viernes, 15 de octubre de 2010

ORGANISMOS MULTILATERALES TRAICIONAN LA DEMOCRACIA

Nicaragua podrá ser un país pequeño y con relativamente poca población, pero en el concierto de las naciones es un Estado con todos los elementos que lo conforman, cuya totalidad de población merece respeto.

Sin embargo, la falta de respeto a la legalidad y al sistema republicano, con una Constitución, división de poderes y un marco que permita el ejercicio democrático, provocada por la megalomanía de un Presidente de la República a quien no le bastan décadas de ejercicio del poder porque quiere más, no sólo pone en riesgo la paz de Nicaragua y, con ella, de Centroamérica, sino pone a prueba al sistema interamericano de defensa de la democracia y a los organismos financieros internacionales.

Mientras la gente sensata de Nicaragua trata de organizar alguna marcha en contra de los atropellos disfrazados de legalidad de Daniel Ortega Saavedra y sus comparsas y se desmantela poco a poco a la oposición política, como ha quedado documentado en ensayos anteriores, ¿qué hace la Organización de Estados Americanos, OEA, para impedir estos atropellos? ¿en dónde están los publicitados viajes de José Miguel Insulza, el insulso Secretario General de la OEA? ¿No es contrastante el trato que la misma OEA le dio y le continúa dando a Honduras, país al cual expulsaron de su seno y sigue condicionando su retorno a que se cometan actos ilegales por las autoridades legítimas del país? ¿Por qué no ha calificado de Golpe de Estado el nombramiento a dedo de Magistrados vergonzosamente afines a su partido político en la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua? Podrán "hacerse los locos", pero para todo el mundo es claro que el sandinismo viene copando, con violencia física y violando las leyes, desde la Constitución, prácticamente todas las instituciones nicaragüenses, desde la mencionada Corte Suprema de Justicia hasta las alcaldías opositoras, el Tribunal Supremo Electoral y la Asamblea Nacional, en donde el dinero proveniente del petróleo de Venezuela le ha servido para comprar voluntades descaradamente.

A este panorama desolador para la democracia, ahora se suman el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, que en su afán por colocar plata y cumplir sus metas, que han de ser más importantes que el sistema democrático de nuestros países, le han otorgado a Nicaragua, gobernada como su finca personal por Daniel Ortega, otro préstamo por US$.10.0 millones para "mejorar la eficiencia y transparencia de la gestión del gasto público, modernizará los procesos y sistemas de administración de las finanzas del Estado".

Pero el colmo es que esos diez millones se vienen a sumar a otros US$.10.0 millones que ya ha puesto el Banco Mundial, BM, y US$.2.4 millones que ha puesto la Unión Europea, UE, es decir, o todos están locos, o todos se están haciendo los locos o están ciegos ante la evidencia.

Con sus aportes, el BID, el BM y la UE están ayudando a terminar de destruir la democracia en Nicaragua; están alimentando al monstruo que se está tragando las libertades básicas de los nicaragüenses, pasándose las leyes por las verijas y consolidándose como otro dictadorzuelo eterno, de aquellos que antes sólo leíamos que había en países africanos recién independizados de los imperios deleznables que los oprimieron.

Surgidos de una revolución en la década de los años 1970's, algunos comandantes sandinistas, como Ortega, se hicieron de un nombre combatiendo lo que ahora son y representan: una oligarquía opresora. Sólo que ahora, en pleno siglo XXI, es inaudito que esté siendo sostenida esta situación con ayuda de instituciones que debieran ser más cuidadosas con la utilización de los recursos, especialmente porque también provienen de contribuyentes que podrían ser más celosos que ellos en la defensa del sistema democrático y de los valores que representa el vivir en paz y en armonía, aunque sea al otro lado del mundo.

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