Zelaya que ostentaba la Presidencia de la República, lo que me hizo estar preparado para advertir prudencia cuando se agudizó la crisis el 28 de junio de 2009, me atrevo a expresar y a vaticinar:
Los hondureños, en su gran mayoría, están preparados para resistir cualquier intrusión externa en la resolución de un problema que es de ellos, así provenga de la denominada "Comunidad Internacional". No habrá poder, ni siquiera militar, que los haga cambiar en su convicción de que el proceso de elecciones generales convocadas por el Tribunal Supremo Electoral (y no a cargo de la Presidencia de la República ni de otra Institución) sigue su marcha. Todas las Instituciones, sean políticas, religiosas o simplemente cívicas, si no están siendo financiadas con "petro dólares chamos", están graníticamente, GRA NÍ TI CA MEN TE, unidas para elegir al candidato que la mayoría vote. El índice de ausentismo a las urnas electorales, a fines de noviembre de este año, me atrevo a decir que será de los más bajo o el más bajo de la historia.
De ahí a la instalación de las nuevas autoridades electas, habrá dos meses más. Después de eso, ¿cuál es el argumento que queda para que regrese Zelaya? La consecuencia, al final de todo este proceso, será que la denominada "Comunidad Internacional" tendrá que tragarse sus palabras, y si los países del Alba triunfan con la reelección del ingerente Secretario General de la OEA, Insulza, a quien los hondureños ya rebajaron a nivel de observador, pues la OEA tendrá un Secretario General desgastado por varios años más. Ojalá que los países del Caribe no se dejen influenciar en estos intentos de reelección y opten por presentar un candidato fresco, no comprometido, que pueda trabajar con todos los países y no esté cuestionado como lo está en Honduras, en Venezuela, en Bolivia, en Guatemala (los invito a que lean los artículos de este blog en mayo 2009 a la fecha), en el corazón de la mayoría de los argentinos.
La Unión Europea, que ha dejado su vocería en otra socialista radical española (que yo simpatizo con algunos socialistas, los que no son radicales y a su pensamiento le imprimen sentido común), bien haría en analizar todo el caso de nuevo, desde el año 2008, tener claridad de ideas con relación a lo que la constitución hondureña dice de la Presidencia, del Tribunal Supremo Electoral, del proceso general de elecciones, de las atribuciones de cada quien, de lo que significa traición a la patria, de lo que se dice con relación a reelección, a modificaciones a la constitución, y tengan el menor sentido común para saber la diferencia entre una encuesta y una consulta popular, para que puedan repensar su posición y, a tiempo, condenar el Golpe de Estado, como yo mismo lo sigo haciendo, pero NO destruir con sus posiciones uno de los sistemas políticos más tradicionales, serios y profesionales del hemisferio y, de repente, del mundo.
El mismo consejo a las autoridades estadounidenses (por favor, no son América, ni siquiera la totalidad de los norteamericanos). Mal hacen viendo la viga en el ojo ajeno cuando ellos tienen problemas tan grandes adentro de su propio país: el déficit presupuestario, la devaluación del dólar con relación a otras monedas duras (está por llegar a 1.5 dólares por euro), la posibilidad de que los países muden de moneda para cubrir sus reservas internacionales; la liberación, sólo en el estado de Texas, de casi 40 presos con más de 20 años de estar en prisión, cada uno, porque las pruebas de ADN demostraron que eran inocentes, lo que obliga a reflexionar acerca de su sistema de Administración de Justicia, las guerras de Afganistán (la más larga de la historia de ese país) y de Iraq (la segunda más larga de la historia, por encima de su participación en la I y II Guerras Mundiales, en la de Corea, en la de Vietnam...) y un largo etcétera que incluye inmigrantes, desempleo, racismo, drogadicción en todos sus componentes, incluyendo la producción, maras, negocios sucios alrededor del petróleo, las guerras y la salud (sólo esto es motivo de todo un artículo).
Conclusión: el pueblo hondureño, haya las condenas foráneas que haya, está unido como nunca en su historia republicana (la cual también he estudiado) y, según mi entender, se quitaron de encima un sociópata megalómano que quería perpetuarse al estilo de las mejores "joyas" del Alba, y no se dejarán arrebatar ese íntimo orgullo de que han peleado por su libertad, por la libertad de todos nosotros que vivimos en otros países en donde este cáncer de la sociopatía y el autoritarismo podrían expanderse; defenderán con uñas y dientes el proceso que está en marcha, elegirán sus nuevas autoridades y no habrá poder en la tierra, como no provenga de Las Alturas, que evite que el nuevo gobierno tome posesión en enero de 2010.
Yo apoyo a los hondureños, y la comunidad internacional, con el tiempo, lo tendrá qué hacer.

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