miércoles, 3 de agosto de 2011

ESTE 15 DE SEPTIEMBRE, EN NOMBRE DE LA PATRIA, DARLES LA ESPALDA.

A raíz que ha comenzado a circular una invitación a que, este 15 de septiembre, en lugar de festejar la independencia de la patria como otros años, que no hagamos nada, que dejemos solas a las autoridades de gobierno celebrando ellos solos ése aniversario, escribo mis ideas al respecto, pues no estoy de acuerdo con una convocatoria con tan poco sentido.

La iniciativa nace de la enorme inconformidad que hoy vive la sociedad guatemalteca, no tanto polarizada por una candidatura a todas luces ilegal, sino compactada en el malestar que se ha venido incrementando por la sumatoria de disparates de la pareja presidencial, todo por el megalómano afán de perpetuarse ilegal e ilegítimamente en el poder, lo que, sentimos, ha dado por resultado que las grandes masas urbanas de población aborrezcan y desprecien ya no sólo la corrupción y la mentira, sino la manipulación, las ilegalidades y las artimañas y compadrazgos que, en esta telenovela política, se vienen dando y descubriendo.

Es entendible que se quiera hacer algo por manifestar esa inconformidad, pero no hacer nada para el 15 de septiembre y dejarlos solos viendo el desfile a las autoridades de turno y sus adláteres y subordinados, es hacerles el favor de pasar el día a sus anchas.

Por eso, aunque conozco las limitaciones de una propuesta abierta de esta naturaleza, se me ocurre que lo que debiéramos hacer este 15 de septiembre, como sociedad de guatemaltecos responsables, en señal de que queremos a la patria y celebramos nuestra libertad, es precisamente llegar al Parque Central a conmemorarla, pero DÁNDOLES LA ESPALDA A LOS GOBERNANTES.

Llegar al Parque, no a respaldar a las peores autoridades que nuestra Repúblicas ha tenido en su historia, sino a celebrar el cumpleaños de la patria, a entonar entre todos nuestro himno nacional, a escuchar declamaciones alegóricas a nuestra libertad como nación independiente, todo en un ambiente de fiesta del otro lado de donde estén nuestras autoridades, sí representaría una clara manifestación de que el pueblo NO está con los gobernantes, que repudia la manera en que se tratan de limpiar sus partes pudendas con el texto de nuestra Constitución, figuradamente hablando, y que tiene su propia agenda, correspondiente con las ideas claras de libertad y de lo que debiera ser que no han tenido la intención de cumplir nuestros gobernantes.

¿Deseamos expresar rotundamente que no estamos con ellos? ¡Pues démoles la espalda! ¡Eso sería un acto cívico que quedaría registrado en los anales periodísticos por el resto de la historia, para vergüenza de quienes merecen, verdaderamente, todo nuestro repudio!

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