lunes, 26 de octubre de 2009

LOS PELIGROS QUE ENFRENTA EL PROCESO ELECTORAL HONDUREÑO

Esta nota pensaba escribirla mañana, pero al ver las notas de prensa que destacan el asesinato a quemarropa de un coronel, en Honduras, algo totalmente inusual, así como del asesinato cobarde del joven Enzo Micheletti, sobrino del Presidente de Honduras, siento que es necesario expresar lo que me vengo temiendo desde hace algunos días, de lo cual estas dos notas tristes podrían ser sólo el comienzo.

Estoy bastante inquieto con el caso de la crisis política hondureña desde que salió una nota de prensa indicando que, en el oriente del ese país, había aparecido un avión de carga de fabricación polaca, con bandera venezolana, en una pista clandestina, ya vacío, sin saberse exactamente qué fue lo que bajaron en suelo hondureño, de dónde venía y quién está detrás del asunto. Lo que se sabe es que su capacidad de carga es mayor a diez toneladas, lo cual no es usual para el simple tráfico de drogas por vía aérea.

¿Qué llevaron a Honduras en este atípico avión?

Ahora que asesinaron a estas dos personas mis reflexiones me preocupan. Es obvio que, para los partidarios del regreso de Manuel Zelaya, comenzando por Hugo Chávez y Daniel Ortega, el tiempo opera en su contra. En la medida que pasan los días la crisis política hondureña tiende a desvanecerse. Los artículos de prensa escrita son más pequeños, en páginas menos destacadas. En la televisión, como no sea TeleSur, de Venezuela, Manuel Zelaya ya no es noticia. Luego, en su desesperación, algo tienen que hacer para mantener "vigente" una crisis que, si hubiese sido comprendida por la mal denominada "Comunidad Internacional", antes de dar su veredicto apresurado, ya no sería crisis política, por más que patalearan todos los camaradas ideologizados a quienes no les importa más que tener el poder y perpetuarse en él.

Pienso que no estaríamos viendo asesinatos de militares si no fuese porque se cuenta con un apoyo que antes no se tenía; y no me refiero al apoyo moral.

Sigo pensando que es muy posible que en los días que vengan y en la medida que se acerque el día del evento electoral, la violencia política podría desbordarse por el lado de los seguidores de Manuel Zelaya, posiblemente armados ya por obra y gracia de otros países que quieren seguir interfiriendo en los asuntos internos de los demás.

Como lo dije hace unos días en una entrevista de radio: el expresidente Manuel Zelaya es el político que más puentes ha tendido en la historia de Honduras; es un presidente pontificio, ya que logró lo que muchos han querido hacer y no han podido. Unió en una sola causa a los Partidos Políticos, al Congreso de la República, a la Corte Suprema de Justicia, a la Fiscalía General, a los Colegios Profesionales, al Tribunal Nacional de Elecciones, a las Iglesias sin importar su denominación... a casi todos los sectores de la población... pero en su contra.

Veo una Honduras unida como nunca alrededor de sus líderes políticos y enfrascada en el proceso electoral a cargo del TNE, y deseo anticiparme señalando que el grado de asistencia a las urnas, en esta oportunidad, será histórico. Eso lo perciben también quienes quieren que no se lleve a cabo dicho proceso electoral, como si con eso pudiesen prolongarle el mandato a Manuel Zelaya. Ahora bien, lo peligroso es que pocas personas, pero bien armadas, hagan de las suyas el día de las elecciones.

No es buena la señal que estos dos asesinatos envían a todos lados. Veremos qué dice la denominada "Comunidad Internacional" al respecto o si se quedarán callados.

Por nuestra parte sentimos que la sangre derramada por estas dos personas sólo pone en perspectiva el esfuerzo institucional del Ejército en un conflicto que lleva ya varios meses y que, hasta donde hemos visto, ha sabido actuar disciplinadamente, aunque es dable, entre tantas personas que lo conforman, que haya quienes se salgan de la misma. Además, estos hechos sirven también para valorar el esfuerzo personal de quienes están dando la cara por todos los hondureños, especialmente el caso del señor Roberto Micheletti, porque de su peso cae que él no podría pensar siquiera en sostenerse sino porque representa, en estos momentos, el clamor popular y a todas las instituciones hondureñas.

Las sentidas muestras de pesar por las familias de estos dos hondureños y de las demás familias de las personas que también han sufrido la pérdida de algun ser querido por esta crisis que nunca debió existir si el presidente Zelaya hubiese tenido un poco de respeto por la Ley y de sentido común.

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