jueves, 2 de septiembre de 2010

LA AGENDA EXTERIOR DE ESTADOS UNIDOS. UNA DE CAL, OTRA DE ARENA

     Algún tiempo le ha costado al Presidente Barack Obama comenzar a cumplir su promesa de campaña con relación a las guerras simultáneas de Afganistán y de Irak, hasta que, hace pocos días, el 19 de agosto de 2010, anunció que las operaciones militares, en Irak, habían terminado, de modo que se ha iniciado la salida ordenada de las tropas estadounidenses de ese país.

     La guerra de Afganistán, inexplicablemente, continúa igual, después que se cambiara al Comandante en Jefe a raíz del escándalo del anterior ocasionado por sus declaraciones a una famosa revista.

     Pero lo peor de todo, en nuestra opinión hasta bochornoso y contraproducente, es la prórroga, por un año más que vencerá el 14 de septiembre de 2011, del embargo comercial de Estados Unidos a Cuba.

     Después de tantas décadas de este embargo, las autoridades estadounidenses y la poderosa opinión pública, porque allá los políticos sí son sensibles a lo que se dice y a lo que se piensa, ya debieran darse cuenta que ese no es método ni para derrocar un gobierno hostil ni para debilitarlo, pues a estas alturas, la nación bloqueada ya ha conseguido alternativas para proveerse de lo que haya necesidad de conseguir.

     La visita que hiciéramos a Cuba en agosto de 2009 nos ha dado la experiencia necesaria como para opinar que este tipo de embargos a quien verdaderamente perjudica es al ya suficientemente sufrido pueblo cubano, cuyas grandes mayorías nacieron bajo el actual régimen y no tienen culpa alguna de lo que sus líderes hacen o hayan efectuado en el pasado.

     Estamos convencidos que las libertades civiles, las garantías individuales y la protección de los Derechos Humanos que el pueblo estadounidense cree que a través del bloqueo comercial impulsan, jamás se lograrán por esta vía.

     Pueda ser que los políticos estadounidenses, que también crecieron (y muchos nacieron) dentro de la época del embargo, no han tenido la oportunidad de viajar, de visitar, de vivir y convivir aunque sea algunos días en Cuba como para tener una mejor visión a la hora de tomar decisiones que hoy, por lo que se ve, son de escritorio o de curul, pero carentes de una parte importante de los argumentos, los cuales tienen que entrar por los sentidos.

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