domingo, 20 de junio de 2010

LA DEUDA EXTERNA Y LA DOMINACIÓN EXTRANJERA

En los últimos días he estado leyendo, entre otras cosas, un interesante libro sobre Economía Internacional (el autor es Dominick Salvatore, editorial Mc Graw Hill, cuarta edición, 1998), en donde tratan varios puntos de importancia, dentro de ellos, el de la balanza de pagos de un país.

Dentro de las explicaciones que dan hay un cuadro que demuestra cómo Estados Unidos de América se convirtió de ser un acreedor internacional neto del orden de los US$.106.0 mil millones (o millardos, diríamos ahora), en 1980, a ser el más grande deudor del mundo, en 1993, por un orden de más de US$.550.0 mil millones (o 550 millardos de dólares).

Lo que sucedió en ese período de tiempo es que los activos del resto de países del mundo, en Estados Unidos, se quintuplicaron, mientras que sus activos en el exterior únicamente se duplicaron.

De 1993 para ahora, asunto que no documenta el libro al cual me he referido, la cosa no ha cambiado. Cada día es Estados Unidos un deudor de más peligro para la economía mundial. Es una bomba de tiempo que alguien tendrá que desarmar si no queremos una catástrofe del orden global, pero ése es tema aparte.

Lo que llama la atención es el análisis que hace el autor de los problemas graves que, en el futuro, le puede traer esta situación a Estados Unidos, entre los cuales menciona los pagos netos enormes (entre intereses, dividendos y beneficios) a los extranjeros, la sensación de estar "hipotecando" el futuro, es decir, imponiendo una enorme carga a las generaciones futuras para el servicio y, ojo, el reembolso de la deuda (es decir, están conscientes que esa deuda algún día alguien la tiene que pagar).

Pero lo que más me llama la atención, que nada tiene que ver con economía, pero que el autor, un PH. D. en Economía, menciona, es "el peligro de la dominación extranjera".

Es decir, si Estados Unidos de América y sus mejores economistas, con el inmenso poderío económico y militar que ha tenido durante el último siglo y todavía mantiene, siente que al deberle a las demás naciones y organismos internacionales existe un peligro de dominación por parte de extranjeros, ¿qué se puede pensar de un pequeño país como el nuestro, cuya economía es más pequeña que los recortes que han hecho en los presupuestos de algunos gobiernos europeos últimamente?

O veámoslo a la inversa. Si a partir de que se han convertido en deudores netos se ven amenzados de dominación extranjera por este medio, ¿no es porque ése ha sido un instrumento de dominación que ellos mismos han utilizado en contra nuestra?

Las directrices que vienen a dictar a nuestros países organismos financieros multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, FMI, el Banco Mundial, BM, o el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, creados con el apoyo o por la iniciativa de Estados Unidos, ¿no han sido instrumentos de dominación en la medida que nos endeudan y no les podemos pagar?

Por eso necesitamos líderes políticos con ideas claras de la interrelación de fuerzas que se dan en el escenario internacional, para resguardar, en la medida de lo posible, nuestra maltrecha soberanía que se ve amenazada desde tantos lados, sea porque somos deudores de alguien, sea porque algún político del pasado nos comprometió con un Tratado o Convenio que les permite más ingerencia que nunca, pero es una verdad incontrovertible que nuestro ámbito soberano no es el mismo del que gozábamos, por ejemplo, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en que teníamos un país con unas finanzas sanas y no habíamos comprometido tantas cosas en los foros internacionales en donde, poco a poco, nos fueron amarrando, por decirlo de alguna manera.

Cuando estuve en 1997 en Taipei, Taiwan, y nuestro anfitrión, el Presidente del Banco Central de China, Dr. Yuan-dong Sheu (a quien me referí en un artículo del 10 de enero de 2010 en este mismo espacio), nos hizo ver que las inversiones de su país los habían convertido en el segundo ahorrante más grande de Estados Unidos, después de Japón, nadie pensó en que su interés fuese dominar a ese gran país sino que su dinero estuviera seguro y que rindiese el mejor dividendo.

Hoy me parece que las cosas han cambiado con las grandes inversiones en bonos que China, la continental, ha venido haciendo en ese país, pero es lo mismo. Nadie piensa que inversionistas diversos, por muy grandes que sean sus inversiones, puedan dominar a un país grande, pero sí es creíble que una pequeña deuda de un país pequeño sea motivo de dominación por un acreedor grande, de modo que no es Estados Unidos el que debe preocuparse por la dominación sino los países que siempre hemos sido dominados de una u otra manera.

Ya no son las armas o las flotas navales las que mandan señales de dominación por parte de extranjeros en nuestros pequeños países. Son las deudas impagables, el desarrollo de la información de punta, la inversión en tecnología y el registro de patentes hasta de nuestra variedad biológica, además del entramado de convenios y tratados internacionales, los que tienden a dominarnos y a mantenernos sojuzgados, impidiéndonos nadar en el mar del desarrollo que todos anhelamos conquistar.

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