Cultivar una buena amistad con este par de portentos de la cultura y del arte de nuestra sociedad, viéndolo retrospectivamente, fue un verdadero privilegio para mí.
Tengo presente el momento en que los vi por última vez: al primero, en la sala de su casa, enfermo pero compartiendo el optimismo por salir adelante de su enfermedad; al segundo, en el área social de un hotel, pues tanto él como yo llegamos a visitar a nuestro mutuo amigo Facundo Cabral, la penúltima vez que vino a nuestro país, y ambos nos quedamos a ver la filmación de una entrevista que, para el programa "Libre Encuentro", le hizo Dionisio Gutiérrez.
Ahora que ambos se han adelantado en ese viaje que todos habremos de realizar alguna vez, me queda el sabor dulce de su recuerdo, enmarcado siempre por la reminiscencia musical de los eventos de primera categoría que nos hicieron conocernos y apreciarnos.
¡Hasta pronto, tocayos!
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