lunes, 13 de diciembre de 2010

BLOQUEOS EN CARRETERAS IMPORTANTES. EL CALVARIO DE LOS EX-PATRULLEROS DE AUTODEFENSA CIVIL

Comienzo por decir que todos esos bloqueos de carreteras los he calificado, en el pasado, de puro terrorismo. No es justo para la comunidad productiva y trabajadora del país que pequeños grupos de personas se organicen para interrumpir el libre tránsito de personas y de mercaderías dentro del territorio nacional.

Sin embargo, hoy, desde temprano que me enteré de los bloqueos que produjeron los ex Patrulleros de Autodefensa Civil, ex PAC, me quedé pensando que los distintos gobiernos los han engañado tanto, que no les queda otro recurso que provocar estas medidas de hecho, aunque a quienes defendemos la legalidad no nos guste, y mucho menos si, encima, sufrimos en algún atasco de tránsito o se nos impide trasladarnos a otro lugar.

Es una circunstancia en donde el sentido común pelea en contra de la legalidad.

Para comenzar, hemos de decir que después de décadas de conflicto armado interno, fue el Ejército de Guatemala, a raíz del Golpe de Estado de Efraín Ríos Montt, en que armó, desde la cima del poder, el proyecto de "Fusiles y Frijoles", el que llegó a organizar a las comunidades del interior del país para que pudieran ayudar a la defensa de la patria, amenazada y casi doblegada por las huestes comunistas, estimuladas ideológica y estratégicamente desde Cuba, México y los países de detrás de la recordada Cortina de Hierro, como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Alemania Oriental y Checoeslovaquia, especialmente (ninguna de las tres existe ya, paradójicamente), y abastecidas y soportadas tácticamente desde México, Nicaragua y El Salvador.

El sábado pasado que fui a una boda a Antigua Guatemala y pude caminar por sus calle, en la noche, observando lo bien surtidas que están las tiendas de barrio, no pude menos que recordar las tiendas que pude ver en La Habana en un viaje que hice hace poco más de un año, todas desabastecidas, tristes, en donde pelean por destacar los cartones vacíos para huevos de gallina o los letreros indicando que pescado habrá únicamente tal día. De eso nos salvamos.

Lo que la población urbana tiene dificultad de entender es que gran parte del esfuerzo por cambiar la situación de derrota que se sentía, estuvo a cargo de las PAC, en donde muchas veces se les utilizó, sin calzarlos debidamente, siquiera, sin armarlos, sin apertrecharlos. Muchísimas comunidades del interior de Guatemala, especialmente indígenas, fueron utilizadas algo así como "carne de cañón", en labores de vigilancia, en labores de zapa, de desminado, de espionaje, de lo que fuese, sin remuneración alguna.

En esta parte del relato, que me preocupo por dejar claro en beneficio de las actuales y futuras generaciones, que no lo vivieron, debo hacer énfasis en que lo mismo sucedía con las juventudes de esas comunidades que estaban en territorio dominado por la guerrilla. Si a una conclusión hay que arribar es que la parte más débil, la población pobre del interior del país, quedó a dos fuegos, y tanto tenía que obedecer a los barbudos como a los uniformados, so pena de ser ellos mismos las víctimas del conflicto, como de hecho sucedió en múltiples oportunidades.

Hay una diferencia que se da, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, en que hubo cooperación, especialmente externa, dirigida prácticamente en un único sentido, el de quienes participaron alzándose en armas en contra de la institucionalidad; pero a todos aquellos a quienes la institución llamada a defender el territorio nacional, el Ejército, llamó a filas, organizó y dirigió en los campos de batalla, media vez se firmó la paz, ya no hubo quién se acordara de ellos, por lo menos hasta que a alguien se le ocurrió que también votaban.

Aquí es donde la historia ya no es sólo triste sino empieza a llorar sangre, porque encima de que la pobreza y la humildad de la mayoría de esta gente campesina los tiene orillados y marginados, llegó un candidato a la Presidencia de la República a ofrecerles que, si llegaba a ese puesto, les iba a pagar tanto por cabeza, y en el alboroto que armó, la gente, ya organizada localmente, lo apoyó y prácticamente lo puso en el puesto, sólo para que los defraudara y no les cumpliera.

Luego vino otro candidato y ofrecicó que él sí les iba a pagar, los ex PAC se organizaron nuevamente, ahora a nivel nacional porque la falta de pago los obligó a hacerlo, prácticamente pusieron otro Presidente y, aunque recuerdo que tenía buena fe para pagarles, algún obstáculo legal encontró que se lo impidió, entonces inventaron un programa de reforestación para poder pagarles, pero se le acabó el período de gobierno sin haber cumplido del todo.

Llegamos hasta el actual Presidente, quien en principio fue tajante en decir que no les iba a pagar, pero después se comprometió públicamente, pero al finalizar su tercer año de gobierno resulta que no les han pagado la reforestación que viene desde el año 2008. Luego, ¿de quién es la culpa, ahora, si nuevamente se organizan para que les paguen lo que tres Presidente convirtieron, ya, en una obligación del Estado?

¿Habría habido bloqueos de su parte si el Estado les hubiera cumplido lo que les ofrecieron? Seguramente no, pues la mayoría de ellos son gente pacífica y de la tercera edad, pues los años no pasan en vano.

No puedo, como profesional del Derecho, ponerme del lado de los bloqueos de las carreteras, pero como político, como guatemalteco que se ha caminado las montañas del país y ha sido invitado a compartir el alimento por múltiples comunidades pobres, sí puedo exigir que ya se dejen de tanto engaño con la gente humilde.

Si gran parte de la población aborrece a los políticos, así, en general, es porque unos cuantos, no todos, son unos farsantes.

Quizás nunca lleguen estas palabras a los miembros de las ex PAC a quienes, al igual que aquellos que militaron en la guerrilla, que conozco varios, no juzgo en este momento, pero espero que mi exigencia a las autoridades de gobierno, a los actuales diputados del Congreso, por que le cumplan a la gente lo que les han venido ofreciendo, les cale hasta lo más hondo de sus huesos.

Manipular a los humildes por obtener el voto, sea ofreciendo pagos como éste, sea regalando láminas o pollos crudos como en la época de aquel Presidente golpista, sea regalando dinero a cambio de que se afilien al partido oficial, es una infamia que, en la medida que más cometan en contra de ellos, más tenderán a organizarse, pero ahora no para poner gente ruin al frente, sino para votar en contra de ellos.

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