martes, 24 de enero de 2012

URGE REVISIÓN DEL PACTO DE SAN JOSÉ

Dos médicos y una enfermera asesinados y enterrados clandestinamente por una banda de asesinos disfrazada de comisionistas en bienes raíces, en donde el móvil principal es apoderarse de valiosas propiedades pero demostrando el poco (no decimos nulo porque, dentro de todo, no eliminaron físicamente a la niña de tres años que acompañaba a la pareja) valor que tienen por la vida de seres humanos productivos, deben ser suficientes para ejemplificar el enorme malestar que la sociedad guatemalteca tiene con el sistema.

Ese sistema jurídico que contempla la pena de muerte para energúmenos sin remedio como estos, pero que por estupideces de algunos políticos, digamos, bienintencionados, por investigadores insustanciales o mayormente preocupados por cuestiones ideológicas, o por jueces banales o prevaricadores, nos tienen, como ciudadanía productiva, de rodillas frente a las hordas de hijos de puta (¡yo hablo en español de verdad!) que nos extorsionan, nos asaltan y nos ejecutan sin que poco o nada pase.

Es una vergüenza la reversión que la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia viene haciendo de penas de muerte valientemente dictadas dentro de procesos legales que le han costado años de cargas impositivas a esta sociedad golpeada, con todas sus instancias, que ya no son dos, sino cuatro, por los argumentos que sean.

Ya lo hemos dejado por escrito en este espacio: el Pacto de San José se dio en un contexto de una América Latina totalmente distinta.

Las sociedades latinoamericanas de hoy, especialmente las sociedades como la nuestra que contemplan la pena de muerte, necesitan revisar ese tipo de compromisos, que no son de piedra.

Guatemala debiera liderar una revisión de ese Pacto que sólo favorece a los criminales.

No estamos en contra de que se respeten y se hagan respetar los Derechos Humanos, pero los asesinos deben ser ejecutados en un país cuyo andamiaje legal así lo contempla.

Queda demostrado, a través de las décadas de aplicabilidad de esa normativa supranacional, que somos la gente honrada, trabajadora y productiva del país quienes pagamos las consecuencias de que existan normas que permitan que se dé la sensación de que, hagan lo que hagan, no pasa nada.

lunes, 9 de enero de 2012

LA CIUDAD DE GUATEMALA Y EL ÍNDICE DE COMPETITIVIDAD URBANA. LA CUESTIÓN DEL SALARIO MÍNIMO.

La prestigiosa revista "América Economía" ha publicado el ranking de competitividad de las ciudades latinoamericanas para hacer negocios, en donde resulta que, en un año, la capital de Guatemala ha bajado 10 puntos, al caer del anterior puesto 29 al 39, de 45 ciudades medidas.

Son ocho indicadores los que sirven para medir el potencial de las ciudades latinoamericanas para servir de marco a los más diversos negocios, y Guatemala viene cayendo en picada por falta de una infraestructura adecuada que nos entrampa diariamiente en el tránsito vehicular y nos impide desplazarnos, con algún grado de certeza en cuanto al tiempo, de un lugar a otro.

La falta de seguridad ciudadana con tantos asaltos y extorsiones, también se ven reflejadas, así como el servicio a ejecutivos, en donde la cercanía del aeropuerto a la diversidad de oferta hotelera parece no infuir, así como el capital humano, tan dado a protestar y a entorpecer avenidas, calles y carreteras del país y, de repente, a su poca o ninguna capacitación, y el aspecto de desarrollo económico, cuyo dinamismo se ha venido estancando.

Pareciera que lo que se mide es la ciudad, pero desde nuestra perspectiva, los resultados de estas mediciones establecen, de algún modo, la eficiencia y eficacia de nuestros políticos; la gestión de alcaldes (sería injusto hablar sólo del alcalde de Guatemala, pues la metrópoli incluye la buena o mala gestión de varios alcaldes, y la capacidad que tienen de entenderse entre sí) y, muy especialmente, la nefasta infuencia de un Presidente de la República totalmente incapaz de gobernar en beneficio del país y de privilegiar la agenda de seguridad que los ciudadanos tenemos tiempo de pedir a gritos.

¿Quién quiere venir a hacer negocios a una ciudad entrampada en donde niños y adolescentes asesinan casi dos centenares de pilotos del transporte colectivo al año? ¿en donde los asaltos comienzan en la ruta que sale del aeropuerto? ¿en donde los sueldos se "decretan" sin que nada tenga que ver la productividad de las empresas? ¿en donde las instituciones de gobierno no favorecen, para nada, la creación de empresas, sino todo lo contrario? ¿en donde la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, se dedica a perseguir y exprimir a quienes ya pagan impuestos, bajo la premisa de que "todo el mundo es ladrón hasta que demuestre lo contrario"?

La capital de Guatemala paga caro estar tan mal catalogada para venir a emprender una aventura empresarial, pero más caro lo pagan el país entero, las isntituciones que se nutren de los impuestos, pues día a día pierden clientes potenciales que hagan crecer, en general, nuestra economía. Pero quienes más pierden, como siempre, son los descamisados; esa gente de a pie que lucha todos los días por conseguir una mejor oportunidad de empleo y que vive relegada, casi permanentemente, a no mejorar o a no conseguir uno, siquiera, pues resulta lógico pensar que si la competitividad de la capital ha caído, muchas empesas han buscado otros lugares mejores para desarrollarse, impidiéndose de esta manera, no sólo que haya más y mejores empleos y, por ende, la necesidad de subir salarios para retener gente ya entrenada, sino una sobreoferta de personas capacitadas, que día a día se tienen que ir a la calle y que, inexorablemente, pujan los salarios para abajo, por mucho que el gobierno trate de disfrazar esta realidad con sus famosos "salarios mínimos por decreto", que sólo benefician a una minoría, la que gana el salario mínimo, pero no favorecen a las grandes mayorías que ganan un poco por encima del mismo y, especialmente, a los desempleados.

Es más, recalcamos lo que en alguna oportunidad anterior hemos dicho en algún ensayo en este espacio: quienes más han sufrido las consecuencias de subir los salarios por decisión unilateral del todopoderoso e ignorante Presidente, son los jóvenes, que ante la obligación de los patronos de pagar un mínimo de dinero establecido, han perdido la oportunidad de aprender a trabajar como aprendices, siendo relegados por personas de mayor experiencia a quienes los patronos suelen contratar por encima de quienes no saben hacer nada, si tienen que pagarles igual.

Luego, quejarse de jóvenes mareros que se dedican a extorsionar y matar sin comprender las causas reales por las cuales cayeron en el abandono, es no sólo injusto sino falto de inteligencia.

Una de las líneas urgentes de atención para recobrar la competitividad de la ciudad es, precisamente, la atención a nuestra niñez y juventud; crear marcos especializados que les permitan ser aceptados en las empresas para entrenarse en las diversas actividades laborales, frente a un conglomerado de desempleados que también pujan por conseguir esos mismos y limitados empleos.

Por supuesto que hay que invertir en infraestructura y ordenar el tema del tránsito vehicular pero sin prepotencia, sin trampas para los usuarios, sino con sentido común.

Poner autoridades con visión de país en los Registros Públicos, como lo hemos mencionado, que permitan que una empresa esté funcionando en menos de una hora, con todo y cuenta de banco con firmas debidamente registradas, se hace indispensable.

En nuestro mundo globalizado estamos compitiendo en contra de chinos, indúes, rusos y japoneses, por decir algo, y si los funcionarios responsables no tienen la visión o se cruzan de brazos, el precio que pagamos todos no se puede medir adecuadamente, pero sale carísimo en oportunidades, en desarrollo, en calidad de vida y en paz social.

Ahora que estamos a punto de comenzar nuevos mandatos, unas reflexiones al respecto no están de más.

lunes, 2 de enero de 2012

¿EL PRESIDENTE DE IRÁN EN GUATEMALA?

El futuro canciller de Guatemala, doctor Harlod Caballeros, ha anunciado que el Presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, asistirá a la toma de posesión del próximo Presidente del Organismo Ejecutivo, general retirado Otto Pérez Molina.

Conociendo la tensión que vive el mundo en estos días por los ejercicios militares ordenados por dicho Presidente en el estrecho de Ormuz, el cual, según las últimas notas de prensa, pretende cerrar temporalmente como parte de dichos ejercicios, ante la toma de represalias económicas y políticas por parte de las potencias de occidente, encabezadas por Estados Unidos de América, nos parece casi increíbe una visita a Guatemala de un personaje de esta naturaleza.

Sin embargo, nos parece interesante que el próximo Presidente de la República, a quien sus detractores acusan injustificadamente de que actuará de una u otra manera, pues no le han dado tiempo de comenzar a actuar, dé claras señales de estar totalmente abierto para relacionarse con representantes de cualquier ideología, por radical y fundamentalista que parezca, pues eso denota que, por fin, nuestro país podría estar encabezado por una mente madura a quien no le asustan las etiquetas de extrema izquierda o de extrema derecha.

No nos queda duda, eso sí, que Irán voltea a ver a Guatemala, ahora, por la posición que desde ayer ocupa en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, ONU, cargo que mantendrá durante dos años. Ojalá el hecho de ocupar ese cargo, casi por default, no le acarrée al país costos invisibles traducidos en quién sabe qué otros gravosos compromisos.

Habiendo ejercido parte de nuestra carrera política en el Parlamento Centroamericano, un foro político con uno de los espectros más amplios del mundo, nos congratulamos, aunque líderes como el mencionado no sean de nuestra devoción, que Guatemala, a través de su Presidente Constitucional, esté en posibilidad de relacionarse con todos los países de la Tierra y tenga tal nivel de apertura.

Ojalá que el sector privado tenga la agilidad como para sacar provecho de estas relaciones y ver qué se puede exportar a Irán.