jueves, 3 de diciembre de 2009

HISTÓRICA SESIÓN DEL CONGRESO NACIONAL DE HONDURAS Y BREVE ANÁLISIS DEL FUTURO CERCANO

Ayer tuve la oportunidad de escuchar y ver parte de la votación convertida en debate, en vivo, del Congreso Nacional de Honduras, convocado para tomar acuerdo político acerca de la posibilidad de retrotraer la situación del ex presidente Manuel Zelaya a como estaba antes de los sucesos acaecidos el 28 de junio de 2009. Hasta donde sabemos, todas las instituciones consultadas, Corte Suprema de Justicia, Comisionado de los Derechos Humanos, Procuraduría General de la Nación, Fiscalía, todos, emitieron dictámenes negativos en cuanto a la posibilidad de que Manuel Zelaya regrese a ocupar la Presidencia de la República.

Tuve la oportunidad de escuchar, en vivo, a viejos amigos, como Toño Rivera Callejas, del Partido Nacional, a quien conocí en marzo o abril de 1989, en Tegucigalpa, con ocasión de una reunión de las juventudes de la International Democrat Union, IDU, en la que llegué en calidad de Secretario Nacional de Relaciones Internacionales del Partido de Avanzada Nacional, PAN, apenas con un año de haberse formado. El discurso de Toño fue, quizás, de los mejores, tanto que me hizo pensar que, dentro de cuatro años, puede ser que sea escogido como el candidato presidencial de su partido. Es hijo de Mario Rivera López, mi colega en el PARLACÉN, recientemente fallecido, quien fuera Presidente del Congreso Nacional varias veces. Todo un colmillo afilado en política.

También tuve la ocasión de ver y escuchar a Ilsa Trinidad Díaz Zelaya, también del Partido Nacional, a quien acompañara, como Secretario por Guatemala, cuando entre 1992-1993 integramos la Junta Directiva del PARLACÉN, siendo ella la Presidenta, a quien habré de referirme en otra ocasión en que cuente algunos detalles de aquella época.

También escuché que por ahí andaba mi buen amigo Toribio Aguilera, de Partido Innovación y Unidad Social Demócrata, PINU-SD, pero no pude escucharlo ni verlo.

Sin embargo, para quienes han seguido el tema de la crisis hondureña en este blog, lo que vale la pena resaltar es la hombría de bien de dos diputados del Congreso, ambos del Paretido Liberal, es decir, el mismo partido de Manuel Zelaya y de Roberto Micheletti, cuyos nombres no recuerdo, que dijeron, sin que los pueda citar textualmente, algo así como:

El primero, que fue algo así como la mano derecha de Manuel Zelaya en el Congreso; que cuando el entonces presidente Zelaya envió al Congreso el tema de PETROBRAS, la empresa o el negocio del petróleo venezolano, según como se le quiera ver, fue él quien defendió el tema frente a los demás diputados. Que cuando Zelaya, entonces presidente, envió al Congreso el tema del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), el proyecto que lidera el Presidente Hugo Chávez, de Venezuela, como contraposición al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), una iniciativa estadounidense, también fue el quien defendió el tema en dicho órgano colegiado, pero cuando Manuel Zelaya le propuso que lo acompañara con el asunto de la modificación de la constitución, con la finalidad de reelegirse, le tuvo que dar la espalda después de tantos años de militancia juntos.

El otro a quien deseo referirme manifestó que tenía más de veinte años de acompañar a Manuel Zelaya, en las buenas y en las malas, en el seno del Partido Liberal, donde perdieron varias elecciones primarias; que luego que al fin las ganaron y lograron llevarlo a la Presidencia de la República, consideraba que los primeros años fueron los de un buen presidente, hasta que amigos personales de él, a quienes no identificó pero sí señalo que no pertenecían al liberalismo, le metieron en la cabeza el tema de la cuarta urna y de la modificación de la constitución con la única finalidad de reelegirse. Que es mentira todo lo que muchas gentes andan diciendo acerca de Zelaya, que es el presidente de los pobres y que todo lo que quería hacer era ayudar a los más necesitados, porque a él le consta que, en la reunión a donde fue convocado junto con otros diputados cercanos y se les planteó el tema de la reelección, solamente fue de eso que se habló; que jamás mencionó que quería modificar la constitución para reformar al Estado, para acercar los servicios de salud, para mejorar la educación o para favorecer a los más pobres y necesitados de ayuda, ya que lo único que quería era reformar dicho cuerpo de leyes para reelegirse y continuar gobernando por los próximos 20 años, razón por la cual también le había dado la espalda y no lo había seguido apoyando.

En fin, de 128 diputados, 11 votaron por Zelaya y los demás, léase bien, no votaron en contra de él sino a favor de la democracia, a favor de la Constitución de la República, por Honduras, su patria. Es de llamar la atención de cuántos diputados, al razonar su voto, cómo lo hicieron pensando no sólo en su país sino en sus hijos, sus nietos y sus descendientes.

A mí, que me gusta ver, por televisión, los debates del Congreso de los Diputados de España, que tanto contrastan con los de nuestro país, me llenó de orgullo ver a mis colegas hondureños, los de ambos bandos, expresarse con educación, con ponderación, con total libertad y propiedad. Llamo la atención, además, acerca de un llamado que hizo el Presidente del Congreso al público presente y a la prensa para que se mantuviesen en silencio, recordando y recalcando que en esa votación no iba a haber vencedores ni vencidos.

Sugiero a todos aquellos líderes del mundo democrático que todavía dudan en reconocer a las nuevas autoridades hondureñas, que consigan el video o la transcripción del debate entero para formarse una idea, por boca de la gente más cercana al ex presidente, de todos esos pequeños y grandes detalles que salieron a luz pública (hasta las negativas, como las amenazas de muerte que casi todos han recibido). Háganlo, si no lo entienden porque no es su idioma, manden a transcribirlo.

A los hondureños les sugiero que pongan el video de la sesión, sin interrupción y sin corte alguno, a disposición del público en internet, y háganle las traducciones necesarias para que el mundo se entere de la verdad que cada quien, a su manera, llegó a expresar a través de loos diputados de los cinco partidos políticos del país. ¡Vale la pena el esfuerzo!

Es hasta ahora que podemos decir que el Acuerdo Guaymuras-Tegucigalpa-San José, en lo que a la restitución de Manuel Zelaya respecta (aunque no habla de restitución, en sentido estricto, como ya expliqué), es letra muerta, pero no lo es el Acuerdo, que desde nuestro punto de vista, sigue vigente, por lo menos en cuanto a la formación, en estos días, de un Gobierno de Unidad y Reconciliación (con o sin las gentes de Zelaya) y, el semestre entrante, de la Comisión de la Verdad.

El futuro de Manuel Zelaya es incierto. Si sale de la Embajada de Brasil sin salvoconducto, seguramente será capturado. La extensión del mismo puede estar a cargo del gobierno interino, lo cual no veo factible porque Roberto Micheletti no va a dejar que se piense que deja en el ámbito de la Comisión de la Verdad únicamente a los militares que entraron en la madrugada del 28 de junio de 2009 a sacar a Manuel Zelaya del lugar donde pernoctaba y luego lo llevaron a dejar a Costa Rica. También puede estar a cargo del gobierno entrante, pero al actual Presidente Electo le pasaría lo mismo y sufriría un desgaste político innecesario, de tal manera que no veo factible que le extiendan el salvoconducto en poco tiempo, aunque en política, y especialmente en este caso tan complicado, todo puede suceder.

Visualizo, más bien, la posibilidad de un salvoconducto para Manuel Zelaya, después de la investigación y emisión del informe respectivo de la mencionada Comisión de la Verdad, como un gesto político para que un ex presidente, que es obvio que saldrá mal parado en dicho informe, escape de la acción de la justicia, especialmente porque la comisión de la mayoría de delitos que se le imputan no son violentos sino de carácter político.

Eso es lo que mi sentido político y mi intuición me dice que podría estar por suceder en los próximos meses, de tal manera que la comunidad internacional, acostumbrada a meter sus narices donde no la llaman, especialmente en estos últimos tiempos, debiera irse preparando para esta posibilidad y para dejar de interferir en los asuntos internos de Honduras. Ya se metieron en sus asuntos políticos; por lo menos que se abstengan de interferir en los asuntos judiciales.

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