viernes, 28 de marzo de 2014

SIN NECESIDAD DE FORZAR LAS COSAS. DE CÓMO LLEGAMOS A LA DIRECCIÓN POR GUATEMALA EN EL BANCO CENTROAMERICANO DE INTEGRACIÓN ECONÓMICA

     Hace unos minutos, haciendo una búsqueda por internet (insisto en que debe ir en minúscula), encontramos un antiguo artículo de prensa, del 25 de octubre de 2,001 (http://www.prensalibre.com/noticias/Puede-puede_0_40196887.html) en donde se nos alude directamente, sin mala fe alguna pero con datos inexactos.

     Fuimos electos para el cargo de Diputado Centroamericano para el período del 28 de octubre de 1,991 al 28 de octubre de 1,996, de modo que cuando nuestro pariente en 2do. grado de consanguinidad fue electo como Vice Presidente de la República estábamos más que conscientes de que, para no violar la Constitución que juramos cumplir y hacer cumplir, en virtud del razonamiento que bien explica el artículo mencionado, preparamos nuestra carta dirigida a la Presidencia del Parlamento Centroamericano para hacerles ver que, mientras durase dicho impedimento, permaneceríamos fuera de las actividades parlamentarias.

     Lo anterior obedecía a que, en las elecciones generales de 1,995, fuimos reelectos para el mencionado cargo, por cinco años más que finalizarían el 28 de diciembre de 2,001, es decir, poco más de año y medio después de que, por finalizar el período presidencial, también terminaría dicho impedimento legal.

     Por ende, no es que no asumiéramos el cargo, como dice el artículo, sino que voluntariamente nos retiramos del mismo (por cierto, el único columnista que recordamos que comentó este tema fue Mario Antonio Sandoval en su columna Catalejo, en Prensa Libre).  

     Fueron unas semanas después que el Presidente de la República, Álvaro Arzú, en su potestad legal conforme al Convenio Constitutivo del Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE, a través de su Gobernador, el Ministro de Economía, nos propusiera para ocupar ese honroso cargo dentro de la banca regional, el cual asumimos alrededor del 8 de febrero de 1,996, unas 3 semanas después de haber salido voluntariamente del ámbito parlamentario.

     Vale la pena decir que, años después, para la campaña política de 1,999, mientras los antecedentes en el resto de países de Centroamérica iban a contrapelo y los consejos de personas allegadas nos hacían ver que el tema pasaría inadvertido, también, por otro tipo de impedimento legal, teniendo todo el potencial para lanzar nuestra candidatura a cualquier cargo de elección popular, nos abstuvimos, pues el artículo 19 del Convenio Constitutivo del BCIE, según recordamos, era explícito en el sentido de ordenar a los Directores el abstenerse de participar en cuestiones de política interna de nuestros respectivos países.

     Estamos seguros que si lo hubiésemos hecho, nadie se hubiese percatado de una limitación que no es de carácter nacional, pero hay principios éticos y valores jurídicos bien entendidos que están por encima de una aspiración de carácter espurio con la que, estamos seguros, no habríamos estado cómodos en sentido alguno.

     No nos podemos quejar de la vida, pues sin necesidad de forzar las cosas e impulsados por una disciplina de estudio, una escala de valores y algo de sentido común, nos ha permitido tener una de las experiencias políticas más completas que hubiésemos podido imaginar.  De lo anterior, podemos agradecer a Dios y a todas esas personas que, de una u otra manera, han creído en nuestra capacidad de gestión y nuestra hombría de bien.

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