Nuestra crítica de las actuaciones del Gobierno de Guatemala pretendemos fundamentarlas, siempre, con argumentos de peso, con la convicción que nos da saber que muchas veces se actúa en contra de la razón y sin el mínimo sentido común.
Ahora que se ha conmemorado el Día Internacional de la Juventud, el Gobierno, a través del Presidente Álvaro Colom, ha salido diciendo que se le dará un espacio a la juventud y que, en adelante, habrá en cada Ministerio, viceministros jóvenes, dándole forma a algo que denominó el Gabinete de la Juventud.
Hasta ahí todo bien. Es más, concuerda en cierta manera con nuestra forma de pensar, aunque no del todo.
Para comenzar, es un anuncio que llega 31 meses tarde y, por ende, no entendemos que le haya nacido, sino que se da, ya, en el marco de la contienda electoral en la que han venido empeñados los funcionarios, al más alto nivel, y que se evidencian en la campaña anticipada, multimillonaria, que han venido haciendo desde hace muchísimo tiempo. Cuando una idea no es sincera para buscar un fin que mejore el bienestar general, sino un instrumento para conseguir sus antojos personales, habría que desconfiar de entrada.
Luego, hay un matiz importantísimo que nos diferencia claramente en la manera de pensar en la juventud del país en los asuntos públicos.
El mecanismo que ha planteado Colom de poner de segundones a los jóvenes, sólo producirá el efecto de que esos jóvenes aprendan las mañas de los viejos a una edad más temprana. No visualizamos de qué manera los jóvenes, metidos de Viceministros, no se vayan a contaminar si el resto de la cúpula, a quienes no deseo llamar viejos porque no nos conviene, son más marrulleros que quién sabe qué.
Este procedimiento sería interesante cuando las instituciones están encabezadas por gente proba, pero cuando las señales de pestilencia provienen de casi todos lados, ¿qué va a llegar a hacer ahí la juventud, como no sea a corromperse?
Y luego, si esa reserva moral que tenemos se contamina, ¿qué futuro le queda a Guatemala?
Nosotros llevamos algunos años dándole vueltas a este tema. Es más, nos atrevemos a divulgar que lo conversamos hace unos cuatro años con integrantes de la agrupación "Jóvenes por Guatemala", en varias reuniones que tuvimos en Quetzaltenango, de modo que las ideas que venimos a expresar en este ensayo no son de ahora sino debidamente meditadas.
Por ejemplo, una de las grandes fortalezas que Guatemala tiene es el alto porcentaje de juventud, dentro de los cuales también hay profesionales recién graduados de la Universidad que, con todo el impulso de esos espíritus jóvenes, con su idealismo intacto y su amor por Guatemala, si no son corrompidos, pueden hacerse cargo, perfectamente, como líderes de los proyectos y no sólo como segundones, de muchísimas cosas.
Uno de los ámbitos que más daño le produce al país es el de las corruptas compras y contrataciones del Estado. Si lo vemos con seriedad, es uno de los temas que debiera centralizarse para romper la discrecionalidad de tanta oficina, establecer los mecanismos de transparencia adecuados, el mejor balance de contrapesos, y darle a la juventud un rol preponderante.
Estamos seguros que nuestros jóvenes estarán en mejor capacidad que todos los funcionarios de los últimos diez años, juntos, de cuidar cada centavo que ha ingresado a las arcas públicas, y velar por que el financiamiento de los proyectos que las comunidades del interior del país necesitan, estén disponibles y no se pierdan en el camino en comisiones bajo la mesa, sobreprecios, anticipos de obras que no terminan y cuanta maña sabemos que tienen para defraudar lo que es su obligación cuidar.
Sabemos que, como en todo, habrá algunos incautos que le crean al Presidente de nuestra República que, quizás, ha faltado más a sus promesas de campaña. Ésta es otra promesa, pero lejos de creer que la siente de veras sólo vemos otra de las tristes mañas: aprovecharse de la juventud.
Nosotrso creemos en los jóvenes y esperamos que, con la inteligencia que tienen, sepan discernir entre la verdad y la mentira.
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