No creo que la decisión de nombrar al abogado Conrado Reyes, quien llegó desde el primer día al puesto de Fiscal General a remover las estructuras y a colocar a personal cuestionado, como si fuera una consigna, haya sido casualidad o un simple error del Presidente de la República.
Esos azares del destino no suelen darse, sobre todo cuando ha habido suficiente tiempo para informarse y para tomar una decisión adecuada, de país, no sólo formalmente legal sino intrínsecamente correcta, lo cual no sucedió en el presente caso.
¿Cómo pudo Álvaro Colom no estar enterado que varias agencias internacionales le cerraron las puertas como asesor jurídico por estar vinculado con presuntos narcotraficantes en su bufete, y que en la Comisión de Migrantes del Congreso de la República representó, como dice Sylvia Gereda Valenzuela, al hermano del “Rey del Tenis”, el diputado López Villatoro, múltiples veces mencionado como uno de los brazos visibles de la manipulación, especialmente en la elección de magistrados de las Cortes de Apelaciones y de la Corte Suprema de Justicia y a la toma de control del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala? ¿No es esto tacha suficiente para no haberlo nombrado, especialmente sabiendo que había otros profesionales propuestos, hombres y mujeres, que no tenían este tipo de reproches?
Es cuestionable pero entendible que la Comisión de Postulación no estuviese enterada porque no tienen un equipo técnico de soporte y es, más bien, la llamada sociedad civil, la que va aportando elementos a favor o en contra en la discusión de las hojas de vida. Pero cuando se trata del Comandante General del Ejército, con todo el soporte de inteligencia a su favor, tanto civil como militar, podemos dudar de la rectitud del Presidente al nombrar un fiscal con este tipo de cuestionamientos, tomando en cuenta, especialmente, que desde el momento en que el mismo venía de cumplir funciones de asesoría legal en el Registro General de la Propiedad, nombrado durante la gestión del actual gobierno, no sólo es un hombre de confianza de la actual administración sino lo tienen que conocer perfectamente.
El Presidente de la República le apostó a su hombre de confianza y, ahora, se le tiene que revertir todo el lodo con que este asunto embarra al país, porque al final fue únicamente su decisión de nombrar a persona tan cuestionada.
Haciendo un simple ejercicio silogístico mental, si los actos atribuidos al Fiscal General recién nombrado pueden catalogarse de mafiosos (prescindiendo de su pasado dudoso); si el recientemente nombrado Fiscal General ya trabajaba con el gobierno y quien lo nombró está en la mejor posición del país para conocer su pasado y, conociéndolo, lo nombra; si la autoridad nominadora del Fiscal General es, además, la cabeza del gobierno, hay equivalencia entre mafia y gobierno: la mafia es el gobierno; el gobierno es la mafia; las dos cosas vienen siendo lo mismo.
Ahora bien, hay que separar los actos pasados, que nos muestran evidencia que el gobierno actual de la República es mafioso, de las actuaciones de hoy que, de forma mafiosa, tienden a perpetuar a esta misma estructura de poder en el poder mismo, a cualquier costo.
Hay indicios interesantes, como la cancelación de Comités Pro Formación de Partidos Políticos, la toma por asalto del negocio del Registro Nacional de las Personas, RENAP, con la manipulación por ineptitud o mala fe, no se sabe, de miles de Documentos Personales de Identificación, DPIs, con lo cual puede que esas personas, que nosotros no sabemos quiénes son pero ellos sí lo saben, podrían correr el riesgo de acercarse a votar y que, por inconsistencias, no los dejen votar.
También es un indicio a la luz de todos la campaña anticipada que, frenéticamente, hace la mal llamada Primera Dama, ejerciendo un poder que no le corresponde y politizando todo lo que toca, desde el cuestionado programa de cohesión social, Mi Familia Progresa, como expliqué en el ensayo de ayer “¿COHESIÓN SOCIAL O POLITIZACIÓN NACIONAL?” (16 de junio de 2,010), hasta el alagartamiento por figurar en el socorro que debía brindarse, desinteresadamente, a las víctimas recientes de los fenómenos naturales.
Otro indicio de esta politización ha sido la patológica insistencia de pedirle datos privados a las personas para darles una simple tarjeta recargable del transporte urbano de la ciudad capital. Bien dice el refrán que “todos los caminos llevan a Roma”, y en este caso se ve que los millones de quetzales que el gobierno central puso para que dicho proyecto funcionara también tienen un costo cuyos indicios parecieran favorecer la información que la mafia desea recabar con miras a las siguientes elecciones.
¡Ojo, guatemaltecos! ¡La instauración de un segundo gobierno mafioso, en forma seguida y continuada, puede dar lugar a una prolongada dictadura de partido en donde el robo descarado y la corrupción, que han sido las constantes en este gobierno, se institucionalicen definitivamente, matando toda esperanza de hacer bien las cosas algún día.
Por su parte, la Corte de Constitucionalidad vino a salvar a un Presidente de tener que dar el paso necesario de destituir al Fiscal General, lo cual es lo que debió suceder conforme a la Constitución Política. Es una lástima que nuestra institucionalidad no se haya reforzado de esta manera y que la solución haya provenido por la vía de dicha Corte.
Ojalá esta misma Corte se mantenga en una línea de defender al Estado de toda esta confabulación mafiosa que, tarde o temprano, si no es detenida, se la parará tragando a ella misma y a todo lo demás, incluyendo a la Academia, al deporte, a los medios de comunicación.
Lo que sí es cierto es que el Presidente de la República quedó en evidencia, una vez más, en su vinculación con la mafia que se dedica a esquilmar a las instituciones del Estado. Afirmo que una vez más porque ya, siendo candidato, su vinculación con la mafia, al recibir Q.500 mil para su campaña política, provenientes de los recursos públicos asignados a la Contraloría General de Cuentas de la Nación, los cuales nunca ha devuelto, por cierto, esta vinculación se había hecho pública.
Es decir, si Álvaro Colom fue un candidato puesto por la mafia, nada cuesta pensar que esa mafia sigue operando por detrás de él y continúa en su labor de zapa, colocando sus piezas en las instituciones clave para continuar saqueando los recursos públicos y para garantizarse impunidad.
¡La mafia es el gobierno, y el gobierno quiere perpetuarse! Llegó el momento de cambiar en nuestras mentes la letra del himno nacional y, en lugar de evocar el pasado, exhortar a la población, especialmente a la juventud en que tengo tanta esperanza, a que reaccione y no se deje esclavizar. ¡Ya no hablemos que nuestros padres lucharon un día! ¡Hablemos de la lucha que hoy, encendidos en patrio ardimiento, tenemos que librar para independizarnos y lograr un desarrollo que todos anhelamos y que, con estas lacras chupándonos la sangre, nunca lograremos!
Nuestras armas, hoy, no llevan pólvora. Están cargadas de estudio, preparación, inteligencia, liderazgo y esa rara combinación que nuestras actuales autoridades no entenderían: principios, valores morales e idealismo.
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Ricardo
ResponderEliminarpersonas honorables como ustedes tienen que darnos paso a los jóvenes para mejorar la situación como podemos empezar? como nos podemos ayudar?
Estimado Juan:
ResponderEliminarHay muchas cosas que se pueden hacer. La primera es enterarse, por supuesto. Alguien que no se entera puede tener buena fe pero estará imposibilitado de hacerlo. Luego, prepararse. El tiempo de actuar está próximo, pero siempre es buen momento para leer, para estudiar, para aprender algo que, después, podamos poner en práctica. Luego, cuando el momento en que surja algún líder positivo se dé, es el momento de no quedarse al márgen, de participar, de hacer valer la voz de todos quienes tenemos algún principio, y así restarle espacios políticos a quienes no los tienen. Hoy es buen tiempo de reunirse con los amigos e incorporarse a alguna de las agrupaciones de jóvenes que ya existen o formar otra, sean de carácter empresarial, gremial, de altruismo, etc., desde donde podamos hacer patria y prepararnos para otro tipo de actividades. Sobre todo, no nos olvidemos que sin el proceso político no podemos vivir en democracia, de manera que hay que estar listos para apuntalarlo, para lograr, con nuestro personal esfuerzo, encausarlo por donde debe ir; es la única manera en que podremos, algún día, irnos sacudiendo a esas fuerzas obscuras que sí están organizadas para seguir engañando, robando, saqueando. Nuestro idealismo puede ser bien dirigido hacia mejores fines que los que ellos tienen. Nosotros, a quienes siempre han tratado de engañar y a quienes siguen estafando, somos más numerosos; sólo tenemos que organizarnos mejor y hacerlos a un lado. Gracias por el comentario.