viernes, 16 de febrero de 2018

LA ELECCIÓN DE FISCAL GENERAL TIENE LOS DADOS CARGADOS.

Hoy termina una fase más de la farsa que se ha montado para elegir Fiscal General, quien a su vez es Jefe del Ministerio Pública, con la finalización del plazo para la recepción de expedientes de quienes deseen participar.
Digo farsa porque los miembros de la Comisión Postuladora le pagan mal al país al inventarse puntuaciones de calificaciones y certificaciones, como el de una politizada Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH, que nada tienen que ver con los requisitos que marca la Costitución Política de la República de Guatemala, CPRG, para ser Fiscal General.
Al darle los legisladores intervención a la Academia y al Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, CANG, en procesos de esta naturaleza, lejos de volver pulcro el proceso de selección, la politización de estos ha sido el efecto más notorio. Lo vemos en la proliferación de Facultades de Derecho (para tener derecho a un asiento en la Comisión Postuladora y, por supuesto, a voto) y en la graduación por "tendaladas" y la incursión de extensiones de las FFDD para graduar más abogados en lugares remotos, para tener más agremiados, más votos y, así, tomar, casi por asalto, al Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala. CANG, por los votos de sus dos presidentes, el de Junta Directiva y el del Tribunal de Honor.
Los resultados:
1) Que los mejores candidatos para ocupar ese puesto ni siquiera participan, pues no se exponen a hacer el ridículo en un proceso de selección que, a todas luces, tiene los dados cargados;
2) Que en lugar de ser un nombramiento político con responsables claros, lo que hay son negociaciones de todos los involucrados, procedimiento que redundará en una pre selección de seis candidatos "com-pro-me-ti-dos", de modo que uno de los requisitos para el puesto, la "independencia", nos atrevemos a ponerla en duda;
3) Si el nombramiento fuese al revés, que propusiera el Presidente de la República y que el Congreso confirme en el puesto, si el FG nos sale politiquero, inepto o mañoso, el responsable político de esa mal escogencia sería el Presidente; pero de la actual manera, colegiada, en que se elije a quién se propone, esa responsabilidad se diluye, pues ni al Presidente se le puede echar la culpa de nombrar a quien llegue a mal servir al país, si la persona fue escogida dentro de un grupo de candidatos que toda la Academia esculcó y cuyo proceso de selección superivisaron "la prensa" y "la sociedad civil".
Hay muchas, muchísimas cosas que están al revés en Guatemala, y somos pocos quienes nos damos cuenta y tenemos el valor de cuestionarnos y de señalar esos defectos, mientras que la opinión pública es estimulada para aplaudir un sistema perverso y que nos hace daño, como país, sin visualizar que esto nos lleve, algún día, a buen puerto.
Tendrá que llegar el momento en que todas estas cosas se vayan cambiando en beneficio del país.

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