La evolución del mundo ha sido acompañada de la evolución de la pareja y, por ende, de la propia evolución de quienes la conforman: el hombre y la mujer.
Del mundo prehistórido, que ha sido la gran mayoría del tiempo en que el ser humano ha evolucionado, durante los últimos millones de años, entramos a los tiempos históricos, desde hace aproximadamente hace unos 7000 años. Tenemos, entonces, una inmensa cantidad de años en que las mujeres tuvieron labores bien diferenciadas de los hombres.
Los últimos cien años, aproximadamente, son los que han traído la mayor cantidad de cambios sociales para la mujer. De aquellas que se vestían como hombres y hasta se cambiaban el nombre por uno masculino para ser o sentirse aceptadas en los círculos intelectuales de principios del siglo XIX, pasamos a las luchas por el voto universal, en lo político, y de ahí al tema de la participación que ha derivado, ahora, en el de las cuotas políticas.
En lo laboral también hubo toda una revolución, en donde las jóvenes rompieron paradigmas al inscribirse en las universidades para estudiar carreras tradicionalmente reservadas a los varones, como ingeniería, medicina, derecho.
Hoy existen países muy adelantados en el tema de igualdad de género, en donde a las poblaciones les da igual que sea un hombre o una mujer quien dirija los destinos del país.
En los nuestros apenas comenzamos a ver mujeres conductoras de autobús, o taxistas, aunque ya las vemos ocupando puestos importantes a nivel profesional.
Una de las cosas que más me impresionó de Honduras, por ejemplo, cuando recién comencé a viajar a ese país por razones políticas o de trabajo, fue ver la enorme cantidad de mujeres ejecutivas que tenía ese país hace 20 años. En la Guatemala de hoy todavía no veo los grupos de mujeres ejecutivas que suelen verse en este país vecino.
Todo está ligado, además, a la capacidad que tengan nuestras sociedades para educar a la niña. Un país que no educa sus niñas no sólo tiene problemas sociales que los demás países no tienen, sino que difícilmente tendrá mujeres de alto nivel ejecutivo, mujeres dirigentes políticas o de lo que sea.
Personalmente he podido compartir muchos años de trabajo a la par de excelentes mujeres en el ramo político. Por ejemplo, las mujeres de la izquierda nicaragüense, que me han acompañado durante varios períodos, han sido mujeres preparadas, estudiosas, que leen y trabajan parejo. Igual puedo decir, ahora, de las mujeres de la izquierda y de la derecha salvadoreña, país en que todavía está muy ideologizada la política.
En el ámbito de la función pública fue un orgullo y un placer trabajar a la par de varias damas, encabezadas por Arabella Castro (ex Presidenta del Congreso, ex Ministra de Educación, ex candidata a la Vicepresidencia de la República) en el Registro de la Propiedad. No hay absolutamente nada que decir en cuanto a capacidad de trabajo, intelectualidad, creatividad y, por qué no decirlo, especialmente porque no hay, quizás, otra manera de decirlo, "hombría de bien".
El mundo ha avanzado mucho como para pensar en negarles, a la mujeres, un espacio en la política, pero ese espacio deben ocuparlo por capacidad, por su trabajo, por su tezón y disciplina, no por su belleza únicamente y, mucho menos, por cuota.
Un decreto que determine la cantidad de hombres y mujeres que deban ocupar espacios en los partidos políticos o en las instituciones no es de sentido común. El estudio, la preparación y el interés por participar, sí lo son.
Con varias mujeres en primera línea, hoy, haciendo política, como diputadas, como secretarias generales de algún partico político, o simplemente regañando ministros y creando caos, no podemos decir que en Guatemala se les veda el derecho de estar, como digo, en primera línea.
Ya desde hace años, viendo las noticias a la par de mi papá (que en paz descanse), en la televisión, entrevistaron a la fiscal de un caso, luego a la abogada defensora, luego a la jueza, y recuerdo que se volteó conmigo, se echó un putazo y dijo, tan divertido como siempre fue: ¡estamos en manos de mujeres!
En este día que se celebra el Día de la Mujer en el mundo, al enviarles una felicitación sólamente auguro y espero que, en el futuro bien cercano, tengamos más mujeres haciendo política para que, con su intuición, su sensibilidad, su menor inclinación hacia la corrupción que los hombres, nos ayude a darle un rumbo distinto a nuestro amado país.
Felicitaciones a todas las mujeres que, además, son madres. Su labor educando a los hijos, a las hijas, es invaluable. ¡Sean hoy las catedráticas de los y de las líderes del mañana! Las mujeres de hoy, en el mundo, marcarán el rumbo que los adultos del mañana le demos a nuestros respectivos países. Si queremos menos guerras, menos corrupción, menos asesinatos, menos daños al planeta y mayor consideración hacia el entorno, hacia el prójimo, tenemos que valorizar, hoy, a las mujeres.
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