Sigo creyendo que, dentro del gremio del magisterio, hay muchísimos maestros, profesoras, gente linda dedicada a su vocación, que al formar niños, niñas y juventud, construye nuestra Guatemala todos los días.
Pero es nefasto que, sindicalmente, estén representados por tremendo gañán.
Ahora resulta que no sólo la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina, CONIC, es grupo de choque del gobierno que preside Álvaro Colom (recordemos que el domingo 7 de febrero en curso, que el Partido Patriota, el principal opositor del partido oficial, llevó a cabo una concentración, ellos salieron, organizadamente, a bloquear carreteras en el interior del país, impidiendo el paso de autobuses con gente que ya no pudo llegar a su reunión), sino que ahora, el secretario general del sindicato de maestros, que amenaza con salir a protestar a las calles si no se realiza la reforma fiscal que tanto cacarea el Presidente Colom y que tanto le interesa.
Con maestros así, que aún siendo dirigente sindical se supone que es maestro, no necesitamos terremotos, tormentas tropicales, huracanes ni epidemias.
Debería, este personaje, aprender del sindicalismo europeo, que en épocas de vacas flacas, como ahora, usa su inteligencia, negocia pero no se vende.
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