viernes, 18 de mayo de 2012

EN FRANCIA, PARA ABAJO; EN ALEMANIA, PARA ARRIBA


Hemos venido expresando nuestra opinión con relación a la crisis que afecta a gran parte de la población europea, debido principalmente a los excesos de los políticos de turno (con concesiones cada vez más grandes y proyectos faraónicos de dudosa necesidad), seguido de los excesos de los banqueros, que han provocado que se cuestione el Estado Bienestar que han tratado de instaurar, cuyas facturas, hoy, no pueden pagar.

La noticia de hoy es una muestra de cómo deben y cómo no deben hacerse las cosas.

Mientras el nuevo gobierno socialista francés ha decretado una rebaja del 30% de los ingresos del Presidente y su equipo de Ministros (con lo cual el Primer Ministro ganará, ahora, unos US$.18,900.00 mensuales y estos últimos, que son 34, pasarán a ganar unos US$.12,600.00 al mes), en Alemania se suben el sueldo, por primera vez en 12 años, un 5.7% (la Canciller pasará a ganar US$.21,600.00 y los Ministros unos US$.17,500.00 mensuales.

El Estado Bienestar moderno se inició en Alemania, pero ha sido en otros países en donde se ha desarrollado de tal manera que ha llegado a colapsar las tesorerías de varios Estados.

La moderación y las decisiones prudentes, hasta donde sabemos, han acompañado a la burocracia alemana, que con una economía pujante y una democracia sólida y estable, a pesar de la reunificación de hace unos 20 años, que les significó costos impresionantes, ahora demuestra que está en condiciones de mejorar los ingresos de sus funcionarios de más alto nivel, probablemente porque, además de la confianza de la opinión pública, se lo han ganado.

Mientras tanto, lo que sucede en Francia es significativo de lo que tendrá que hacerse en muchos países de la Unión Europea, no sólo en los salarios de sus más altos funcionarios (cuya carga es insignificante para los enormes presupuestos que manejan, pero no deja de constituir una medida política y un mensaje positivo en estos tiempos de vacas flacas), sino en la asignación de recursos a todo nivel.

Como en todo, hay dos o más maneras de hacer las cosas, y uno como observador no puede menos que hacerlas notar y apoyar la que más estabilidad le dé al mundo.

¡La juerga no puede continuar!

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