miércoles, 9 de abril de 2014

EL CÍRCULO VICIOSO DE LA CONSTRUCCIÓN DE OBRA PÚBLICA Y ALGUNOS DE SUS EFECTOS

     Todos los días solemos recibir una nueva noticia relacionada con la corrupción que pulula alrededor de las compras del Estado y de la asignación o reparto de contratos para la construcción de obra pública.  Al respecto ya nos hemos pronunciado acerca de lo imperativo de revisar y cambiar los procedimientos para compra y contratación de obra pública.

     Lo que sucede es que todo el sistema es perverso y, el primer efecto que esto causa, es que ahuyenta a los proveedores y a los constructores honrados, dejando el campo libre para que todo suceda.

     Licitaciones amañadas mediante condiciones o características puestas ad-hoc por funcionarios obscuros para que gane el amigo, el compadre o el asociado, con tiempos imposibles de cumplir, con retrasos en los pagos pero con obligación de facturar, con persecuciones de la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, por el pago de impuestos de dinero que no ha ingresado y hasta por los sistemas de registro de esas deudas en la contabilidad de quien se atreve a participar, con las consecuentes multas que se convierten en parte del "costo" de la obra o del producto suministrado; con las por todos sabidas "mordidas, coimas o comisiones" para que adjudiquen, para que firmen los contratos, para que llegue el supervisor y firme algún otro papel que es condición para un trámite posterior, con la pesada carga de terminar totalmente una obra con el solo anticipo del 50%; para que paguen..... ¡Todo es un asco!

     ¿Quién se aprovecha de todo esto? ¡Exacto! (asumimos la rapidez mental de los lectores).  ¿Quiénes pierden de todo esto? La ciudadanía honrada que no recibe la obra o producto contratado; que si lo recibe es en menor cantidad porque el dinero no da para más, y lo poco que recibe es de pésima calidad, porque las ganancias de quien participa, que siempre tendría que haberlas, se dan a base de elevar los precios y de bajar la calidad de lo entregado.

     Este círculo es evidentemente vicioso y es de las primeras cosas que debieran cambiarse en Guatemala.  ¡Seguir así es estar eternamente condenados al subdesarrollo y a la desesperanza!

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