lunes, 17 de mayo de 2010

EL AGUACATE: CAMPEÓN DE LOS MIGRANTES

En el parque central de la ciudad de Antigua Guatemala hay una placa conmemorativa, en inglés y español, que en 1946 pusieron los agricultores dedicados al cultivo de aguacate del estado de California, en Estados Unidos de América, como agradecimiento porque, de ese lugar, se llevaron las cepas que hoy prácticamente surten de aguacate a gran parte de ese país.

Verbalmente, algún amigo me comentó también, alguna vez, que Israel se llevó, procedentes del área de Mixco, cercana a la capital de Guatemala, las cepas que, desde las plantaciones de sus desiertos irrigados por goteo, surten gran parte del mercado europeo.

Además, de todos es conocido que las cepas que sirven de base a las grandes plantaciones aguacateras mexicanas de Michoacán y Puebla, que no sólo surten al gran mercado interno de México sino gran parte del mercado estadounidense y centroamericano, son de la variedad Hass, originaria de Guatemala.

Es decir, este nuestro pequeño país le ha dado al mundo uno de los productos más deliciosos para poner en la mesa.

Con forma redondeada o de pera, con cáscara dura o suave, verde o tirando a morada, pero con una pulpa aceitosa, de Guatemala ha salido uno de los migrantes más bien recibidos y bienvenidos del mundo.

Desde este espacio de reflexión política y de ideas tendentes a incoporar el sentido común y la legalidad, nos atrevemos a preguntarnos, ¿por qué los migrantes de esta bella tierra son penalizados en otras latitudes sólo porque han tenido que salir de su país?

Los políticos de otras latitudes no conocen bien que Guatemala tuvo un conflicto armado interno de 36 años de duración. Mucho menos conocen las causas de ese conflicto, las fuerzas obscuras que intervinieron en los años previos a su inicio, así como tampoco saben de las condiciones precarias en que sus comunidades, de donde han salido, tratan de sobrevivir, ya que los 13 años y medio transcurridos desde la firma de la paz no ha llevado oportunidades de desarrollo a sus lugares de origen.

Es fácil para los países ricos, así como pueden comprar una cosecha completa de aguacates, olvidarse de las condiciones en que los países pobres viven; y mientras sigan olvidándose y no ayuden a que haya más inversión en desarrollo en esos países pobres, más migración ilegal tendrán. ¡Es de simple sentido común!

De modo que, así como la tierra se abona para producir mejores aguacates, las tierras pobres tienen que ser fertilizadas con inversiones nuevas para ir creando mejores condiciones en el lugar donde se originan las migraciones. ¡No ha de otra manera!

Así como el aguacate conquistó el mundo, así los migrantes, aunque sean penalizados, no dejarán de emigrar en la búsqueda de mejores oportunidades para él y su familia.

En lugar de convertirse los políticos de los países ricos en calificadores ex oficio de la condición del migrante, deberían convertirse en nuestros socios en la búsqueda del añorado desarrollo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario