Uno de los candidatos republicanos del 8vo. distrito congresional de Carolina del Norte, Tim D'annunzio, se encuentra en el ojo del huracán al haberse negado a responder sobre cuestiones de su pasado que involucran utilización de drogas, comportamiento criminal y creencias poco ortodoxas, lo que lo ha obligado a cambiar de actitud y contestar algunas preguntas.
Al ser cuestionado acerca de su temperamento explosivo, la respuesta a la cual se limitó fue decir que era italiano, como dando a entender que un carácter temperamental es lo que se espera de todo descendiente de inmigrantes italianos.
Esto me hace reflexionar sobre la compleja identidad de un país verdaderamente multicultural que insisten en tratar de hacer monolingüe, en donde a los descendientes de los pobladores originarios todavía los mantienen en reservaciones, la gente saca a relucir, con orgullo, su ancestro europeo o asiático, pero comienzan a darse focos de xenofobia en contra de los descendientes de los pobladores originarios de toda América.
Es que hasta los mismos descendientes de indios americanos, y con este concepto abarco a la verdadera América, no la América de la "Serie Mundial" de besibol, limitada a una porción de Norte América, con todo y que muchos de ellos, millones quizás, ya cuentan con la nacionalidad estadounidense, están comenzando a ser detenidos en las calles con el objeto de interrogarlos acerca de su origen y de la legalidad de su estadía en ese país, por su simple apariencia física.
Qué terrible para el país que se atreve a certificar a los otros.
Los estadounidenses deben comprender que la mayoría de pobladores del planeta está orgullosa de sus orígenes étnicos; deben comprender que los descendientes de inmigrantes, durante varias generaciones, mantienen vivo el recuerdo de la patria de sus ancestros y la mencionan con orgullo, como es el caso del cuestionado candidato.
Si su pasado es cuestionado y cuestionable, lo que no lo es es el orgullo con que, siendo estadounidense, porque no hay otra manera para que se pueda proponer para un cargo de elección en el Congreso de los Estados Unidos, con tanta naturalidad y, curioso, sin objeciones al respecto, grita a los cuatro vientos que su comportamiento es esperado porque es italiano, lo cual es una ficción entendible.
No hay dudas en cuanto a las lealtades. Nadie lo discute. Pero es obvio que la identidad de los estadounidenses es compleja, especialmente de aquellos habitantes que, en sus venas, llevan sangre nativa, asiática y europea.
Mención especial debo hacer de los descendientes de africanos, dado que la mayoría de sus ancestros verdaderamente nacidos en África se remonta a varias generaciones hacia atrás, habiendo llegado a ese territorio, muchísimos de ellos, cuando todavía era una colonia inglesa, pero su sentido de pertenencia es tan fuerte en las actuales generaciones, que de un tiempo a acá han dado en denominarse africano-americanos, lo cual también es otra ficción aceptable.
Sea como sea, la identidad de la población, en ese país, es compleja, lo cual no debería ser pretexto para unirse los descendientes de unos migrantes en contra de quienes hoy están bajo las condiciones en que sus padres, abuelos o quizás tatarabuelos tuvieron que migrar.
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