domingo, 3 de octubre de 2010

LA FUERTE DEMOCRACIA BRASILEÑA

De casi 194 millones de habitantes, hoy están habilitados para votar alrededor de 136 millones de brasileños.

Recuerdo los avatares de la política brasileña, por lo menos lo que se publicaba y leía, con hiperinflaciones galopantes y vaivenes de una fórmula a otra, hasta que el Plan Real, implementado en tiempos del Presidente Itamar Franco, con Fernando Henrique Cardoso como Ministro de Hacienda y responsable del mismo, logró la tan ansiada estabilización de la moneda que, con sus vaivenes durante décadas, ocasionó la ruina de muchísimas familias y sumió en la pobreza a millones de personas.

Con el tiempo, el ministro Cardoso, con el prestigio que le trajo esta estabilización, logró convertirse en Presidente de la República y, con la popularidad que tenía, logró cambiar la Constitución para que se permitiera la reelección inmediata, a la cual también accedió, aunque su segundo mandato ya no fue tan popular como el primero, pues las repetidas crisis mundiales afectaron también a Brasil, aunque no fueron lo suficientemente fuertes como para derrumbar el trabajo efectuado, situación a la cual muchos opositores políticos le apostaban.

Fue así como llegó el Presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien tuvo la suficiente inteligencia como para hacer un gobierno propio pero sin desestimar lo mejor que Cardoso había logrado, mejorándolo inclusive, lo que ha dado por resultado un crecimiento económico que hace que a Brasil, ahora, se le escuche en todos los foros multilaterales en que participa.

Es halagüeño ver que un país toma el rumbo correcto, independientemente de quién sea la persona que lo gobierna, como ya sucede en Chile y, de algún modo, opacado por tantos problemas, en México.

Desde el centro de América, nosotros celebramos la fiesta de la democracia que hoy se lleva a cabo en Brasil. ¡Que gane el mejor y que el desarrollo siga!

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