La famosa
frase “La política es el arte de lo posible” es atribuida, por igual, a
Voltaire, a Bismarck, a Manuel Fraga y a Maquiavelo. Quién sabe su verdadero origen.
Lo que sí es
cierto es que tiene numerosos ejemplos prácticos. Uno de ellos, hasta donde sabemos, es la
tradicional fiesta de Acción de Gracias que celebra, hoy, el pueblo
estadounidense; el famoso “Thanksgiving Day”.
Esta es una
celebración que conmemora, supuestamente, la supervivencia de los primeros
colonos llegados al norte de América, en el Mayflower,
procedentes de Inglaterra, que viéndose exhaustos por la falta de alimento
y la entrada de un crudo invierno, circunstancias acentuadas por su falta de
conocimiento del nuevo territorio y su poca experiencia en el Nuevo Mundo, se
vieron prácticamente rescatados por un grupo de aborígenes que estuvieron
dispuestos a compartir sus alimentos y, así, en medio de aquel choque cultural
que los llevaría fatalmente a aniquilar a uno de los dos grupos sociales,
lograr sobrevivir todos aquel crudo invierno de 1620.
Sin embargo,
hasta donde hemos sabido, esta celebración no era conmemorada como fiesta
nacional sino hasta fecha reciente. Fue
George Washington, la primera persona en ocupar la Presidencia de ese país,
quien proclamó el “Día de Acción de Gracias” sin que, realmente, a nivel de los
hogares, cambiara cosa alguna. Fue
posteriormente a que esa nación se desgarrara en el conflicto bélico entre la
Unión del Norte y los recientemente conformados Estados Confederados del Sur,
la “Guerra Civil” de 1861-1865, en que el presidente Abraham Lincoln, con el
afán de proveerle a los habitantes de la nación algo qué celebrar en común,
para volver a unificarla, que logró darle un giro hasta ese entonces distinto,
eminentemente secular, el cual ha perdurado hasta hoy.
Unir el
corazón de un pueblo que, dividido en dos bandos, se mató durante cuatro años,
dentro de la agenda política del Presidente Lincoln ha de haber sido de primer
orden, y a pesar de que fue asesinado al poco tiempo, nosotros le damos el
crédito y estimamos que cumplió su cometido.
Además, y
saliéndonos un poco de lo que es la conmemoración en sí, el tema de ser
agradecido debe estar presente siempre, no sólo a nivel personal, sino a nivel
de la agenda de cualquier político que pretenda hacer las cosas en serio y con
dedicación, pues es seguro que, en el largo camino que todos recorremos, no
sólo hay otras personas a quienes debemos grandes o pequeños impulsos,
materiales o de otra índole, sino un responsable de esa Creación que nos guía,
nos aconseja y nos permite avanzar y desbrozar el camino por recorrer,
iluminando nuestro pensamiento, proveyendo los recursos indispensables,
concediéndonos la salud y la protección necesaria.
La gratitud
y la política deben ser compañeras. Un
político puede ser brillante, pero sin el concurso externo de otras personas y
sin un entorno propicio que le permita actuar, darse a conocer y ser aceptado,
todo intento, toda actividad, son vanas.
De ahí que, sin entender cómo funciona la parte invisible del todo, podría
obviarse el que se pueda no ser agradecido, pero difícilmente podrá recorrerse
el camino. Entendiéndola, no se puede
andar por la vida y pretender guiar a los demás en el sendero de las decisiones
de gobierno o de país, sin tomar en cuenta esa actitud intrínseca que nos hace,
voluntariamente, volcar nuestro corazón y nuestros sentimientos hacia quienes
comparten y ayudan a que todo esto se dé.
Siempre será preferible un político con los pies en la tierra y la
mirada a las alturas.
Política
aparte, a nivel de las actividades personales, también consideramos una
magnífica oportunidad, aunque tendamos a hacerlo todos los días de nuestra
existencia, para agradecer tanto beneficio que, a través de las oportunidades
de instruirnos, de la cultura, del país donde nacimos o donde escogimos vivir,
de nuestros familiares y amigos y tantas cosas que aparentan ser negativas pero
que, en el fondo, nos proveen de nuevas oportunidades para entender mejor y
para crecer, se nos presentan en la vida.
Los símbolos
externos que representan comerse tantos millones de aves el mismo día, no son
lo importante para nosotros que, desde lejos, observamos estas tradiciones;
pero sí valorizamos, en todo su contexto, ese afán por compartir y por recordar
que hay un prójimo y un Ser Superior que debemos tener presentes en lo bueno y
en lo malo que suceda en nuestras temporales y breves existencias en este
planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario