jueves, 24 de julio de 2014

PARTICULARIDADES DE ACTUALIDAD DEL PROCESO POLÍTICO GUATEMALTECO.

     Cada país tiene sus particularidades propias de su proceso político.  En el caso guatemalteco, sin abundar en detalles por el momento, se acaba de dar el caso que el Tribunal Supremo Electoral, TSE, después de venir advirtiendo durante años que no se hiciese campaña política anticipada, es decir, antes de que el mismo convoque a elecciones abriendo de esa manera la participación política, resolvió suspender las actividades de todas las organizaciones políticas cuyos dirigentes se habían robado la salida.

     Después de eso, como la inauguración de obras por parte de posibles candidatos a la Presidencia de la República que hoy ocupan cargos de Ministros de Estado quedó en el limbo y, de hecho, el Gobierno de la República continúa gastando una montaña de dinero en publicidad, curiosamente en las áreas de seguridad y de infraestructura, que son los dos ministerios en donde están identificadas las dos personas que podrían correr con dicha candidatura del partido oficial, se ha dado otra reacción.

     Se trata de la renuncia del candidato que ha venido punteando las encuestas, hasta ahora, del cargo como Secretario General de su partido político para, desde el punto de vista individual, continuar con esa campaña política que el TSE está tratando de prohibir, por anticipada, y que, si bien es cierto en las comunidades del interior del país no se protesta, es despreciada por las grandes mayorías urbanas, especialmente dentro de las personas más enteradas y más educadas.

     Decimos que fue una reacción porque, si se hubiese ordenado que los ministros que aspiran a tan alto cargo dejasen de aparecer en todo, quizás esta situación no se habría dado.

     Desde nuestra faceta de profesional del Derecho tenemos que concordar que esta renuncia es una acción legal, pues no está prohibida por la ley, aunque en este momento el TSE está pendiente de conocer si acepta o no dicha renuncia.  ¿Acaso alguien puede estar obligado a ejercer un cargo?  Nos parece que ese alto Tribunal no tendrá más que declarar la legitimidad del acto y tenerse que quedar callado, viendo al otrora candidato en todos los medios, sólo que ahora como "promotor social".

     Pero no es acerca de las leyes escritas que deseamos enfocar nuestras ideas.  La Ley es la ley y para eso estudiamos Derecho.

     Es acerca de las normas no escritas, que atañen a la política, que quisiéramos enfocar nuestros pensamientos en adelante; esas reglas implícitas que el político tiene, a fuerza, que tener presentes, porque actuar conforme a ellas afecta el bienestar o malestar del ciudadano, en lo individual, y hace el ambiente social en que nos desenvolvemos más o menos respirable, según se actúe y según nuestras actuaciones, en el ámbito público, sean percibidas por las comunidades diversas que conforman nuestra sociedad y por las personas que comentan y forman la opinión generalizada, en su estrecha o amplia esfera personal, pero la de cada quién.

     El político que, en el siglo XXI, se conforma con actuar conforme a Derecho y se olvida que la ciudadanía siente, opina y aprueba o desaprueba, está perdido.  Aunque es cierto que hace falta muchísima educación, en general, dentro de las grandes masas de población de nuestro país, también lo es que grandes segmentos de la misma están más informados y apoyan o rechazan las actuaciones políticas en donde se sienten tomados en cuenta u ofendidos.

     La política, con cada día que pasa, se perfecciona más como mecanismo de intercambio, y nuestras decisiones, como dirigentes, aunque estén apegadas a la ley, están en el ojo de la conciencia colectiva y, dependiendo de cómo percibe cada quién una actuación, y ahí es donde entran esas reglas no escritas, el ciudadano de a pie nos dará su apoyo o nos dará la espalda.

     No tomar en cuenta la sensibilidad ciudadana nos parece un error garrafal, y aunque no nos atrevemos a externar cifra alguna, la sumatoria de tantos errores parece hacer gravitar, en el ambiente, la conformación de una decisión colectiva de un gran sector del conglomerado urbano que, nos parece, está cada día más ansioso de que llegue el día de las elecciones para desquitarse.

     La decisión equivocada de la generalidad de políticos en pugna por la Presidencia de la República de no respetar una convocatoria, de salir antes de tiempo a poner vallas y "muppies" por todos lados, a contratar anuncios de radio, de televisión abierta y canales de cable (y, ahora, algo que parece que nadie ha percatado, hasta de poner su propio programa de noticias), de salir a pintar postes, piedras, puentes, árboles y hasta símbolos patrios, como las centenarias ceibas, les va a salir caro.

     Las elecciones en Guatemala, a partir del año entrante, 2015, serán distintas, pues lo que vemos es que todas esas personas que ya no aguantan la prepotencia de los candidatos que no los respetan, unificarán criterios para no dejarlos avanzar, y cambiarán para siempre la manera como se hace política en el país, pues habrá alguien que los unifique en su contra y, todo lo malo que han hecho sin tomar en cuenta a los electores, se les vendrá en su contra, derrumbando sus sueños como cae un castillo de naipes.

     De ahí, en adelante, los políticos tendrán que cambiar y tratar de caminar más poniéndose en los zapatos de la gente común a la que pretenden gobernar.

     Lo bueno de todo es entender que nuestro sistema político es imperfecto pero que, dentro de todo, está por generarse un cambio positivo.  Hasta ahora hemos visto que, mientras más enfermo estaba nuestro sistema político, peor se ponían las cosas, pero la era de la información hace que grandes masas ciudadanas formen criterio, no se dejen engañar y actúen, en mayoría, en el mismo sentido, y media vez se den cuenta del poder que tienen, el resultado será irreversible.  

     Ese individualismo se volverá colectivo, saboreará más la derrota del político que odia que el triunfo del político que apoya, y el gusto por ese poder de quitar ya no lo dejará y lo hará prepararse mejor para la siguiente elección, pues se dará cuenta que la exteriorización de las cavilaciones que todo esto le provoca no es mala, que sus ideas son compartidas y que hay un sentido común qué aplicar en política, aderezándola desde su computador a su manera.

     El político que no se da cuenta de hacia dónde soplan los vientos en el momento que le ha tocado vivir, está en desventaja y lleva las de perder.  Por eso, y porque también se han de romper otros paradigmas (¡copa!), nos atrevemos a decir que el candidato puntero está cavando su propio sepulcro al afectar el sentir de los ciudadanos, en su intimidad, y no ganará la elección, como tampoco lo hará ningún candidato oficial, por mucho presupuesto del dinero de todos que le inviertan.
     

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