viernes, 16 de abril de 2010

DEL CIVISMO A LA ACCIÓN. EL EJEMPLO DE NETO RUIZ

Fue Ernesto Ruiz Sáenz de Tejada un personaje; mi pariente también, pero ante todo un hombre decidido que, siendo un empresario de mucho éxito como fundador de una cadena de supermercados, supo reconocer su faceta cívica y, saliéndose de lo común, ocupó un corto tiempo un cargo público de importancia.

Es, probablemente, el hombre más adinerado que haya llegado vez alguna a ser Director de la Policía. Quién sabe cuáles serían sus motivaciones, pero indudablemente llegó a ese puesto con un afán distinto a enriquecerse.

Cada vez que me encontraba en la calle, en un almacén, charlábamos largo rato, especialmente cuestiones de antaño, de cuando mis tíos le enseñaron a pelearse en la calle cuando tenía apenas doce años. Yo gozaba escuchando sus anécdotas e imaginándome cómo le iría a los contrarios al enfrentarse a un niño, a un joven o a un hombre tan fuerte como lo fue, con sus muñecas más gruesas que mis bíceps o sus brazos más gruesos que mis piernas.

Traerlo a colación a este espacio en donde se exponen temas políticos, de sentido común y de legalidad es honrar al ser humano que, teniendo armada su vida y asegurado el sustento de su familia, hizo lo que todos los guatemalteco debiéramos hacer: involucrarse.

No hay absolutamente nada que podamos cambiar del país desde afuera. Criticando a los diputados no evitaremos sus abusos, sus desmanes, sus despropósitos para con la patria. Comentando los últimos saqueos de las arcas nacionales por parte de los pícaros de turno, tampoco.

Es esa senda cívica que Neto marcara hace tantos años, que hasta recuerdo haberse granjeado el lanzamiento de una o varias granadas de fragmentación, la que debemos seguir. Seguramente, si en lugar de haber sido él solo haciéndole frente a la agenda policial, hubiese sido acompañado por miles de guatemaltecos de bien, en todas las instituciones de gobierno, los malosos que siempre andan rondando para espantar a la gente de bien, no se hubiesen atrevido a intimidarlo.

Por eso hoy, desde este espacio no envío una nota de pésame al resto de su familia, sino una felicitación por el padre, abuelo, bisabuelo que todos conocieron.

¡No hay que llorar familiarmente a quienes la patria despide con aplausos!

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