Apenas logré escuchar, en la radio, que inauguraron un puente provisional, tipo Bailey, en sustitución del recientemente colapsado, a raíz de la tormenta tropical Ágatha, Doña Beatriz de la Cueva, en Chiquimulilla, departamento de Santa Rosa.
Llamó mi atención, de las declaraciones del Presidente de la República, Álvaro Colom, que ordenó cambiarle el nombre al puente y ponerle alguno referente a México, país que donó dicho puente provisional.
Si bien es cierto que no hay que ser ingratos, en este caso estimo que se está confundiendo el cebo con la manteca. Hay otras maneras de manifestarle a nuestro vecino del norte (que más bien es del norte y del oeste) nuestro más sincero agradecimiento por enviarnos oportuna ayuda, a pesar de las condiciones por las cuales está pasando, que entre la crisis económica mundial, las consecuencias de la originalmente denominada gripe porcina, que tuvo su origen en ese país, y los estragos que esto y la ola de terrible violencia están haciendo en la industria del turismo, tan importante para ellos, es de agradecerles con mayor vehemencia.
Pero no debemos olvidar dos cosas: la primera, que doña Beatriz de la Cueva fue la primera mujer que gobernó en toda América y el Caribe, que lo hizo en Guatemala y, por sola esa razón, ahora que tanto se habla de la participación política de la mujer, en lugar de relegarla debiéramos, si no rescatar su figura, por lo menos leer la historia y entender que se trata de un personaje.
La segunda, y esto es un tema que no he leído en parte alguna pero lo he podido deducir, Beatriz de la Cueva fue el instrumento de la primera manifestación de independencia de Guatemala. Me explicaré: a la muerte de su esposo, el conquistador Pedro de Alvarado, en Guadalajara, Jalisco, México, el virrey Antonio de Mendoza, al mandar a avisar de lo sucedido (por carta fechada el 5 de julio y recibida en Guatemala el 29 de agosto de 1541), se tomó la atribución de nombrar como Gobernador de Guatemala al cuñado de Alvarado y hermano de doña Beatriz, don Francisco de la Cueva (quien después casó con la hija de Alvarado y doña Luisa de Xicotencatl, Leonor), lo cual no fue del agrado de nadie en estas tierras por considerarlo una intromisión, aunque el nombrado era una persona apreciada por todos.
Fueron un par de hechos inesperados. Acerca del primero, la muerte del Adelantado, nada se podía hacer; pero ante el segundo hecho, el Cabildo, en memorable sesión de fecha 9 de septiembre de 1541, por mayoría de votos y con la sola excepción del voto del alcalde Gonzalo Ortiz, quien no estuvo de acuerdo, desobedeciendo los deseos del virrey, procede a nombrar Gobernadora a la viuda del Adelantado, doña Beatriz de la Cueva, ocasión en la cual, al firmar el acta, se autodenominó "La Sin Ventura", aceptando el cargo pero solamente para nombrar, al día siguiente, como Gobernador, a su hermano Francisco, llegando a la misma persona que el virrey de la Nueva España había nombrado sin tener facultad, pero por otra vía.
¡Fue una valiente lección de dignidad, de autonomía, de valerosa defensa de la legalidad que nos legó ese cabildo!
Huelga decir que al día siguiente de nombrado el nuevo gobernador sucedió la catástrofe, esa mezcla de terremoto con lahar, que destruyó Santiago de los Caballeros, lo que hoy conocemos como Ciudad Vieja, y con ella murieron la Sin Ventura, sus doncellas y unas 700 y tantas personas más, siendo quizás el primer 11 de septiembre catastrófico de América, varios siglos antes del ahora famoso 11 de septiembre en que cayeron las Torres Gemelas de Nueva York.
Estoy seguro que todos coinciden con el punto de vista que hay que estar agradecidos con quienes nos donan cualquier elemento que sirva para reconstruir el país. Pero no conocer la historia nos lleva a dar algunas declaraciones que desdicen de nuestro pasado, y eso no lo veo como algo positivo.
Por algo, ese puente ha sido ruta de acceso a Ciudad Pedro de Alvarado. Que sea, también, el vínculo entre lo que pasó y el presente, y que nos recuerde que la mujer tiene un lugar especial qué ocupar en la cosa pública, pero bajo el amparo de la honradez y la legalidad.
Mostrando entradas con la etiqueta puente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta puente. Mostrar todas las entradas
viernes, 13 de agosto de 2010
lunes, 31 de mayo de 2010
EL PUENTE DE SAN CRISTÓBAL Y EL RELLENO DE AMATITLÁN
En febrero de 1996 asumí como Director por Guatemala del Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE. Unos días antes habían tomado posesión de sus cargos las nuevas autoridades, desde el Presidente de la República, Álvaro Arzú, hasta los concejales y síndicos de los municipios más apartados del país.
Como en meses anteriores yo había estado promoviendo la construcción e instalación de un gimnasio de artes marciales en Ciudad San Cristóbal, en Mixco, conocía el enorme problema de estar, ese sector de población, separado por un enorme barranco del valle de la capital, y sirviéndole de comunicación, en esa época, un puente con dos carriles, uno de ida y otro de venida, lo cual ocasionaba largas colas para entrar o salir de ese lugar.
Otro problema era el limítrofe, dado que ese barranco era, precisamente, el confin de los municipios de Guatemala y de Mixco, de manera que era obligado poner de acuerdo a los dos alcaldes de dichos municipios para poder llevar a cabo una obra en común.
Además, ni el municipio de Guatemala ni el de Mixco querían hacer una inversión de esa naturaleza, y sus autoridades eran, tradicionalmente, de la opinión que la solución la tenía que aportar el gobierno, es decir, los fondos necesarios para construir la ampliación del puente.
Desde mi posición en el BCIE podía observar, por tratarse de un banco de desarrollo relativamente ágil, el desarrollo de los proyectos de infraestructura del país, y nunca figuraba la ampliación del puente de San Cristóbal ni en la Secretaría General de Planificación, SEGEPLAN, ni en ningún otro lado.
Como a mi llegada a dicha Institución encontré que había un proyecto municipal de financiamiento que casi no había sido utilizado, con mi vocación municipalista me di a la tarea de promoverlo.
En una reunión relacionada con financiamiento del municipio de Mixco, con el alcalde Abraham Rivera, aproveché para comentarle la inquietud que tenía con relación a la ampliación, dado que conocía de primera mano los problemas de acceso y evacuación de Ciudad San Cristóbal, y le hice ver que era de aprovechar que el país tenía un alcalde de la capital, uno de Mixco y un Presidente de la República, todos provenientes del mismo partido político.
En un par de ocasiones posteriores se lo volví a repetir al alcalde Rivera, y lo mismo hice en otra oportunidad con Oscar Berger, el Alcalde de la capital, y luego me desentendí del asunto, inmerso como estaba en todos los proyectos que había de sacarse adelante. Sin embargo, la semilla no había sido plantada en tierra infértil, porque de repente, sin que nadie me dijera nada, me pude dar cuenta que la ampliación de dicho puente se estaba llevando a cabo.
Del mismo modo, tengo unos 12 años de insistir en que el relleno de Amatitlán debiera ser utilizado para el tránsito terrestre.
Soy de la opinión que los rieles debieran levantarse, si es que todavía existen, ampliarse lo suficiente como para prever dejarle dos carriles por lado, profundizar y ampliar por lo menos a tres las vías de comunicación entre las dos porciones acuáticas, dado que es necesario que el agua fluya de mejor manera entre una parte y otra del lago, y asfaltar por lo menos dos carriles, uno de ida y otro de venida, con lo cual se facilitaría enormemente la circulación, no habría necesidad que el tránsito le diera la vuelta a todo el lago y se tendría otra ruta para situaciones de emergencia como la actual en que, entre el volcán de Pacaya y la primera tormenta tropial del año, Agatha, tienen el país fragmentado entre puentes derribados, derrumbes como hay en la ruta alrededor del lago que tienen incomunicados a algunos pobladores, y árboles caídos que, por su tamaño, impiden el paso hasta de vehículos pesados.
Por supuesto, esto sería el comienzo. Habría que seguir con la ampliación de la ruta que de Villa Canales conduce a la Carretera a El Salvador, hacer un trébol de distribución de tráfico en ese lugar que ni siquiera ha sidoo previsto, mejorar y ampliar el paso por Boca del Monte y el acceso a la ciudad por la Avenida Hincapié.
Guatemala es un país vulnerable en la medida que no se invierte sobre una buena planificación. Pero todo esto último es tema para otro día.
Por hoy basta recordar que existe un relleno, que ha de ser lo más caro, que sólo está esperando que alguien tenga la voluntad política de ponerlo a funcionar en beneficio de todos.
Como en meses anteriores yo había estado promoviendo la construcción e instalación de un gimnasio de artes marciales en Ciudad San Cristóbal, en Mixco, conocía el enorme problema de estar, ese sector de población, separado por un enorme barranco del valle de la capital, y sirviéndole de comunicación, en esa época, un puente con dos carriles, uno de ida y otro de venida, lo cual ocasionaba largas colas para entrar o salir de ese lugar.
Otro problema era el limítrofe, dado que ese barranco era, precisamente, el confin de los municipios de Guatemala y de Mixco, de manera que era obligado poner de acuerdo a los dos alcaldes de dichos municipios para poder llevar a cabo una obra en común.
Además, ni el municipio de Guatemala ni el de Mixco querían hacer una inversión de esa naturaleza, y sus autoridades eran, tradicionalmente, de la opinión que la solución la tenía que aportar el gobierno, es decir, los fondos necesarios para construir la ampliación del puente.
Desde mi posición en el BCIE podía observar, por tratarse de un banco de desarrollo relativamente ágil, el desarrollo de los proyectos de infraestructura del país, y nunca figuraba la ampliación del puente de San Cristóbal ni en la Secretaría General de Planificación, SEGEPLAN, ni en ningún otro lado.
Como a mi llegada a dicha Institución encontré que había un proyecto municipal de financiamiento que casi no había sido utilizado, con mi vocación municipalista me di a la tarea de promoverlo.
En una reunión relacionada con financiamiento del municipio de Mixco, con el alcalde Abraham Rivera, aproveché para comentarle la inquietud que tenía con relación a la ampliación, dado que conocía de primera mano los problemas de acceso y evacuación de Ciudad San Cristóbal, y le hice ver que era de aprovechar que el país tenía un alcalde de la capital, uno de Mixco y un Presidente de la República, todos provenientes del mismo partido político.
En un par de ocasiones posteriores se lo volví a repetir al alcalde Rivera, y lo mismo hice en otra oportunidad con Oscar Berger, el Alcalde de la capital, y luego me desentendí del asunto, inmerso como estaba en todos los proyectos que había de sacarse adelante. Sin embargo, la semilla no había sido plantada en tierra infértil, porque de repente, sin que nadie me dijera nada, me pude dar cuenta que la ampliación de dicho puente se estaba llevando a cabo.
Del mismo modo, tengo unos 12 años de insistir en que el relleno de Amatitlán debiera ser utilizado para el tránsito terrestre.
Soy de la opinión que los rieles debieran levantarse, si es que todavía existen, ampliarse lo suficiente como para prever dejarle dos carriles por lado, profundizar y ampliar por lo menos a tres las vías de comunicación entre las dos porciones acuáticas, dado que es necesario que el agua fluya de mejor manera entre una parte y otra del lago, y asfaltar por lo menos dos carriles, uno de ida y otro de venida, con lo cual se facilitaría enormemente la circulación, no habría necesidad que el tránsito le diera la vuelta a todo el lago y se tendría otra ruta para situaciones de emergencia como la actual en que, entre el volcán de Pacaya y la primera tormenta tropial del año, Agatha, tienen el país fragmentado entre puentes derribados, derrumbes como hay en la ruta alrededor del lago que tienen incomunicados a algunos pobladores, y árboles caídos que, por su tamaño, impiden el paso hasta de vehículos pesados.
Por supuesto, esto sería el comienzo. Habría que seguir con la ampliación de la ruta que de Villa Canales conduce a la Carretera a El Salvador, hacer un trébol de distribución de tráfico en ese lugar que ni siquiera ha sidoo previsto, mejorar y ampliar el paso por Boca del Monte y el acceso a la ciudad por la Avenida Hincapié.
Guatemala es un país vulnerable en la medida que no se invierte sobre una buena planificación. Pero todo esto último es tema para otro día.
Por hoy basta recordar que existe un relleno, que ha de ser lo más caro, que sólo está esperando que alguien tenga la voluntad política de ponerlo a funcionar en beneficio de todos.
Etiquetas:
puente,
relleno,
voluntad política
Suscribirse a:
Entradas (Atom)