martes, 24 de marzo de 2009

SOLICITUD DE ESTADO DE EXCEPCIÓN

Las cosas en nuestra querida patria están llegando a límites increíbles. ¡Nos tienen sitiados! Es necesaria una enérgica respuesta para enfrentar la debacle que sucede en el ámbito de seguridad en las calles. ¡Todos estamos sufriendo!

Quien no ha padecido la violencia física resiente, económicamente, la zozobra que viven nuestros conciudadanos en las calles. Desde la falta de libertad que le pega económicamente al comercio y a la economía en general (porque si los comercios están mal, también hay despidos), hasta los niños y jóvenes que no pueden utilizar el transporte para arribar a sus centros de estudio. ¡Están matando pilotos, están matando "brochas", pasajeros, sean estos ancianos, mujeres o niños, y todos ellos son Guatemala!

No puede ser que no haya experiencia suficiente y el Presidente se tenga que nutrir de consejos de iglesias y universidades, por muy bienintencionados que sean, para saber qué hacer. ¡Hay que actuar ya! Cada minuto que pasa representa otra balacera, otro asesinato, y con ponerle chalecos a los motoristas, prohibir que vayan dos en motocicleta o una modificación a la ley de armas, en este momento, NO VAN A PARAR EL BAÑO DE SANGRE.

Los maleantes nos tienen en un cuasi estado de guerra, razón por la cual nos atrevemos a pedir, a exigir del Presidente que eligió la mayoría, democráticamente, que actúe, que lea la Constitución de la República, que se asesore jurídicamente y que utilize los instrumentos que han quedado previstos para tomar acción.

Es urgente que se decrete un estado de excepción que permita proteger a los ciudadanos honrados, especialmente los más pobres que no tienen vehículo y que no tienen más opción que utilizar el transporte público; es urgente que se proteja al servicio de transporte público porque las extorsiones y asesinatos a los que está sujeto no son problema de empresarios, pilotos, ayudantes y taxistas, sino de todos. Es urgente, además, que el Congreso de la República, por alguna vez en la vida, sea sensible a lo que sucede en la calle, se dejen de pleitos y los diputados legislen sobre temas urgentes alrededor de esta problemática, especialmente los que tienen que ver con los cambios necesarios en la Administración de Justicia que hagan viable un sistema que permita, alguna vez en la vida, condenar a los delincuentes (en este caso terroristas, extorsionistas, asesinos, etc.) y llevarlos al pelotón de fusilamiento (yo no creo en módulos de inyección letal).

A los jueces, magistrados, fiscales y demás operadores de justicia, ¡hagan patria! Es vergonzoso leer y escuchar de las estadísticas del crimen que es sometido a los tribunales y que sale libre por cualquier razón. Si estoy pidiendo al Congreso y a los diputados que lo conforman que cambien algunos aspectos, también le pido a la Corte Suprema de Justicia, a las Cortes de Apelaciones y a los Jueces de Primera Instancia que, con las leyes vigentes, actúen. No es cierto que todo se deba a una ley defectuosa. ¡Cumplan con su trabajo!

Guatemala está a punto de un estallido social debido a la presión de la delincuencia en todo sentido, y hay que reconocer que los buenos policías (que también los hay y no nos olvidemos de ello), están a dos fuegos; están entre la delincuencia, algunas entidades que todo lo critican, y un Ministro de Gobernación que le entrega el presupuesto a su cargo a la "Piñata Oficial", y nunca como ahora la población civil ha necesitado estar más cerca de sus autoridades de policía.

Exijamos la declaración de un Estado de Excepción, medida temporal que permita defender los intereses de las mayorías y enfrentar a este puñado de asesinos y terroristas que están acosando a la población como nunca antes se ha hecho.

Ricardo Flores Asturias

domingo, 22 de marzo de 2009

¿POR QUÉ POLÍTICA Y SENTIDO COMÚN?


     En mi primera entrega, ligada a la apertura del presente blog, ofrecí contarles por qué lo denominé de esta manera y las razones por las cuales el nombre estaba totalmente disponible.

     A través de los años de estar ejerciendo la política en un país en donde esta profesión ha sido vilipendiada por la mayoría de quienes la ejercemos, me he dado cuenta que, por lo general, el sentido común no va ligado a la misma.

     Casi todas las actividades dentro de las cuales nos desenvolvemos tienen que ver con la política. Cuando vamos a dejar niños a la escuela o nos trasladamos a la oficina, es decir, desde que salimos del hogar, entramos a vincularnos, de alguna manera, con algún tipo de decisión política (en general, es decir, tomando en cuenta hasta las decisiones administrativas).

     Si nos trasladamos en vehículo, tenemos obligación de darle paso al peatón (eso tiene sentido común); luego, desde la época de la enemistad entre Napoleón y los ejércitos de Francia, que por lo voluminosos tomaron la decisión de circular por la derecha, y Wellington y el ejército Inglés (especialmente), quienes tomaron la decisión de circular por la izquierda, comenzamos nuestra jornada circulando por donde nos toca, sin darnos cuenta que ese acto reflejo es consecuencia de una decisión política tomada en su oportunidad. Seguimos con el respeto debido a los colores de las luces de los semáforos, que son así y no de otra manera porque son producto de otra decisión que se ha tomado para regular u ordenar la vida en sociedad.

     Lo que trato de explicar en este momento es que la influencia de las decisiones políticas se encuentran, en nuestra vida, en todos los niveles, aunque no estemos pensando en ello todo el tiempo; de ahí la importancia de que tales decisiones sean tomadas con el mayor sentido común, en aras de que sean más fáciles de cumplir por la población.

     En Guatemala, que es por el país por el cual puedo hablar porque ahí nací y ahí me he criado, por generaciones se nos ha enseñado a violar las normas, precisamente porque las mismas suelen ir en contrasentido de lo que debiera ser lógico. Por ejemplo, los ridículos letreros en carreteras señalando que el límite de velocidad es de 40km/h. ¿Quién será el genio detrás de tales disposiciones? ¿Quién será el ciudadano responsable que no vaya más rápido en una carretera? ¿A cuántas personas exponen a accidentarse quienes, en carretera, conducen a la velocidad que las autoridades han impuesto? ¿De qué sirve promulgar una norma de carácter general, gastarse un dineral en rótulos, si al final, nadie la cumple y, además, a nadie le importa?

     Es, probablemente por esa razón, que a nadie le importan esos rótulos, que cuando se trata de aproximaciones a poblados la tendencia es a dejar de respetar el límite de velocidad impuesto, lugar en donde sí debieran respetarse tales límites, creando otro contrasentido, el de los túmulos o topes, de tal manera que como la autoridad no es respetada, el vecino, el particular, funde su túmulo (porque lo considera de su propiedad) y hace que todos paren frente a su casa para poder proseguir la marcha.
     
     ¿No sería mejor que hubiese autoridades que pusiesen normas que fuesen de fácil cumplimiento de toda la población y así podamos comenzar a educar a una nueva generación de ciudadanos responsables de las mismas? Recuerde, estimado lector, que el ejemplo del tema de la velocidad se aplica a muchos órdenes de la vida, desde abrir una empresa, pagar impuestos, denunciar el robo de un celular, quejarse en la Dirección de Atención al Consumidor (esto merece un artículo independiente); Ud. nómbrelo. Hago constar que la falta de sentido común en nuestro país también abarca a la iniciativa privada; eso no es el objeto de este blog, pero lo invito a que se dé cuenta.

     La falta de sentido común en el ámbito político se da, muchas veces, por inexperiencia y falta de preparación, pero muchas veces por prepotencia y por intereses creados. Lo invito a que me ayude, con sus comentarios, a identificarlos y denunciarlos. Yo, por mi parte, ofrezco que en próxima entrega les hablaré un poco sobre la crisis económica (que muchos, el Presidente y su gobierno, la reunión de la Internacional Socialista y otros insisten en llamar crisis financiera, que sólo fue el origen de la debacle que hoy vive el mundo) y las medidas en contra del sentido común que pretenden tomarse en Guatemala, situación en donde peca especialmente el gobierno y el Congreso de la República, y me atreveré a comentar (sugerir sería mucho pedir, a sabiendas de lo sordos que son, ahí sí, en su prepotencia) algunas medidas que debieran estarse tomando para enfrentarla.

     ¿Que por qué estaba disponible el nombre? Siempre que uno abre una nueva cuenta en internet hay que hacer varias pruebas hasta que uno encuentra un nombre que no está tomado. Parece ser que pocas personas (por no decir casi nadie) ligan la política con el sentido común. Les cuento que el blog, con este nombre, lo pude abrir a la primera; mala señal.

     El problema es que la falta de sentido común en la toma de decisiones de carácter general nos afecta a todos. ¡A TODOS! Por eso abrí este espacio de expresión, en donde quienes sintamos y exigimos mayor sentido en la toma de decisiones nos hagamos escuchar. Recuerden el dicho aquél: "El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones".

     Finalmente, a los políticos que en este momento están tomando decisiones por alguien más, llámesele diputados, concejales, ministros, alcaldes, directores generales, síndicos, directores de alguna junta, etc., no lo tomen a mal. Los invitamos cordialmente a que estudien la materia bajo su jurisdicción, el comportamiento social, mediten las consecuencias de cada acto de decisión y se olviden de conductas prepotentes. Recuerden que los mandatos finalizan con el tiempo pero sus obras podrían superarlos. 

     ¡Hagamos patria, todos!

RICARDO FLORES ASTURIAS

miércoles, 18 de marzo de 2009

PETICIÓN DE RENUNCIA DE "DIRECTIVOS" DEL PARLACEN

Estimados lectores:

Inicio mi blog, "POLÍTICA Y SENTIDO COMÚN", con la transcripción de la nota de hace unos días, dirigida a unos malos políticos centroamericanos, para que renuncien de unos cargos que vienen usurpando ilegalmente, obtenidos a través de una elección TOTALMENTE AMAÑADA, la cual dice así:

"Ciudad de Guatemala, 26 de febrero de 2,009.

Carl Marx, en su 'Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel' indica que, '…ser radical significa atacar las cuestiones en la raíz'.

Después de la viciada elección de Junta Directiva del Parlamento Centroamericano llevada a cabo el pasado 22 de octubre de 2008, por haberse permitido una votación amañada que no fue sólo de diputados electos popular y democráticamente, sino que involucró a observadores que no tienen la calidad para ser electos ni para elegir, aún cuando la Corte Centroamericana de Justicia ordenó, como medida precautoria, que se abstuvieran de cometer dicha ilegalidad, circunstancias que hacen totalmente nulo dicho proceso de elección, razón por la cual no existe, actualmente, una Junta Directiva, sino una comisión ad-hoc que dirige los debates y pretende administrar los recursos.

Habiendo meditado profundamente las consideraciones axiológicas y deontológicas que me ayudan a tener presentes y a mejor ordenar el conjunto de obligaciones éticas, de deberes morales de los representantes legítimos de los ciudadanos centroamericanos, de normas jurídicas que rigen los actos de todos por encima de cualquier interés particular o de grupo, y de los valores y principios que fundamentan mi vida privada y mi gestión pública, me veo, hombre democrático por convicción, obligado a radicalizarme en esta oportunidad, en el sentido indicado, solicitando a todas las personas beneficiadas por la elección vergonzosa a que me he referido, que hoy pretenden conformar una Junta Directiva, que renuncien a sus cargos por el bien de la institucionalidad, de los valores democráticos de los cuales debemos ser estandarte, de la certeza jurídica que hoy, con su permanencia espuria en dichos cargos se ve vilipendiada, de la armonía que es necesaria para avanzar en los temas de la integración.

Especial petición de renuncia a sus cargos hago a quienes, siendo abogados, pretenden hacer creer que no entienden cómo funciona la jerarquía de las leyes y los límites que tiene la Asamblea Plenaria en su conjunto, o la diferencia entre quien ha sido electo popular y democráticamente de quien sólo ha sido nombrado (y hasta esos “nombramientos” son cuestionables) para venir a observar, retorciendo no sólo la ley sino la semántica y el sentido común; tal el caso de la diputada Gloria Guadalupe Oquelí.

No me motiva a pedir que renuncien enemistad alguna. Tengo buenos amigos y amigas dentro de Uds., razón que abona a llamarlos al buen camino. Tampoco soy enemigo de la integración como se ha pretendido sugerir. Tengo más experiencia en la integración de Centroamérica que muchos de los que integran el Parlamento Centroamericano, razón que me asiste y me fortalece para pedir que se enmienden los malos pasos y que demos el ejemplo haciendo las cosas, todas las cosas, dentro de la legalidad, de la moral, la ética y el sentido común que insisto en mencionar.
Centroamérica reclama, hoy, que renuncien. La historia enseña que cuando algunos pasos son forzados en las instituciones, las pasiones tienden a desbordarse. Ya lo dijo un científico alemán en algún sentido: 'Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto' (Georg Lichtenberg). Recuerden que todos, al asumir los cargos, fuese como diputados o como observadores, pronunciaron un juramento, al cual vienen faltando reiteradamente. ¡No esperen a que el pueblo se los reclame!

Por mi parte, yo juré cumplir y hacer cumplir el Tratado Constitutivo del Parlamento Centroamericano, y en nombre de ese juramento les exijo que renuncien a los cargos que vienen ocupando ilegalmente en la Junta Directiva.

Atentamente,



RICARDO ALFREDO FLORES ASTURIAS
DIPUTADO CENTROAMERICANO"

Que juzgue el pueblo centroamericano, especialmente el guatemalteco que tuvo a bien elegirme para el cargo y al cual me debo, la actitud de estos malos políticos que por este medio vengo a denunciar públicamente.

En próxima presentación hablaré un poco del por qué escogí el nombre de este blog y las razones por las cuales el nombre estaba totalmente disponible.

Atentamente, RF.