Cual niño rico y consentido por su mami, Manuel Zelaya, el que fuera Presidente de la República de Honduras hasta el 28 de junio de 2009, desautoriza lo actuado por sus propios delegados en la Comisión de Diálogo que suscribieran, junto con los delegados del gobierno de transición de Roberto Micheletti, el Acuerdo Guaymuras que contempla la instalación de una Comisión de Verificación, la constitución de un Gobierno de Unidad y Reconciliación, la solicitud para que el Congreso Nacional, en consulta con la Corte Suprema de Justicia y otras instancias, resuelva sobre una ficción jurídica que consiste en la posibilidad de retrotraer la situación de Manuel Zelaya al estado en que estaban las cosas antes del 28 de junio mencionado, el respaldo al Proceso de Elección de nuevas autoridades y la instalación, el año entrante, de la Comisión de la Verdad.
Es como ver a un niño regordete e inútil para jugar, pero dueño de la pelota, perseguirla hasta recuperarla y retirarse del campo de juegos, abrazándola, porque una decisión del árbitro le fue adversa. ¡Por favor!
Según entendemos, el proceso iniciado con el Acuerdo de Guaymuras está en marcha tal y como fue previsto. No se ha hecho absolutamente nada en contra del mismo, ni siquiera del calendario incompleto que contempla en su texto, como no sea haber dejado de instalar el Gobierno de Unidad y Reconciliación en la fecha prevista.
Ya se instaló la Comisión de Verificación; ya se tienen los candidatos para integrar el Gobierno de Unidad por todas las partes involucradas, a excepción de la de Manuel Zelaya, lo que ha ocasionado solicitudes (a nuestros ojos, ruegos), de parte del gobierno de transición, para que proponga a las personas que, a su juicio, podrían integrar dicho gobierno.
Ahora bien, el Acuerdo Guaymuras prevé que dicha instalación debió darse, a más tardar, el 5 de noviembre en curso (es decir, dicho acuerdo contempla la posibilidad de que se hubiera instalado antes de esa fecha). Si el 30 de octubre pasado se le entregó al Congreso hondureño la solicitud para entrar a conocer el tema, ¿cómo es posible que Manuel Zelaya haya remotamente pensado que, a más tardar el 5 de noviembre, con todo y el fin de semana de por medio, el mismo iba a solicitar la opinión de la Corte Suprema de Justicia y de"las instancias que considere pertinentes...", a recibir los informes de dichas instancias, a reunirse para inmediatamente resolver nombrarlo para que él y solamente él pudiese instalar al mencionado Gobierno de Unidad y Reconciliación? ¡Otra vez: por favor!
Ahora despotrica en contra de Estados Unidos y su cambiante política con relación a su caso, dice.
Ya es hora de que el mundo, en manos de algunos líderes ideologizados, abran los ojos con relación a esta otra manipulación, y le brinden a Honduras y a los hondureños el respeto que se merecen. Se los he venido cantando por este medio: Manuel Zelaya es un sociópata.
El Acuerdo de Guaymuras, como no sea la concesión de Roberto Micheletti de andar esperando que a Manuel Zelaya se le dé la gana nombrar sus delegados para constituir el Gobierno de Unidad y Reconciliación, ha venido siendo cumplido por quienes ejercen el gobierno, por las demás instituciones hondureñas involucradas y por la sociedad civil.
Ojalá las personas sensatas del mundo sí comprendan mejor que los líderes que los representan en el mundo la incómoda situación en que, innecesariamente, siguen poniendo a Honduras y a los hondureños.
viernes, 13 de noviembre de 2009
¡¡¡¡¡ ME LLEVO MI PELOTA !!!!!
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