sábado, 5 de diciembre de 2009

LA SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN. COMENTANDO A GREGORIO PECES-BARBA

En la edición de El País (España), correspondiente al domingo 6 de diciembre de 2009, que por razones de horario podemos disfrutar el día antes en América, hay un interesante artículo de mi estimado ex catedrático del Doctorado en Sociología, en el capítulo Guatemala de la Universidad Pontificia de Salamanca, don Gregorio Peces-Barba, denominado "La supremacía de la Constitución". A quien le interese leerlo lo puede encontrar aquí: http://www.elpais.com/articulo/portada/supremacia/Constitucion/elpepipor/20091206elpepinac_11/Tes/

España está actualmente convulsionada por la reforma planteada en Cataluña, del Estatuto de Autonomía, que ha provocado debates acalorados en el Congreso de los Diputados, interposición de recursos, tanto de inconstitucionalidad como de amparo y, especialmente, fuertes editoriales o artículos de opinión, a favor de la Constitución en casi toda España, en contra de los interponentes y del Tribunal Constitucional, especialmente en la prensa catalana. Bajo esas circunstancias es que el Dr. Peces-Barba escribe su artículo.

En el mismo podemos encontrar conceptos interesantes, como que la Constitución tiene supremacía sobre todas las restantes normas del Ordenamiento español; que la soberanía corresponde al pueblo español, de tal manera que la única nación soberana es España (agrego yo, para efectos de su Constitución); que sus contenidos sólo se pueden cambiar por el sistema de reforma en ella establecido; que "En cuanto que se plantea un hecho difícil, una situación con zonas de penumbra, saltan las alarmas de las faltas de respeto"; que hay falta de respeto por los parte de los partidos políticos catalanes, de gobierno y de oposición, al presionar al Tribunal Constitucional con malas formas; señala también a la prensa, quienes no han sobrepasado los límites de la libertad de expresión, pero sí se han manifestado en contra de la imparcialidad e independencia del Tribunal Constitucional, señalando lo que hacen de sofisma y falacia monumental por poco oportuna e injustificada.

Todo lo anterior tan bien fundamentado, ¿No es lo mismo que venimos nosotros señalando de la comunidad internacional con el caso de la crisis política hondureña?

¿No es la constitución hondureña la ley suprema en ese país y no el Estatuto de la OEA, ni el de la ONU, ni las leyes venezolanas, cubanas, estadounidenses, brasileñas o españolas?

¿No son, en el caso de Honduras, únicamente los hondureños los sujetos soberanos para decidir su presente y su futuro? ¿Y no es el conglomerado de diputados que conforman el Congreso Nacional quienes representan a ese pueblo soberano?

Si los académicos españoles señalan y entienden que el proceso de reformas a una constitución se da por el mecanismo que esa misma constitución contempla, ¿qué es lo que le cuesta entender a la comunidad internacional que pretende seguir interfiriendo en la vida política de los hondureños, al respecto? ¿Es que no se dan cuenta que haberlo hecho de otra manera es constitutivo de delito y, conforme esa misma ley soberana en ese país, traición a la patria, lo cual conlleva la destitución inmediata del cargo de la persona responsable?

Lo sucedido en Honduras es atípico, no se da en una zona de penumbra de la Constitución desde el punto de vista sustantivo, pero sí existe una zona de penumbra desde el punto de vista procesal, pero, ¿justifica que en Honduras existan zonas de penumbra para que, desde otros países, haya falta de respeto para todo el pueblo soberano hondureño que, además, ya se expresó democrática, libre, voluntaria y legalmente, tanto en el proceso electoral del 29 de noviembre pasado como en la votación del Congreso Nacional del 2 de diciembre pasado?

¿No falta a la ética la prensa, especialmente la internacional, al dejar de narrar objetivamente los hechos tal como suceden, enviando notas cargadas de opiniones, totalmente subjetivas, como hablar de presidente de facto en lugar de interino, o decir, sin citar a nadie, que hay 3 presidentes en Honduras? ¿No es eso faltarle el respeto a los lectores o usuarios de esos servicios noticiosos, al tratarnos de influir, cuando no es ese el papel que le corresponde, sino informar? ¿Es oportuno, después de que el Congreso Nacional de Honduras ratificara el relevo presidencial con únicamente 11 votos en contra, que persistan en denominar de facto a quien cumple, interinamente, un mandato del mecionado Congreso Nacional contemplado en la Constitución?

Ojalá hubiese lectores serios en España que pudiesen opinar al respecto de estos razonamientos comparativos que pretenden ser un poco más que elucubraciones.

Por lo pronto, le deseo, tanto a España como a Honduras, la anhelada paz.

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