martes, 24 de noviembre de 2009

LA OBSERVACIÓN DE COMICIOS ELECTORALES, COSTUMBRE MODERNA.

El envío de delegaciones de observación de procesos electorales es relativamente nueva. Me parece que la primera vez que me fijé en dicho fenómeno fue en 1989, cuando compitieron por la Presidencia de la República el comandante Daniel Ortega Saavedra, en el poder desde 1979 por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, y otros candidatos, ocasión en la cual ganó doña Violeta Barrios de Chamorro, impulsada por la Unión Nacional Opositora, UNO, en Nicaragua.

Se da, principalmente, en aquellos países en donde el sistema democrático es débil, incipiente o vulnerable, y los países que se sienten del Primer Mundo ayudan, con su a veces discutida posición moral, a santiguar y dar por bien o mal efectuadas las elecciones de un pequeño país.

¿Cuándo hemos visto salir delegaciones de América Latina para ir a "supervisar", que eso es lo que conlleva la denominada Observación Electoral, elecciones en Alemania, en Francia, en Inglaterra o en Estados Unidos?

De igual manera que los procesos internos de elección de autoridades de cualquiera de los países en donde no suele hacerse esa Observación es totalmente legítima, así igualmente lo son los procesos electorales en cualquiera de nuestros pobres países, sin observación o con élla.

La Observación de Elecciones por delegaciones de terceros países no constituye requisito legal alguno para absolutamente nada. Sin embargo, debemos reconocer que, en muchos casos, ayuda muchísimo a que los gobernantes inmorales no violen sus propias leyes electorales y, en un abuso de poder y de autoridad, cometiendo delitos punibles las más de las veces, le pasen encima a los candidatos de la oposición. Es una ayuda al sistema de pesos y contrapesos que no pasa de ser de índole moral.

En el caso de las elecciones municipales nicaragüenses de noviembre de 2008, hay registros documentados en video de los delitos electorales cometidos por los fieles seguidores de Daniel Ortega y del sandinismo, los cuales indefectiblemente tuvo que haber "observado" la denominada "Comunidad Internacional" a través de los delegados que situó en Nicaragua el día de la elección. ¿De qué sirvió toda esa observación, si los comicios se convirtieron en un fraude electoral y nadie dice hoy absolutamente nada al respecto? ¿De qué ha servido la denuncia de estos actos antijurídicos y antidemocráticos, si la figura del Observador no tiene peso ni el acaecimiento de tales hechos le hace mella?

Por el contrario, esa triste "Comunidad Internacional", ahora, con el caso de la crisis política hondureña y su próximo evento electoral, pretende hacernos creer que de ellos depende la legitimidad en la escogencia de las nuevas autoridades de ese país. ¡Qué alejados de la verdad y de la realidad están! Los únicos que en la práctica y en la ley le pueden dar legitimidad al proceso de elecciones en Honduras son los hondureños.

Mal hace esa "Comunidad Internacional" en insistir en la reinstalación de Manuel Zelaya, al estilo del gobierno guatemalteco, porque él mismo desistió ya, públicamente, de aceptar el cargo, sea cual sea la manera que encuentren de restituirlo.

La única razón que encontramos para que algunos gobiernos, como el de Guatemala y el de España, por ejemplo, sigan insistiendo en el tema, es porque están preparándose para seguir haciéndole la vida imposible a los hondureños el año entrante, y eso no es justo para nadie.

En Guatemala, por ejemplo, ya he señalado que el gobierno está totalmente divorciado de lo que la población comenta en las calles. En el caso de España no nos extrañaría que la generalidad de los españoles, muy dados a comentar de todo, podrán por sí mismos darse cuenta de que las conversaciones de la gente, normalmente plagadas de más sentido común que los gobernantes, van mayoritariamente por el lado de que el problema es hondureño y debe ser resuelto por hondureños.

Hay toda una doble moral en la disposición del Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien por un lado le condona a Bolivia toda la deuda bilateral española (US$77.0 millones), sin que Evo Morales haya hecho mayor mérito, como no sea amenazar con nacionalizar las inversiones españolas en Bolivia (medidas que revirtió después de la negociación del perdón de la deuda), y se ensañe con los hondureños por todo el lío que, desde antes del Golpe de Estado, armó Manuel Zelaya, el cual perdura hasta la fecha por la incomprensión de estos líderes de doble moral. Por cierto, ¿qué pensarán los españoles de la condonación de deuda a un país que quiere poner en órbita un satélite de poco más de US$300.0 millones? ¿Cuál es el costo per cápita de "defender" las inversiones privadas de Repsol YPF, Iberdrola, Santillana, Vueling, Telefónica, en beneficio único de sus accionistas? ¿No es todo esto una muestra de "interés, cuánto valés"?

Y es que en todo esto de la geopolítica, los grandes intereses españoles no están en Honduras, sino en Venezuela, por su petróleo, en Bolivia, por sus yacimientos de gas, en Brasil, por muchas cosas, en Argentina, con inversiones hasta en líneas aéreas, en todos los países en las telecomunicaciones, generación y transmision de energía, y en todo esto puede estar influyendo más la doble moral y las peticiones de los ideologizados presidentes amigos de Zelaya, que el sentido común que consiste en apoyar al pueblo hondureño para recobrar la normalidad, y Rodríguez Zapatero está haciendo, en nombre de todos los españoles, que los pobres hondureños paguen los platos rotos.

Y España, que en cuestiones de América Latina (Hispanoamérica, dicen allá) tiene cierto liderazgo frente a sus pares europeos, con las constantes declaraciones de la Vicepresidenta Primera del Gobierno de Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, lejos de ayudar a encontrar una salida para la crisis hondureña, ha logrado que Europa se manifieste, por lo menos ante nuestros ojos, como incomprensible de la problemática total y compleja que ocasionó todo este lío, y que muchos de sus líderes, siendo tan inteligentes como lo han demostrado en el pasado, sólo demuestren que pueden leer lo que los militares hicieron en Honduras el 28 de junio, obviando todas las actuaciones previas de la Fiscalía, del Tribunal Supremo Electoral, de la Corte Suprema de Justicia, del Procurador de los Derechos Humanos, de las Cámaras, de las Iglesias, etc., así como de la actuación posterior del Congreso Nacional, que está integrado por diputados tan legítimamente electos como Manuel Zelaya.

¿Quién critica el cambio de rumbo de la política exterior estadounidense en el caso de estudio, como no sean Fidel Castro, Hugo Chávez, Daniel Ortega y Manuel Zelaya? Por lo menos en Guatemala, a nivel de gente de la calle que no participa en política activa pero se entera, fue totalmente comprensible y, además, plausible. Muchas personas venimos apoyando tal decisión.

Sin embargo, es buena y clara señal de que en Europa no se ha perdido del todo el sentido común, cuando nos enteramos que el Partido Popular Europeo, el grupo mayoritario en el Parlamento Europeo, enviará observadores, por su cuenta, en una clara señal de respaldo al pueblo hondureño, no a Zelaya ni a Micheletti. ¡Eso es sentido común!

Los invito a leer en este vínculo http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=89428 las declaraciones del líder de dicho grupo político, el eurodiputado Jaime Mayor Oreja, las cuales comparto casi en su totalidad, ya que, como señalé al principio, la legitimidad del proceso electoral no se la da una delegación de observadores, sino la manera como se lleva a cabo el proceso, la asistencia del pueblo a votar, la transparencia en el manejo del conteo de votos, el respeto mutuo de los delegados de los partidos políticos, etc, etc, etc, pero no los extranjeros, por bienvenidos que sean.

Como lo dije hace meses, hoy lo repito nuevamente: Esos representantes de la "Comunidad Internacional" que hoy le niegan el derecho al pueblo hondureño a elegir, bajo sus normas legales, a sus autoridades, negándoles el reconocimiento, a priori, a las mismas, se tendrán que tragar sus palabras. ¡Copa para Insulza!

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