Recién encontramos un artículo interesante denominado "Ciclo de la Construcción", en la edición número 192 de la revista Construcción de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (http://issuu.com/construcciongt/docs/construccion_192/1?e=4025114/6032253), escrito por el ingeniero Fernando Charles, que incluye un cuadro que presenta, gráficamente, el ciclo constructivo entre los años 1990 a 2013, el cual merece, aunque lo hace de alguna manera el autor, algún análisis bajo el enfoque de la visión política, especialmente porque consideramos que faltan algunos elementos y que algunos conceptos son equivocados.
La gráfica a la que nos referimos refleja casi exactamente el péndulo pernicioso que tanto daño le ha hecho al desarrollo del país, ese que le permite tener un gobierno que trabaja relativamente bien, seguido de otro de características desastrosas, cosa que en nada tiene que ver con las consideraciones ideológicas de los partidos que han llevado a estos presidentes desastrosos, para la gestión pública, al poder, como lo hace ver el autor.
No dudamos que alguna influencia tengan la mayor eficiencia en el proceso productivo, la mayor disposición de recursos productivos o la introducción de mejoras tecnológicas en el sector, como ahí se menciona, pero es evidente que el peso del perfil personal de quien ocupa temporalmente la Presidencia de la República y de la visión que éste tenga para con el impulso de la infraestructura del país, es definitivamente enorme.
Un claro ejemplo de esta aseveración es la gestión de uno de los presidentes que abarca ese período, que fue nefasto para la estabilidad política del país, pues provocó un golpe a los otros Organismos del Estado, el denominado "autogolpe", pero por su condición de ingeniero civil le dio un buen impulso a la generación de obra pública al inicio de su corto gobierno, reflejándose ambas circunstancias en la gráfica aludida.
El tema de la gran crisis financiera y económica que envolvió al mundo hace poco más de 5 años no le afectó significativamente a Guatemala. Algunas ideas al respecto se pueden leer en el ensayo que publicara el 22 de enero de 2010 (http://politicaysentidocomun.blogspot.com/2010/01/la-burbuja-inmobiliaria-la-crisis.html); pero el estilo personal de desgobernar del presidente de turno, durante ese período, acabó con la tendencia del ciclo, entrampó la administración pública y ese reflejo es evidente en la ya mencionada gráfica. La influencia del Presidente Álvaro Colom para destruir la economía del país, afectando directamente a todos los sectores, incluido el de la construcción, es posiblemente mayor que su falta de capacidad para generar e impulsar obra pública, muestra de ello es el famoso paso a desnivel de la Carretera a El Salvador, frente a Santa Rosalía, donde no sólo inflaron los costos sino cambiaron diseños a su antojo (el proyecto era hacer el paso por abajo, como los demás ya existentes), le recortaron casi 150 metros dejando, finalmente, una trampa para los automovilistas, se tardaron poco más de 3 años en construirlo y, a los pocos meses, ya se estaba quebrando por la pésima calidad de concreto que utilizaron.
La ilusión de que el ciclo constructivo dura en fase de expansión un tiempo y decrece en otro es una ficción provocada por los buenos o malos presidentes que llegan, en el mismo periodo de estudio, a hacer un buen o mal gobierno para efectos de generar obra y no gastarse los recursos en banalidades. El ciclo constructivo podría ser menos tormentoso para quienes participan del sector, y para la ciudadanía en general, si los electores estuviesen más conscientes de los principios fundamentales, valores morales, visión de país y capacidad de trabajo de quienes se presentan para ocupar el cargo, y al poner con su voto un presidente capaz y de ideas claras, tener una leve fase de recuperación y una larga fase sostenida de expansión en la medida que el relevo presidencial no sea una catástrofe sino un nuevo y renovado impulso.
Casi todo puede ser reflejado en esa gráfica. Por ejemplo, la enorme inyección de recursos públicos después del Huracán Mitch, a fines de 1998 y en 1999, suceso natural que coincide con el gobierno que más se ha esmerado en llevar obra gris al interior del país. O el desorden institucional del gobierno de Alfonso Portillo en cuanto a su administración (que incluye a sus cuadros de dirigentes, comenzando por la Vicepresidencia, que solía contradecir instrucciones presidenciales abiertamente), y la gráfica representa a ese sector constructivo montado en la ola del gobierno anterior, cayéndose en la medida que, también, salía la mayor cantidad de campesinos del país, en calidad de migrantes, ante las malas condiciones económicas que hubo durante ese período.
Se refleja el nuevo impulso que se le da al sector en el gobierno de Oscar Berger, que en un inicio, con la administración pública colapsada y la situación económica y fiscal en verdadera crisis, se nos olvida que dio en llamársele "un gobierno de transición", pues estaban tan mal las cosas que se pensaba que esos cuatro años servirían únicamente para poner las cosas en orden nuevamente.
En conclusión, este sector es importante, no sólo por lo que le aporta al Producto Interno Bruto, PIB, por la creación de infraestructura que todos necesitamos para vivir, para mejorar esas condiciones de vida y para generar riqueza, por la gran cantidad de empleo relativamente estable y bien pagado que puede ofrecer, pero más importante es poner una cabeza sana al frente de la nación.
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