El 5 de noviembre de 2009, hoy hace 30 días, le puse a este blog la herramienta de conteo y localización de lectores del mismo, la figura del planeta tierra un poco abajo y a la derecha.
En este poco tiempo, tan sólo por menos de 10 visitas no logramos contar 400, pero lo importante de todo es que hoy sabemos que, mediante la tecnología que hoy está a nuestro alcance, nuestras ideas son leídas no sólo en todo el mundo de habla hispana sino en Rusia, Alemania, Polonia, Bélgica, Holanda, Italia, Francia, Estados Unidos, Canadá, Brasil, entre otros...
Un agradecimiento a todos esos lectores que, intuyo, comparten conmigo ese amor a la democracia, a la libertad, a la legalidad y al sentido común, ese que ya, hace milenis, puede decirse que intuían los romanos, creadores del Derecho Romano y, a su vez, conteniendo este los principios básicos del actual Derecho Civil, cuando decían e insistían que las personas debían comportarse como un buen padre de familia.
Este Pater Familias no necesariamente debía ser un padre biológico, pero, al tener el dominio de sus cosas y las de su familia, se esperaba de el que fuese un buen administrador, que tuviese un juicio justo, que fuese un hombre correcto. Sindo la máxima autoridad de su familia, de el se esparaba lo mejor, el mejor sentido común en sus decisiones.
Luego, dicho concepto de buen padre de familia, los romanos, con esa sabiduría que ha hecho que muchas de sus instituciones todavía funcionen, al fundar las bases jurídicas de lo que fue la República, y luego el Imperio, fue trasladado a los servidores de la primera y del segundo, de tal manera que lo que los ciudadanos esperaban de sus funcionarios, tanto electos como nombrados, era un comportamiento ejemplar, correcto, justo en la administración de las cosas o bienes públicos que les eran confiados.
Hoy, pedirle a los funcionarios públicos que se comportes como un buen padre de familia, al buen estilo romano, tal vez se podría ver trasnochado, aunque no es del todo malo mencionarlo, pero lo que sí estamos todos en condiciones de exigir, aparte de la honradez, es que, por lo menos, actúen con sentido común y apegados a la legalidad, que para eso es que se diseñó un sistema de normas escritas.
Bueno, no arruinemos esta entrada haciéndola más larga. ¡Que vivan la libertad, la legalidad, el sentido común y el concepto de un buen padre de familia, que hor podríamos decir, además, y de una buena madre de familia!
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