martes, 12 de octubre de 2010

SOBRE EL PRETENDIDO IMPUESTO DE RECONSTRUCCIÓN

Para comenzar, las notas de prensa que dan cuenta que hoy, en el marco de la reunión de cooperantes para la reconstrucción de la devastación que dejaron en el país los fenómenos naturales este año 2010, el Ministro de Finanzas, Edgar Balsells, anunció que será creado un Impuesto de Reconstrucción que será de un diez por ciento del salario de las personas que ganan de Q.3,000.00 para arriba, o algo parecido, no están ajustadas a la realidad, porque nuestra Constitución Política, al hacer la separación de poderes, le da potestad al Organismo Ejecutivo de proponer impuestos, pero es únicamente el Congreso de la República el que puede decidir su aprobación o improbación, de manera que no se sabe si el Ministro o los medios de comunicación están espantando más con el petate del muerto.

Desde nuestro punto de vista, el planteamiento viene haciéndose al revés, de manera que esta propuesta jamás encontrará el eco suficiente para verse aprobada y, así como está la administración pública de corrupta en estos momentos, no habrá disposición del pueblo, aunque el dinero sea para una causa noble, de apoyar el incremento de impuestos para que un gobierno encabezado por una "pareja presidencial", que así lo cataloga el mismo Presidente de la República porque, quizás, no ha leído la Constitución, tenga más disponibilidad para seguir haciendo campaña en lugar de estar haciendo lo que la ley y el sentido común le mandan y le indican que debe hacer.

Ya lo hemos dicho en otros ensayos: mmientras no se arreglen las tuberías y continúen las fugas por todos lados, nadie estará dispuesto a meterle más caudal a las mismas, lo que quiere decir que, antes de proponer subir impuestos, para comenzar deben modificarse completa y sustancialmente el sistema de compras, contrataciones, ejecución y supervisión de obras, y para complementar, deberá haber una gestión administrativa que busque hacer eficiente el gasto y no aprovecharse del erario público para cargarle la mano en contratación de proselitistas, familiares, amigos ineptos y gente que no llega a aportar sino a "cologarse de la hamaca".

Por otro lado, un impuesto de esta magnitud a personas trabajadoras que ganan tan poco y que ya contribuyen en la proporción que la vida y la actual legislación les permite y les impone, es darle el tiro de gracia a la clase media y, con élla, asegurar la muerte de innumerables o múltiples pequeñas y medianas industrias y empresas cuyo segmento de mercado es, precisamente, la clase media.

Aquí no tenemos duda alguna de si el huevo va antes que la gallina. Mientras la autoridad sea ejercida por gente corrupta y los sistemas permitan que, con cada cambio de gobierno llegue más gente pobre a corruptirse y salir millonaria, no existirá ambiente propicio para discutir y aprobar reformas que tiendan a elevar la carga tributaria, con la cual estamos de acuerdo que se vaya subiendo gradualmente, pero asegurando primero la eficacia y la eficiencia en la utilización de todo lo recaudado.

Innumerables veces hemos escuchado decir que los gobierno no crean riqueza sino se nutren de la que las personas crean. Eso es una verdad de Perogrullo. Pero es darse un tiro en la sien, bajo las actuales circunstancias de pobreza y enajenación de la población de escasos recursos, esquilmarlos de esta manera sin tener la certeza de transparencia y honradez en su utilización.

Esta visto que con el combate a la delincuencia, aquella inteligencia que se ofreció nunca ha aparecido, y parece que lo contrario a la inteligencia está copando el resto de oficinas de gobierno.

Lo siento por tantos guatemaltecos desvalidos que realmente dependen de alguien más para sacarlos adelante después de las erupciones, lluvias de cenizas ácidas, tormentas tropicales, aguaceros y correntadas de este año. Con un gobierno que prácticamente los más necesitados ayudaron a instalar, hoy tendrán que esperar a que termine su gestión para recibir algún tipo de ayuda, a menos que el gobierno estadounidense verdaderamente entienda la situación de urgencia y, en algunos casos, de vida o muerte, en que muchos pobres y extremadamente pobres hoy se encuentran, y que la única ayuda que les podría venir es de algún pariente que necesita del Estatuto de Protección Temporal, TPS, por sus siglas en inglés, para encontrar allá alguna estabilidad para poder conseguir el más humilde de los trabajos que, dicho sea de paso, los estadounidenses ya no quieren efectuar.

Es un poco de humanidad, de entender cómo funcionan las instituciones y de sentido común.

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