lunes, 1 de marzo de 2010

¿POR QUÉ TANTOS MINISTROS? TEORÍA DEL PRESIDENTE "WASHKERO"

El término "washkero", en el argot de la calle en Guatemala, significa que no da la altura, que no tiene la categoría esperada y, en algunos casos, que se es mentiroso.

En el caso del Presidente Álvaro Colom me parece que el término le va mejor al gobierno que representa que la tan sonada "solidaridad", que de tal no hay absolutamente nada, y detrás de toda la actuación de las actuales autoridades sólamente encontramos clientelismo político, astucia para quedarse con parte o con todo el mandado, corrupción, suciedad, inmoralidad, autoritarismo, prepotencia, nepotismo (que cuando no hay calidad profesional o simple capacidad demostrada, eso es lo que es).

Hace como una semana se anunció la destitución, por corrupción (yo sí me atrevo a llamar al pan, pan, y al vino, vino), de uno de tantos Ministros de Agricultura que ha tenido este "desgobierno en poco más de dos años; unos días atrás, se ordenó el cese de funcionas, judicialmente, de uno de tantos Ministros de Educación que ha habido. Ahora la noticia es que ayer también se tuvo que destituir, por corrupto, al Ministro de Gobernación, de modo que ahora asume el ministro número cinco en ese ramo.

Definitivamente, eso no es gobierno. Definitivamente eso no es combatir la delincuencia con "inteligencia". ¿Cuál?

Le hacen un daño terrible al país con esta incertidumbre acerca de nuestras autoridades, si es que todavía les podemos seguir llamando así porque, ¿con qué autoridad pueden desempeñarse este tipo de funcionarios que han venido subiendo en el escalafón, desde el ayudante del escribiente del asesor del viceministro? Es más, ¿con qué lealtad pueden los funcionarios menores apuntalar una gestión administrativa, si cualquier funcionario de rango medio se puede ya sentir Ministro al paso que vamos?

Recuento de daños aparte, a mí me parece que lo que sucede en Guatemala es producto de un Presidente Washkero, es decir, un presidente que dice una cosa y hace otra, cuando hace algo; un presidente que no está a la altura de las espectativas de la población ni de los requerimientos de la Nación; un presidente que no tiene categoría, que no manda y, lo que es peor, que deja que su "compañera" mande, ordene, grite funcionarios y regañe a su antojo, a sabiendas de todos, los regañados incluso, que no fue electa, que no tiene por qué mandar, que no le corresponde disponer y decidir.

A excepción de dos Ministerios, el de Energía y Minas y el de Ambiente, todos los demás Ministerios considero que han sido afectados por el efecto "washkero".

Me explico mejor: cuando se tiene un Presidente de la República que manda, que es capaz de convocar a un equipo de gente más capaz que él, que tiene una conducta personal que no da lugar a comentarios, que tiene el liderazgo para movilizar su grupo de trabajo hacia metas determinadas, que tiene un balance entre su capacidad de escuchar y de hablar, que hace evidente que antepone los intereses patrios a sus caprichos personales, cuya honradez no es puesta a duda, que no titubea para tomar las decisiones, incluyendo alguna para rectificar. Cuando se tiene un Presidente de esta categoría, en función directamente proporcional tendrá de ese mismo calibre a sus Ministros y Secretarios de Estado.

Por el contrario, como se dice popularmente, cuando la cabeza está podrida, el resto del cuerpo no puede estar menos que podrido.

Por eso digo y sostengo que el mayor problema del actual gobierno es su , washkerismo, el cual está llevando a tener Ministros washkeros y esto, lo único que producirá hasta el final de este gobierno, será un eterno relevo de mandos altos que, actualmente, son ocupados por personas que apenas tienen capacidad para ocupar mandos medios.

¿Qué podemos esperar de un Ministro que aguanta regañadas y gritadas en público, humillantes, de parte de la señora compañera del Presidente de la República? Pues según mi teoría, Ministros que sólo llegan "a ver qué"; que las regañadas y gritadas en público se las están cobrando con el erario público. A estas alturas, es prácticamente imposible que personas honorables, honradas, capaces y dispuestas a sacrificar su vida personal por la del funcionario público, ingresen a conformar un gabinete desprestigiado y complicado, a menos que tengan interés en algo más, lo cual les quita, automáticamente, los anteriores adjetivos.

Guatemala está condenada, en los siguientes casi dos años, a aguantar las mañas, latrocinios, abusos, arbitrariedades y lambisconerías de la mayoría de los Ministros de Estado que hoy dicen que hacen gobierno o de los que, en el futuro, se les arrimen.

¡Roguémosle a Dios que, por lo menos los dos nombrados, no renuncien o se enfermen en lo que queda del "Gobiernito de la Solidaridad"!

1 comentario:

  1. Cuando escribí este ensayo apenas se sabía de la destitución del Ministro de Gobernación, Raúl Velásquez, hoy prófugo de la justicia, y el nombramiento de Carlos Menocal en sustitución del anterior, un periodista, este último, a quien se le atribuía poca experiencia para el cargo.

    Posteriormente se supo del nombramiento, como Viceministra, de la licenciada Yolanda Auxiliadora Pérez Ruiz, a quien conocí cuando era Presidenta del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala y con un extenso currículum profesional.

    Lo importante de ambos es que, a pesar de conformar un gobierno corrupto por muchas partes, ambos llegaron a dichos puestos con la precedencia de un nombre limpio y prestigioso y, luego de verlos actuar por algún tiempo, no está de más aplaudir su gestión sino apoyarla por el momento.

    Se ve que el Ministro, que es quien realmente figura, tiene verdadero interés en limpiar, tanto el despacho de Gobernación como las dependencias que con él se relacionan, especialmente la Policía Nacional Civil.

    Yo soy un político de oposición clara frente al pandemonium del actual gobierno, pero antepongo siempre el amor por mi país y la visualización de lo que es mejor para el bienestar de sus habitantes, y creo que un político serio de oposición tiene que reconocer la buena labor y la mejor buena fe de los funcionarios que se esfuerzan por dar lo mejor de sí en aras de la patria.

    La oposición a ultranza no funciona ni genera beneficio alguno, ni al país ni al opositor.

    Bien haría la oposición política del Congreso de la República, si no ya organizar una interpelación que sirva para que la ciudadanía se entere, de primera línea, de lo que vienen haciendo y encontrando, en donde se les otorgue un voto de confianza, por lo menos emitir declaraciones que infieran un claro aliento.

    Recordemos que son personas las que están al frente, no funcionarios autómatas, y muchas veces, para ver de cambiar las cosas y mejorarlas, la sensación de soledad o de falta de acompañamiento en la tarea es agobiante.

    No conozco a Menocal y a la licda. Pérez la he visto, a lo sumo, un par de veces en mi vida, pero no tengo problemas en reconocer el esfuerzo personal que le están poniendo a una gestión que, algún día, todos habremos de reconocer, especialmente en este país en el cual se ha perdido el respeto por la integridad, por la vida y por el funcionario que debe resguardarlas. ¡Ánimo!

    ResponderEliminar