lunes, 6 de octubre de 2014

¡ESA MAGISTRADA ANTISISTEMA!

     Sorprendió a todos la renuncia de la magistrada electa Claudia Lissette Escobar Mejía, actual vocal I de la Sala Quinta de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, anunciada en conferencia de prensa en donde fue acompañada de otras dignas profesionales del Derecho que ejercen en el campo de la Administración de Justicia.

     Las razones que tuvo para no aceptar su nominación para un nuevo período, bajo las circunstancias en que se dio, truncando probablemente su carrera judicial, y las consecuencias que su decisión tendrán, están ya en los medios y se darán en los próximos días a nivel de columnas de opinión y debates en vivo que, hoy, también son acompañados por la ciudadanía a través de las redes sociales.

     Sobre el papel de la mujer en la política ya hace más de cuatro años y medio dejamos establecidas nuestras ideas (http://politicaysentidocomun.blogspot.com/2010/03/las-mujeres-en-la-politica-y-el-mundo.html).  Lo sucedido ahora con esta profesional del Derecho es solamente la confirmación de lo dicho con anterioridad.  ¡La mayoría de las veces es un orgullo trabajar con mujeres profesionales!

     Se puede andar por la vida siendo del montón y ser absorbido poco a poco por un sistema viciado que está necrotizando a las instituciones públicas y asfixiando a nuestra sociedad, pero también se puede pasar entre el lodo sin embadurnarse y demostrar que todavía hay gente que actúa primordialmente por principios, que fue criada con valores familiares que permean su vida laboral y, en este caso, la gestión pública, y que están dispuestas a hacer lo que haya qué hacerse y renunciar a cualquier privilegio por dejarle a sus hijos un mundo mejor.

     Lo que estamos viendo es el privilegio de un idealismo cimentado en valores etéreos, pero válidos, frente a un materialismo que ha copado a la Academia, a los legisladores, a los gobernantes de turno, a muchos empresarios, y que ahora esta magistrada, hasta hoy prácticamente desconocida, revaloriza con su actuación.

     Nosotros estamos acostumbrados a sentir lo que esta abogada ha de estar sintiendo en estos momentos: palmaditas en la espalda de todos aquellos que aparentan estar de acuerdo con su posición pero que no han tenido el valor de hacer ni decir lo que ella sí ha dicho, y descalificación y toda una serie de declaraciones miasmáticas que, proviniendo de mentes, bocas y plumas putrefactas, pretenden envolver a todo el mundo con la misma chamarra de miserias e inmundicias que, a veces, involucra a los temas políticos, en detrimento de lo que es decente, de una actuación ética y, la mayoría de las veces, de la ciudadanía de quien nunca se acuerdan.

     ¡Cuántas veces fuimos tratados, por nuestros propios compañeros diputados, de antisistema!  Cada vez que, desde adentro, dábamos la batalla para desarmar un engendro, como cuando pretendían pagarle sueldo completo a un diputado preso en Estados Unidos de América por contrabando de armas, o cuando, en varias oportunidades y cansado de ver su inoperancia, pedimos adentro del Parlamento Centroamericano que, si seguían así las cosas, era mejor clausurarlo: mala palabra dentro de la Institución.

     No extrañaría, entonces, que la magistrada sea tildada de "antisistema", que debió haber renunciado durante el proceso, antes de ser electa, y no ahora, etcétera.  

     Nuestro himno nacional dice, en su parte inicial: ¡Guatemala, feliz, que tus aras no profane jamás el verdugo!  Para quien no lo entienda con facilidad, el ara es el altar o la mesa consagrada a la patria, y el verdugo no debe interpretarse como únicamente aquél que, conforme a la ley, le quita la vida a otra persona (que es la 5a. acepción del Diccionario de la Real Academia Española), sino quien es muy cruel o que castiga demasiado y sin piedad (6a. acepción) y una cosa que atormenta o molesta mucho (7a. acepción).

     Los verdugos modernos de la ciudadanía son todos esos funcionarios electos y nombrados a dedo que, haciendo caso omiso de la ética y de los valores humanistas, desde su trinchera han contribuido y lo siguen haciendo para cooptar las instituciones del Estado, para desfalcar todo lo que tocan, para permitir que el manto de la impunidad no investigue su enriquecimiento, no los persiga y no los juzgue.

     Son esos verdugos modernos los que tienen ensangrentado el altar de la patria, sobre cuyas conciencias pesan las muertes de tantos niños y niñas desnutridos, la desesperanza de la juventud ante la falta de oportunidades, el retraso a todo nivel del país, el caos en sus sistemas de educación, de salud, de seguridad que incluyen las instancias de persecución penal y de administración de justicia: ¡Prácticamente de todo!

     A Dios gracias, existen seres humanos que, de vez en cuando, irradian luz a toda la sociedad y la oxigenan, como es el caso de esta abogada que ha preferido renunciar a todo antes de ser parte de algo que la asquea.  Benditas gracias, también, a los familiares que le dieron principios en el hogar, a sus maestros universitarios que, estamos seguros, enfatizaron en los valores éticos del profesional durante su formación y, muy especialmente, a su valentía, que si bien es probable que le cierre las puertas en un lado, le abrirá otras más grandes, sea en el sector privado o en el público, cuando cambien los vientos.

     ¡Felicitaciones para esa magistrada antisistema! ¡Bienvenida a este gremio tan exclusivo de quienes estamos dispuestos a dar la batalla para cambiar al mundo y para no aceptar las cosas como nos las quieren hacer digerir!

3 comentarios:

  1. Uno de los mejores si no el mejor comentario acerca de la Dra. Claudia Escobar. Que no sea el ultimo ni el único día que tenga el privilegio de difundir información acerca de las acciones de este orgullo guatemalteco. El cambio esta en las acciones, ya no estamos para propuestas. Guate necesita valor de todos aquellos afectados por las decisiones y manipulación de la justicia. Unos cuantos beneficiados que han deteriorado el país cada día mas.

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    1. Me siento honrado por el anterior comentario y me compromete a tratar de seguir incidiendo, de la mejor manera que Dios me permita, en los asuntos públicos de nuestro bello país y en tratar de que la política, a nivel global, se vaya impregnando de sentido común.

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  2. Nos parece oportuno matizar que no compartimos el criterio de la Corte de Constitucionalidad al haber ampliado un plazo, establecido constitucionalmente, a los magistrados salientes de la Corte Suprema de Justicia. Debió haberse limitado a ordenar que el Congreso de la República eligiera a los integrantes de las Cortes, pues estimamos que el manoseo político se dio cuando los expedientes llegaron al Congreso de la República, pues tenemos diputados poco dignos, especialmente la dirigencia, que se prestaron a que, desde el Organismo Ejecutivo y desde otros lugares que no correspondía, les hicieran la tarea que solamente a ellos competía. Es indigno que los diputados ni siquiera hayan debatido sobre los candidatos a administrar justicia y que hayan votado, en bloque, sin saber por quién lo hacían, irrespetando, además, el plazo que había para impugar. Ésta es la parte del proceso de elección que debieron haber sacado durante el fin de semana para poder amanecer, el día que debían tomar posesión, los magistrados entrantes, sin importar que sean las mismas personas, sobre las cuales no podemos prejuzgar, ya que no conocemos a una sola de éllas.

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