jueves, 4 de agosto de 2011

SE ADELANTÓ EL GRAN MAESTRO TINO TUIOLOSEGA, FUNDADOR DE LIMALAMA

Conocí a Tino Tumanao Tuiolosega, el Gran Maestro fundador del arte marcial Limalama, en diciembre de 1974, en el Torneo Mundial de Limalama que se llevó a cabo en Tijuana, México, y luego, a principios de los años 1990's, lo invité a venir a Guatemala, junto con mi propio maestro, su alumno, el Grand Master Rigoberto López, fundador del arte marcial Kung Do Lama, con ocasión de un torneo internacional de full contact que, efectivamente, se llevó a cabo en el Gimnasio de la Nueva Juventud de la ciudad de Guatemala.

Hay varias razones para escribir sobre este tema en un blog particular dedicado a la política y al sentido común. La primera de ellas es que, al final de este ensayo, quienes me suelen leer comprenderán mejor una faceta importante de la vida de quien escribe, lo suficiente como para asegurar que, si yo no tuviera la formación marcial que tuve, si no hubiera tenido el maestro de arte marcial que me hizo, a mí mismo, un maestro, simplemente no sería yo; sería una persona que se llama igual, probablemente con los mismos gustos y defectos, pero con una apreciación incompleta de muchas aristas de la vida que un deporte que es, a la vez, disciplina, concresión de metas a mediano y muy largo plazo y tantas cosas que no se pueden palpar ni medir, me proporcionó a lo largo, ahora, de décadas de entrenamiento y de proyección de conocimientos para las nuevas generaciones que, a mi vez, he podido mal o bien formar.

¿Sería esa búsqueda de la excelencia lo mismo en mí sin esa larga carrera aprendiendo, enseñando y compitiendo dentro de las artes marciales? Puede ser, pero lo dudo. Mis estudios musicales y de arte marcial, tan disímiles los unos de los otros, lo que me inculcaron fue una metodología similar, que se basa en la repetición por partes y a menor velocidad hasta reunir el todo y ejecutarlo, a la velocidad que debe ser, sin cometer errores, es decir, a la perfección.

Pero algo importante de resaltar, al escribir en este espacio sobre la partida al éter de este Gran Maestro, es la experiencia que representa. Él fue, en su tiempo, de los maestros conocidos por mi propio maestro Rigo, quien más le podía dar y enseñar. A mi vez, yo dejé a mi profesor para seguir los pasos de mi maestro, Rigo, precisamente por la certeza que tenía acerca de su experiencia. Ahora que soy cabeza de escuela y que represento lo que él era para mí en mis años de formación, con la certeza de hacer lo correcto, siempre les he dicho a mis alumnos que si encuentran alguien con quien puedan aprender algo más que no puedan aprender conmigo o si encuentran a alguien más capacitado que yo, que me dejen sin remordimientos ni malestar alguno y que lo sigan, pues es ley natural del mundo que el ser humano busque, para su aprendizaje, lo que mejor crea que le conviene.

Si todo esto se diera en el campo de la política, que es la especialidad de este blog, nuestros países, me refiero especialmente a América Latina, no estarían en la crisis institucional que viven, la pobación no estaría en el abandono y el atraso en sus niveles de desarrollo ni muriéndose de hambre como sucede muchas veces, pero cuando de escoger dirigentes se trata, los electores no suelen buscar experiencia o a quien mejor capacitado esté para dirigir el enorme aparato del Estado, sino que tienden, como "Vicente", a "ir donde va la gente", y cualquier regalo que le hacen o la infuencia de una cancioncita pegajosa hacen el resto.

Cuando comencemos a ver a la patria y a las necesidades de tener un buen gobierno para vivir decentemente, como cuando se busca aprender para uno mismo lo mejor del mundo, comenzaremos a escoger al más experimentado, al más capaz, al que mejor explica las cosas que convienen, y el populismo, la demagogia, las mentiras y la manipulación serán herramientas de engaño más difíciles de utilizar en la población.

Algo importante que tuvo el Grand Master Tino es que, en aquella época en que las artes marciales estaban capitalizadas casi totalmente por japoneses y, en menor medida, chinos y coreanos, con unas metodologías rígidas características de los artes marciales tradicionales, trajo un arte marcial fresco al escenario, un arte que, como miembro de la familia real de Samoa, era antes que él, exclusiva de ellos.

Fue, después de la Segunda Guerra Mundial, que pasó de Hawaii hacia la parte continental de los Estados Unidos de América, por la misma época en que también lo hizo su cuñado en aquellos tiempos, Ed Parker, fundador de la escuela americana de Kenpo (a quien también tuve el honor de conocer en Long Beach, California, en agosto de 1978).

Aquel 15 de diciembre de 1974, siendo un puro principiante en mi primera salida a competir (esa fue mi primera visita de las 29 que, durante mi vida deportiva, hice a Tijuana), veía a aquellos personajes hacer unas técnicas tan veloces y complicadas (no en balde Limalama quiere decir "mano de la sabiduría") que mi imaginación se estimulaba y me sentía flotar en el ambiente. De aquellos primeros alumnos de Tino recuerdo, además de mi propio maestro Rigo López (quien después fundó Kung Do Lama), Salomón Esquivel y Richard Núñez (ambos maestros de Kajukenbo) y Salomón Kaihewalu (de la escuela Lúa); también destacaban los alumnos mexicanos de Rigo López, cintas negras jóvenes: Nibardo Sánchez, Pepe Oliveros, Jorge Vásquez y el hermano de Rigo, Mario López.

Recalco, lo que vale destacar es que todo aprendizaje, por especializado que sea, se adquiere porque se tiene a alguien que le enseñe y porque se invierte tiempo y esfuerzo en desarrollar las aptitudes, se traten de lo que se traten, hasta tener un desempeño aceptable que nos permite, verdaderamente, asentar nuestras capacidades y, luego, hacer las cosas a la perfección, como ejecuta un cinturón negro un movimiento, una técnica de defensa personal o una patada.

En lo que se refiere a gestión pública es igual, y nosotros, los electores, solemos no pedir cartas de recomendación a quienes pretenden, sin tener experiencia municipal, sin tener experiencia parlamentaria, sin tener experiencia dentro de alguna institución centralizada o descentralizada del Estado, gobernarnos. Luego, no nos quejemos.

Los grandes maestros, como seres humanos que son, también fallecen, pero el legado que dejan en la experiencia que sólo ha podido entrar por el pellejo de sus alumnos, aunque no queda exactamente igual, sí permanece en los fundamentos, en la esencia que le permite a un alumno avanzado y convertido, quizás, a su vez, en maestro, elevar sus posibilidades hacia otros planos que, quién sabe, tal vez su propio maestro fallecido no pudo conocer.

Ojalá pudiéramos, algún día, ver candidatos a puestos de elección que se han preparado durante décadas para cumplir con las más altas atribuciones que la patria le pueda otorgar a un ciudadano por intermediación del voto de las mayorías. Así como los Grandes Maestros no nacen por generación espontánea, pues fueron principiantes que hicieron ejercicios para fortalecer sus músculos y tendones a la par que fueron adquiriendo, a través de su entendimiento, los conocimientos necesarios para aplicar tal o cual técnica, así debieran hacerse quienes pretendan gobernarnos, fastidiándose por aprender desde abajo, escalar posiciones, aprender a dialogar y a escuchar a los demás, armar proyectos, entender las leyes y las providencias o tener, simplemente, la experiencia de trabajar con controles administrativos, proyecciones presupuestarias o sindicatos.

Gobernar, así como ser un Gran Maestro, no es fácil. La diferencia es que alguien que se llama a sí mismo Gran Maestro y no sabe, pasa por un simple charlatán y, cuando se muera, no habrá gente inteligente que lo recuerde, pero gobernar lo hacen muchos y lo hacen mal, escribiéndose la historia de nuestros países con el toque de mediocridad de quien le corresponde el turno, en una sucesión sin final de pruebas y errores, de fracasos, tonterías y, últimamente, hasta de desfachateces y engaños.

El fallecimiento del Gran Maestro Tino, con quien tuve una agradable amistad por su manera de entregar su corazón a quien lo conocía, falleció desde el 1 de abril de 2011, pero yo hasta hoy, navegando en internet, me enteré. Que vayan, para él, mis mejores recuerdos y el agradecimiento de lo que pudo haber infuido en que mi propio maestro fuera quien fue para mí. Sé del enorme cariño y respeto que ambos se tenían. ¡Vayan mis condolencias para su numerosísima familia, especialmente para su esposa Adele y su hijo Joe! Y aunque no lo he platicado con mi maestro, estoy seguro que me uno a él en otorgale a Tino un caluroso y prolongado aplauso.

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