miércoles, 16 de junio de 2010

¿COHESIÓN SOCIAL O POLITIZACIÓN NACIONAL?

Para comenzar, no es idea del gobierno de turno, que no es de Álvaro Colom sino de la República presidido por Álvaro Colom, la creación del Programa de Cohesión Social. Éste es un programa creado por la Agencia Española de Cooperación Internacional, AECI, a nivel nacional, desde la época del gobierno presidido por Oscar Berger. Esto se puede constatar pulsando acá: http://www.aecid.org.gt/aecid/index.php?option=com_content&view=article&id=18&Itemid=29

La idea originaria es buena y salvable. No es primera vez que lo digo. Sin embargo, lejos de servir de instrumento para cohesionar a una sociedad con diferencias abismales en cuanto a recursos y oportunidades, el afán del tan publicitado Álvaro Colom por perpetuarse en el poder a través de engaños, de violaciones a la Constitución Política o de ambas cosas, lo ha hecho perder los escrúpulos, si alguna vez los tuvo (que, personalmente, creo que sí) y, en lugar de continuar y fortalecer un programa (que, como vemos, no es de ellos), bien llevado, con una administración a prueba de dudas, para ir sacando de esa pobreza extrema a los más necesitados, tratando de equiparar las oportunidades que les han faltado para que, poco a poco, vayan siendo ciudadanos más capaces de valerse por sí mismos o simplemente mejorar esas tristes condiciones actuales que agobian a cualquier persona, se han dedicado a politizarlo, causándole un daño quizás irremisible.

Mi Familia Progresa, MIFAPRO, que así le pusieron al programa de cohesión, junto con el programa de reparto de fertilizantes, está concentrado en donde reside el 52% de personas inscritas en el padrón electoral pero, lo más curioso, de los 44 municipios identificados por el Instituto Nacional de Estadística, INE, como en condiciones de pobreza extrema, sólo 16 reciben remesas de MIFAPRO (el 36%) y 20 reciben cupones de fertilizantes (el 45%).

Si a lo anterior agregamos la manipulación que se viene haciendo en el Registro Nacional de las Personas, RENAP, cuyo negocio de cambiar la cédula de vecindad por el Documento Personal de Identidad, DPI quedó en manos de personas allegadas a los más visibles financistas de la campaña electoral de Álvaro Colom, una danza de poco más de Q.1.0 millardo (o sea, más de mil millones de quetzales), en donde han dado al traste con la credibilidad de su función al detectar recientemente el Tribunal Supremo Electoral, TSE, más de 6000 de esos documentos que tendrán que ser anulados, con el consiguiente riesgo de que las personas por ellos identificadas no puedan votar en el siguiente proceso electoral, todo tiende a apestar a "chucho muerto".

Es decir, le están quitando el dinero del presupuesto a hospitales, a las fuerzas de seguridad, al programa de bosques, a la construcción de carreteras, a prácticamente todo, con tal de ir creando una masa enorme de aliados que, según ellos, no piensen lo suficiente como para votar por la candidata que el Presidente de la República, en su prepotencia, le ha asignado a su partido político.

El colmo es la politización de la ayuda humanitaria que no sólo ha venido del extranjero sino que han querido aportar los guatemaltecos de buena voluntad que lo pueden hacer, no sólo impidiendo que salieran vuelos privados, desde el AEROCLUB, que siempre ha estado dispuesto a brindar su valioso aporte en momentos como esos, sin inclinarse, jamás, por partido político alguno, sino permitiendo que salieran sólo los vuelos con la ayuda de la mal llamada Primera Dama, porque con señoras que quieren así a sus hermanos en problemas no merecen ni el primero ni el segundo calificativo, y con esa actitud sólamente deshonra a un sinnúmero de señoras que han llevado con dignidad y sencillez ese honroso título.

Mientras tanto, nos siguen asaltando y matando en las calles, extorsionando desde las prisiones, se siguen muriendo los pacientes en los hospitales con la peor atención que, en la historia del país, se pudo haber brindado a la gente más necesitada por su doble condición, la de pobres y la de enfermos.

¿Todo para qué? ¿Para mejorar las condiciones de desigualdad en que viven cientos de miles o millones de guatemaltecos? ¿O para que la mal llamada Primera Dama salude con sombrero ageno? ¿Cuánto cuestan las fotografías de élla que le han metido a casi todas las bolsas de ayuda que sus esbirros e infames incondicionales han llegado a repartir entre la población afectada? ¿Y qué dice el TSE de esta campaña anticipada, si ha tenido los atributos de cancelar Comités Pro Formación de Partidos Políticos pero no los tiene ante tamaña evidencia de violar la Constitución y las leyes ordinarias?

¡Me duele mi Guatemala! ¡Me duele mi gente, quebrada, enlodada, herida, desolada por tanta cosa que pasa! Ya no bastan los fenómenos naturales que nos ponen a llorar los muertos y sufrir las pérdidas. Ahora son los fenómenos de la sociedad los que la asuelan.

Ese idealismo que siempre he tenido y que ha sido una de mis debilidades y fortalezas en mi vida política se ve templada en estos momentos. Ese idealismo no me permite claudicar, como líder político capaz de orientar una línea sensata de pensamiento, y me estimula a soñar y a pedirle al Creador que todas esas barbaridades que hoy comete la camarilla de turno en contra del pueblo, se le reviertan de tal manera que no puedan ni siquiera elegir alcaldes ni meter diputados corruptos al Congreso en el próximo evento electoral, y que mucho menos las instituciones legales avalen una candidatura viciada e ilegal ni el pueblo apoye, en sus proyectos megalómanos, la sucesión de un Presidente de la República que jamás merece perpetuarse porque no tiene mérito alguno, ni inteligencia (que fue, al final, lo que vendió), ni integridad, ni honradez, ni valentía.

Como dijo nuestro ilustre poeta, Rafael Landívar: Salve, cara Parens, dulcis Guatimala, salve ... (Salve, mi Patria querida, mi dulce Guatemala, salve...)

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