martes, 31 de agosto de 2010

CARTA DE BALDE A COLOM

De antemano califico la inutilidad de una carta de esta naturaleza por la poca capacidad de entender o la terquedad de la persona a quien va dirigida. Es como si se le hubiese escrito a Colón, no a Colom, porque igual de perdido andaba por el mundo.

La motivan las últimas declaraciones presidenciales en el sentido de convocar gente para llevar al Congreso de la República porque éste, en el ejercicio de sus atribuciones, no le aprueba la ampliación presupuestaria que desea, según él, para atender a la población damnificada a causa de la erupción del volcán de Pacaya, de la tormenta tropical Ágatha o de las pertinaces lluvias de este copioso invierno.

Para comenzar, mal hace en convocar a la confrontación cuando es culpa suya, o de sus testaferros, en este caso el diputado Mario Taracena, quien sin saber nada de finanzas ni de economía ocupa, políticamente, la Presidencia de la Comisión de Finanzas del Congreso de la República, porque ya había acuerdo acerca de la ampliación presupuestaria a la cual nos referimos pero, tratando de pasarse de listo, en lugar de ingresar el documento consensuado, trató de sorprender a las diferentes bancadas, metiendo, para su aprobación, un documento que no habían visto en las reuniones de trabajo y que sólo le interesaba al Gobierno de la República, es decir, a quien hoy, en contra de lo que la Constitución le manda, representar la unión de todos los guatemaltecos, lanza a los cuatro vientos convocatorias para confrontar, como ha sido su peculiar y despreciable estilo.

No extrañaría, por supuesto, que el mismo Colom ni siquiera se haya enterado de las jugarretas de Taracena y que todo se deba, como podría ser, a otra de las conocidas llamadas telefónicas de la supuesta candidata oficial y mal llamada Primera Dama, doña Sandra de Colom. En todo caso, Taracena ha demostrado, en los últimos años, representar los obscuros y obscenos intereses que vienen de Casa Presidencial.

Ojalá los líderes de las diferentes comunidades afectadas por la falta de atención en estos momentos que lo necesitan sepan distinguir una cosa de otra y no se dejen manipular.

Si han de manifestar, es en Casa Presidencial donde lo deben hacer. Quien esté acostumbrado a leer lo que escribo sabe que jamás, ni una sola vez, he defendido al Congreso de la República, pero sí soy capaz de poner las cosas en su verdadero contexto y no me trago las declaraciones malintencionadas de quienes nos gobiernan.

La carta de balde, a Álvaro Colom, se limitaría a decirle que deje de engañar, que deje de manipular, que deje de robar, que deje de confrontar. Que si el dinero no alcanza es porque por todos lados ha permitido o fomentado la corrupción. Que si no se hace nada es porque no se trabaja sino se politiza, y las comunidades están esperando resultado, ya no más discursos ni excusas, ni achacarle a otros lo que su incapacidad y mala fe dan por resultado.

Ya basta de tonteras. La gente, en su inmensa pobreza, está sufriendo, y con este gobierno tan corrupto no existen condiciones para subir impuestos ni para seguir endeudando al país.

La desesperanza de los campesinos damnificados se debe, en primer lugar, a los fenómenos naturales, pero Ud., Álvaro Colom, y su insistencia de hacer política en lugar de trabajar, manipulando a los mismos diputados, la ha agravado.

Desista, ya, de sus tonteras, ponga sus ideas en orden, sea consecuente con los llamados de su corazón, tenga compasión por quienes sufren y utilice el poder que los electores le dieron para construir, no para enredarnos, como sociedad, en conflictos que ya no necesitamos.

¡Entienda, hombre!

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