viernes, 30 de diciembre de 2011

2011, VERGAS EN ALTO

Si fuésemos marineros, así como dice el título de este ensayo podríamos decir coloquialmente de un año que ya espera los útimos vientos para hinchar velas y partir; y es un término que hemos escogido intencionalmente como un símbolo de que hay cosas que deben decirse, por fuertes que puedan parecer.


Esta esfera que es el mundo ha dado más vueltas, y las seguirá dando por mucho tiempo, pero esa ficción que en tal devenir constituye la finalización de un año y el comienzo de otro, que sirva, al menos, para reflexionar sobre algunos puntos medulares de ese entorno.


Cabe mencionar, para comenzar, por la importancia que reviste, la finalización, prácticamente, de dos guerras absurdamente iniciadas por Estados Unidos de América, la una en Afganistán, un país que se ha convertido en gran proveedor de heroína, y la otra en Irak, que han hecho que las actividades bélicas de ese país duren más de 10 años, la guerra más larga y más cara de su historia.


De las dos, quizás la más absurda es la segunda, pues el pretexto fue la fabricación de unas armas de destrucción masiva que, diez años después, no han aparecido.


De esta guerra hay varias implicaciones, pero dos son dignas de mencionarse: una de carácter ético y moral, pues a disposición de la opinión pública han estado las noticias relativas a la carrera por desarrollar tecnología nuclear de gobiernos de dudosas intenciones, como los actuales de Irán y de Corea del Norte, sin que la gran potencia estadounidense haya enviado sus tropas y su arsenal de armamento con la última tecnología (como sí lo está haciendo, en estos momentos, en el estrecho de Ormuz). La otra cara de la misma cuestión ética es el triste papel de los servicios de inteligencia de las grandes potencias y de la prensa internacional, que jugaron a interpretar papeles de tontos, de celestinas o de comparsas (¡quién sabe!) en uno de los escenarios y montajes más tristes de la historia de la humanidad.


La otra implicación es económica: estas guerras han endeudado tanto a Estados Unidos, que las dudas alrededor del acostumbrado patrón dólar cada día son mayores, al grado que ya hay por lo menos un lugar, en el seno de esa misma nación, que ha emitido su propia moneda que circula libremente en esa comunidad, lo cual era impensable hasta hace poco y coloca a las economías de todo el planeta en un riesgo inminente.


La tremenda explosión del dólar estadounidense todavía no se ha producido (podría ser una implosión), pero cada día que pasa, y lo vemos con el debate político alrededor de estos temas que se ha generado últimamente en ese país, la ampliación del techo de una deuda que ya es inmensa, tiene que ser agrandado.

Las ondas expansivas de este desplome no tendrán precedentes y, estimamos, será el inicio del verdadero cambio de los ejes de poder del planeta hacia la China del siglo XXI y, en alguna medida, India, que, con el descomunal y sostenido crecimiento que han tenido, todavía no dejan vislumbrar las verdaderas alturas de su grandeza.


En este escenario de poderes y de potencias mundiales, Europa, hoy de capa caída por los excesos de sus políticos (también allá, podría decirse), busca con afán, y a tiempo, creemos, un equilibrio que le permita poner a trabajar a sus desocupados y desarrollar todo su potencial, de modo que la revisión del Estado Bienestar que han tratado de construir se hace impostergable, un asunto que, estimamos, todavía no comienza del todo, pues el tratamiento actual ha girado entre los recortes presupuestarios y, hasta los útimos días, la reforma tributaria que, como sabemos, siempre es para acentuar las cargas, por muy disfrazadas de temporalidad con que siempre le den el purgante a los electores y contribuyentes (tributarios, les llaman otros).


Mientras tanto, desde Rusia provienen señales de alarma alrededor del tema del desarme nuclear, pues de alguna manera la alianza Estados Unidos-Europa Occidental, alrededor de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, no encuadra en la visión rusa del asunto y, ahora, molestísimos, no sólo dan señales de finalizar el programa de desarme sino las más aterradoras del rearme, poniendo a sus tropas en situación de alarma, lo cual no puede augurar nada bueno para el planeta que todos habitamos.


Lo anterior no hace más que agrandar la sombra de un ataque nuclear a suelo estadounidense, el cual, indistintamente de la situación con los rusos, podría provenir de alguno de los grupos terroristas que hay en el mundo, pues si se atrevieron a atacar edificios cargados de gente inocente, ¿de qué más son capaces para dañar al supuesto infiel? ¿y cómo hacen los estadounidenses para acaparar la atención de los radicales del mundo en este sentido?


Los cambios suscitados en varias dictaduras africanas, impulsados por el ciudadano de a pie organizado y enterado a través de las nuevas tecnologías de que se dispone, es previsible que continuarán, ocasionando quién sabe qué otras consecuencias en el ya atribulado y encarecido mercado del petróleo, tan sediento como nunca, lo cual podría repercutir, como siempre, en los bolsillos de quienes tenemos que echarle combustible a nuestros vehículos para salir a trabajar y a producir. ¿Quién se escapa de esto?


La naturaleza de los protestantes árabes, que están dispuestos a ofrendar la vida por un entorno de libertad, es digna de mencionarse y de aplaudirse, pero debemos recordar que sabemos cómo todo ha comenzado (con una inmlación en Marruecos), pero nadie sabe cómo podría terminar, especialmente después de haber visto por los medios la tremenda guerra civil en Libia que terminó por aplastar al Carnicero de Trípoli, Muhamar al Gadafi.


Ahora bien, los otros protestantes, los del movimiento conocido como de los indignados, que alza su voz con algún sentido de uniformidad por las diferentes ciudades del mundo democrático, es clara señal del cambio de nuestros tiempos. Ya se hacía necesaria la participación más cercana de la ciudadanía en aspectos generalmente dejados en manos de políticos, banqueros y financistas, casi con exclusividad. Las cosas, así lo pensamos, tendrán que ser consensuadas de una manera distinta y las reglas del juego tendrán que revisarse y cambiar para hacerse más transpartentes, en todo sentido.


En ese orden de ideas, transformando nuestro telefoto imaginario en un lente normal, vemos que Latinoamérica va consolidándose como una región que pierde en valores democráticos cada vez más, con modificaciones constitucionales a la carta, fallos amañados de las cortes para favorecer candidaturas ilegales y, por consiguiente, procesos electorales viciados, como los últimos de Nicaragua, en donde el Estado de Derecho y la Administración de Justicia no son fines últimos sino instrumentos ad hoc para aprovecharse de un electorado sumiso e ignorante en sus grandes mayorías, o con verdaderos abusadores de las libertades democráticas, como el derecho sagrado a la información, que se da en Ecuador, por ejemplo.


La crisis financiera de los grandes bancos y mercados, convertida ya en crisis económica mundial, ha sido mal venteada por nuestros gobiernos pero, aún así, Latinoamérica ha salido bien librada, pues no maneja grandes déficit fiscales y, como proveedora de materias primas, nos ha ido mejor que otras economías, lo cual ha sido debido, en primer lugar, al dinamismo de la iniciativa privada en cada uno de nuestros países. Muestras elocuentes de esto son Brasil, Chile, Colombia y Costa Rica.

En nuestro país, Guatemala, cerrando el lente y volviéndolo un "gran angular", observamos que hemos tenido un año irregular desde el punto de vista político, con un proceso electoral que trató de ser viciado desde el centro de mayor poder en el país: la Presidencia de la República, con manipulación en el nombramiento de magistrados desde el año anterior, incluidos, y programas sociales que algo han dejado a la población menos afortunada del país, pero que no dejaron de ser vistos como simples objetos de mangoneo para fines electoreros en lugar de dárseles el lugar como personas que les corresponde, y focos de corrupción, también.

Al final, estimamos que nuestra democracia ha salido, en alguna medida, fortalecida, pues toda la inversión de dinero en publicidad desde el Estado, la puesta en marcha de toda una maquinaria con todos los recursos del Gobierno, la pretensión de un fraude electoral a través del Registro Nacional de las Personas, RENAP, que desde este espacio virtual denunciáramos, cansando a las juventudes urbanas, más reacias a apoyar la continuidad, para que no terminaran de obtener su Documento Personal de Identidad, DPI, y favoreciendo a las juventudes rurales, más proclives a apoyarlos, para que todos estuviesen debidamente identificados y empadronados; todas las artimañas de que se valieron fueron, finalmente, en vano, pues pudo más el peso de una opinión pública, la valentía de algunos sectores de la prensa y el sentido de lo que es legal y moralmente correcto de la mayoría de quienes, en las diferentes instancias administrativas y judiciales, tuvieron que fallar o decidir sobre los diferentes expedientes que se formaron.

La madurez del pueblo guatemateco ha mejorado, pues no se ha tragado la infamia de destrozar la institución del matrimonio con fines electoreros, y las cifras que demuestran el acercamiento de jóvenes y de mujeres a ejercer su derecho al voto también respaldan esta aseveración. Ojalá tales cifras se mantengan o mejoren en el futuro, pues Guatemala es de todos y la responsabilidad de escoger a los gobernantes debemos compartirla la mayoría.

A punto de salir de este gobierno, el de Álvaro Colom, podemos asegurar que hay más niños y niñas acercándose a la escuela, lo que todavía no asegura nada más que repensar nuestra manera y eficacia a la hora de mantenerlos estudiando y de verdaderamente darles una educación que sirva para algo.

La gratuidad en los hospitales, tan cacaraqueada por las actuales autoridades en el ocaso de su mandato, no ha sido sinónimo de beneficio para la población, generalmente la de escasos recursos, sino de enrarecimiento de la calidad de los mismos y de duplicar, triplicar o, a veces, quintuplicar el tiempo de espera para ser atendido en consulta o para ser intervenido quirúrgicamente. El gremio de médicos y de personal que presta servicios de salud, bajo las condiciones de trabajo que el actual gobierno creó, podrían reivindicar otro tipo de prestaciones o exigir otro tipo de presupuestos para las instituciones en donde laboran con el próximo gobierno, pues desde nuestra perspectiva, particular si se quiere, la situación actual es insostenible, lo cual puede generar tensiones innecesarias si estas circunstancias no se prevén a tiempo.

Una buena labor de un buen Ministro de Ambiente, pero sin apoyo político ni presupuestario, finaliza, según nuestra visión, lo bueno del actual gobierno.

No se nos escapa que Guatemala tendrá, a partir del domingo 1 de enero de 2012, asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo cual han tratado de hacer ver como un logro, pero no lo es realmente si se analiza que Guatemala, siendo fundador de la Organización, era uno de tres países que no lo han integrado, así que hemos de caer en ese asiento casi por gravedad, no por méritos. Sólo cabe esperar que la persona que nos represente sea de altísimo nivel, como el Dr. Eduardo Stein Barillas o alguien de su experiencia que no esté ligado, realmente, ni con el actual ni con el próximo gobierno.

Hubiésemos festejado desde este espacio si se hubiese conseguido el Estatuto de Protección Temporal, TPS por sus siglas en inglés, para los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos, pero la gestión de Relaciones Exteriores estuvo más preocupada por quedar bien con la Organización de Estados Americanos, OEA, y con el grupo de países de la Alianza Bolivariana Para Los Pueblos de Nuestra América, ALBA, que con quienes producen gran parte del Producto Interno Bruto del país y sostienen nuestro tipo de cambio con el envío de sus remesas familiares.

De ahí en adelante, casi todo lo que uno voltea a ver ha sido envuelto por la corrupción o, al menos, por la falta de transparencia: veánse el estado de nuestras carreteras, la pésima calidad de la obra pública que se cae o zozobra al primer aguacero.

La mejor muestra que encontramos de lo que representa este gobierno es el paso a desnivel frente a la entrada a Santa Rosalía, en la Carretera a El Salvador: los estudios que hizo la Municipalidad de Santa Catarina, que demostraban que la solución era otra, jamás se tomaron en cuenta; la decisión de hacer la obra, según rumores a voces, se tomó en base a que en esa colonia vive la hermana del actual Presidente de la República; el proyecto original constaba de alrededor de 14o metros más de largo, los cuales fueron acortados, sin que nadie haya reclamado (más que la prensa que lo denunció), después de que se le adjudicara la obra a quien sea que la hizo por el precio total que incluía esos 140 metros más; la valla que pusieron con el precio original contratado tuvieron que quitarla, pues dicen que el precio final que el Estado pagó, es mucho mayor; todos los ingenieros que conozco coinciden con que habría sido mejor hacer un paso por debajo, como los otros tres que ya existen; los trabajos se iniciaron cuando comenzó, también, el invierno; la obra fue entregada hace tiempo y todavía no le han conectado la energía eléctrica a la iluminación del tramo, por lo que sigue siendo de los lugares más peligrosos para pasar de noche. Finalmente, la fundición que hicieron es tan mala, empleando gente de tan mala experiencia, que no sólo se ingresa al paso a desnivel sin ver lo que viene, por la pendiente pronunciada debido a esos 140 metros que le quitaron (supuestamente para bajar costos y embolsárselos), sino que quedó tan "marimbeado" y los automotores brincan tanto al pasarlos, que cada vez que alguien pase por ahí asociará la obra con los peores años de gobierno que Guatemala ha tenido. Ojalá que el nuevo gobierno revise todo esto, que para eso es que se exigen tantas fianzas en cada proceso de adjudicación y de ejecución de obra pública.

Sin embargo, sin que sea lo peor que le sucedió al país, desde la nefasta época de Afonso Portillo en que sucedió algo similar, está el desgaste de las instituciones, no sólo de gobierno, durante este período también. Entre ellas incluimos al Congreso de la República, a pesar de que su Presidente fue una persona de experiencia y de temperamento mesurado y conciliador, y a las de nuestro sistema judicial, con varios botones para poner de muestra al camisón sucio de nuestra Justicia, como el fallo absolutorio de Alfonso Portillo y algunos de sus Ministros y adláteres, por todos los millones de quetzales y de dólares que se llevaron, que más puso en evidencia el valiente voto razonado de una de las jueces, o la libertad que un juez de Huehuetenango otorgara recientemente a una sobrina de nuestra anterior Primera ¿Dama? por el saqueo de fondos en algunas municipalidades, cuando la misma prensa hasta publicó los cheques cobrados por élla, por estar a su nombre y ser no negociables.

Es decir, de todo este halo de corrupción y falta de transparencia no se han salvado ni las municipalidades.

Lo peor del actual gobierno, estimamos, ha sido el conjunto de varias cosas: el vaho de negativos efectos que han debilitado la economía y que han hecho perder su empleo, dentro de la iniciativa privada, a miles de personas. Esa enorme cantidad de proyectos que quedaron interrumpidos a la espera de definición, luego de cuatro años de discursos alrededor de una supuesta reforma tributaria que nunca terminó de llegar. Ese endeudamiento espantoso que ha hipotecado el futuro de nuestras generaciones sin que se vea obra alguna por donde se busque, en donde jugaron triste papel, por igual, Presidente de la República, Presidente del Congreso, Ministros de Estado y la gran mayoría de Diputados al Congreso de la República. También esos programas trasuntos que no llegaron a concresión alguna, que sirvieron de caja chica a la banda de secuaces de la Primera ¿Dama? en sus descarados pillajes para llenar maletas de dólares que llevaban en infinidad de viajes a Estados Unidos y Panamá, especialmente.

Es decir, esa mezcla de actitudes públicas erróneas y descaros en el actuar personal que marcaron el paso de un gobierno más al estilo de un Señor Feudal, abusador por su posición y medio tonto de las borracheras de poder y de licores pagados por todos nosotros.

El mundo no se acabará en 2012 porque a algún periodista ignorante del verdadero sentido de la cultura maya, de su manera cíclica de medir el tiempo y de sus predicciones, se hiciera fama con este tema.

Es la actitud del ser humano y su desdén, demostrado por los grandes países en la última reunión de la ONU sobre Cambio Climático, en Sudáfrica, los que finalizarán causando un cataclismo en nuestro planeta.

Entre malos gobiernos, erupciones, huracanes, lluvias torrenciales y terremotos, Guatemala ha venido sobreviviendo y le dice adiós al año 2011 con un gobierno electo que está a punto de comenzar a dirigir los destinos de la patria hasta 2016, con una población más numerosa, con una pobreza extrema acentuada, con una pobreza generalizada y democratizada, con una clase media cada vez más desesperada y con unas clases altas y pudientes cada vez más poderosas y más alejadas de los temas sociales y políticos, como no sean de los que le hacen publicidad a sus propias empresas.

La insostenibilidad de muchas situaciones que genera esta pobreza, en el campo, ha sido de alguna manera pospuesta por la llegada, selectivamente dirigida y poco institucionalizada, de algunos recursos a algunos sectores, de los más necesitados, pero nuestro país continúa siendo uno en donde las grandes mayorías no son comprendidas y, más que atenderlas, se ha aprovechado de ellas para hacer política, y eso es un tremendo caldo de cultivo.

Ojalá alguien, en el corto plazo, tenga lo que se requiere para comenzar a atender a esos grandes sectores como debe ser, pues se requiere un esfuerzo continuado de varias décadas para sacar a las familias de la pobreza que producen la falta de recursos o la ilusión de que se sale de élla accediendo a una tierra que no alcanzará para todos, de manera que es la educación y la inversión en ciencia y en tecnología, por mucho tiempo, lo que puede, finalmente, cambiar nuestro futuro como nación y volver próspera a nuestra hoy agobiada población.

Aprovechemos todos este cambio de año para comenzar, con renovada ilusión y fortalecido entusiasmo, los proyectos que hemos estado meditando, las nuevas empresas que constituyan la simiente de un mejor futuro para nosotros y nuestros descendientes. ¡Nosotros nos lo merecemos! ¡Guatemala se lo merece! ¡El único mundo que tenemos se merece lo mejor!