lunes, 5 de octubre de 2009

SE CONFIRMAN MIS PALABRAS: EL NÓBEL DE LA PAZ DEBIÓ SER DE VINICIO CEREZO

Hace unas semanas, a raíz que Oscar Arias iniciara su mediación en el conflicto político hondureño, señalaba, de paso, que quienes otorgan el premio Nóbel de la Paz seguramente se habrían equivocado, ya que quien le dio impulso al proceso de paz de Centroamérica a fines de la década de 1980, no fue Oscar Arias sino Vinicio Cerezo.

A través de los años siempre, sin excepción, he sido un opositor de Cerezo, y alguna vez me atreveré a comentar anécdotas personales del trabajo y las vivencias que me ha tocado compartir con él en el Parlamento Centroamericano y en las Conferencias Centroamericanas y del Caribe de Partidos Políticos.

Por otro lado, el Presidente Arias nunca ha sido santo de mi devoción, pero sí llamaron mi atención sus declaraciones del presente año, la primera en la Cumbre de las Américas celebrada en abril, en Trinidad y Tobago ("Algo Hicimos Mal"), otra fue la relativa a la carrera armamentista, y la última la que se refiere a que no iba a las Reuniones de Presidentes porque las considera poco productivas y una pérdida de tiempo. Con esta última hasta hubo un debate en la Asamblea Plenaria del PARLACEN, y la única voz que señaló que, en lugar de descalfiarlo a priori, había que ponerle atención al sentido de sus palabras, ya que es innegable que el proceso de integración de la región tiene más de 50 años de existir; la Reunión de Presidentes como tal, unos 20 años, y el avance es bien pero que bien discutible. Esto último está documentado.

Lo anterior, para explicar mi total independencia de criterio con respecto a ambos, lo cual no obsta para que recuerde que el gran impulsor del proceso democratizador de Centroamérica, por el cual le dieron el Premio Nóbel a Oscar Arias, fue Vinicio Cerezo.

Hoy, Cerezo sigue siendo un zorro de la política. Totalmente vivo, creativo, propositivo, ahora que vemos de nuevo a Centroamérica en crisis, he tenido la oportunidad de escucharlo, en una charla magistral dentro del marco de la XVIII Conferencia Centroamericana y del Caribe de Partidos Políticos, a fines de agosto del presente año, y estoy convencido que habría hecho un mejor papel que Oscar Arias como "mediador" de un conflicto que no entiende.

Le doy a Oscar Arias el beneficio de la duda de que no entiende el conflicto, porque su propuesta, la que la denominada "Comunidad Internacional" ha dado en llamar Plan Arias, contiene varias inconstitucionalidades que lo hacen inviable en Honduras; luego, cualquier observador se dará cuenta que el estudio de la Constitución hondureña vino después de la propuesta del Plan y, finalmente, ante la falta de aceptación de dicho plan por la sociedad y las autoridades hondureñas, le echa la culpa a la Constitución hondureña y, lo que es peor, la descalifica, la denigra y la insulta, atropellando con ello a todos los hondureños, de uno y de otro bando, lo cual nos da una idea de su falta de preparación para servir de mediador.

Cuando le dio la conveniente fiebre AH1N1, en las páginas de este blog advertí que ésa era una clara señal de que Oscar Arias no quería tener que ver más con la mediación en Honduras. Nuevamente fue el ala bolivariana de la denominada Comunidad Internacional, a la cual inexplicablemente se le sumó Estados Unidos de América, quienes le dieron respiración artificial al mediador para que siguiera empujando el tema, a todas luces sin gusto por ello.

Hasta la fecha, no hay nota de prensa que mencione a Arias que no lo ate al ya añejo Premio que le otorgaran en 1987, lo cual no es suficiente para que haga un papel regular, siquiera, en la mediación en Honduras, ni para que a nivel interno levante su popularidad, que lo tiene hoy a la cola en la lista de Presidentes de América Latina.

Nos parece que Oscar Arias le debe al pueblo hondureño, por lo menos, una disculpa.

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