lunes, 30 de agosto de 2010

EL PROCESO REVOLUCIONARIO Y EL BUEN EJERCICIO DEMOCRÁTICO

La historia de las revoluciones marxistas del mundo ha sido, prácticamente, la misma. Los levantamientos populares en contra de una oligarquía, generalmente aristocrática o de derechas, esgrimiendo la bandera en contra de la burguesía y de aquélla; algunas veces en contra de alguna dictadura y, con el paso de los años, aquellos comandantes revolucionarios que irradiaban juventud y algo parecido al idealismo (o por lo menos una rebeldía entendible), se convierten en una réplica de lo que, años atrás, fue precisamente lo que los motivó a levantarse en armas.

Eso lo hemos visto en Cuba, que en los 50 años de proceso revolucionario el poder del proletariado que le vendieron a sus seguidores paró, al mejor estilo aristocrático, en manos de dos hermanos.

Lo vemos, también, en Nicaragua, en donde el comandante que triunfó en aquella gesta de julio de 1979, 31 años después es una réplica de Anastasio Somoza Debayle, el dictador que derrocaran; con el manoseo constante de la Constitución, el fraude electoral, los atentados en contra de los líderes de la oposición, sacando a los alcaldes en funciones que no son de su partido de sus propios despachos ediles, y utilizando el dinero que le dan sus aliados, de otros países (nos referimos a los dólares venezolanos que le regala a sus aliados, Hugo Chávez), para comprar voluntades con total descaro.

¿Y qué decir de Venezuela? Prácticamente lo mismo, con la diferencia que esta última no tuvo dictadores que derrocar. No fue una gesta revolucionaria la que llevó al actual dictador de este país al poder, sino una especie de cuartelazo mezclado con una campaña diseñada para engañar ingenuos, pero el resultado es el mismo. La ruta está marcada como, de alguna manera un poco distinta, con acosos a la prensa y otro tipo de manipulaciones, se da en Argentina, Bolivia y Ecuador.

Un caso distinto es el de El Salvador, país en donde acabamos de estar toda una semana, tanto en la XIX Conferencia Centroamericana y del Caribe de Partidos Políticos como en el XI Foro de Integración y Desarrollo Turístico de Centroamérica y República Dominicana y la Asamblea Plenaria del Parlamento Centroamericano, ocasión propicia para intercambiar opiniones directamente con los actores, enterarse por los medios locales de la situación política del país y percibir, conociendo de dónde viene, la ruta que sus dirigentes llevan.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, es un partido político nacido de la lucha armada salvadoreña, que durante varios períodos, después de la firma de los Acuerdos de Paz de ese país, en el Castillo de Chapultepec, en México, a principios de 1992, trataron de acceder al poder por la vía democrática, lográndolo únicamente hasta 2009.

Cuando comenzamos a relacionarnos con los amigos del FMLN, a raíz de la fundación del Parlamento Centroamericano, en octubre de 1991, eran ex-comandantes guerrilleros, pero este ya largo proceso los ha convertido, al día de hoy, en verdaderos líderes dentro de la democracia, aunque cueste creerlo.

Podemos asegurar lo anterior porque, lo que observamos en El Salvador, la semana anterior, fue un proceso eminentemente democrático en marcha, que no es fácil, pues trasciende la lucha por el poder entre la Asamblea Legislativa y la Presidencia de la República, aún dentro del mismo partido político que hace gobierno, pero todo se da dentro de la normativa legal y, lo más importante, sin que haya abusos qué reportar por este medio.

El devenir de El Salvador no es un lecho de rosas. Nuestros vecinos tienen los mismos problemas sociales que nosotros, con maras violentas, pobreza extrema, fenómenos naturales implacables, migrantes asesinados, falta de liquidez y todo lo que vemos en Guatemala, menos un gobierno que dé tumbos y se equivoque a cada rato. Por lo menos comparando lo que ambos países tenemos en estos momentos.

Como representantes que somos del pueblo centroamericano en el parlamento regional, sentimos orgullo de los hermanos salvadoreños que, después de cuatro gobiernos sucesivos a cargo de otro partido, que representan 20 años de trayectoria, han efectuado un cambio de rumbo que hará historia y será digno, si no de ejemplo para las futuras generaciones, por lo menos sí de estudio, pues todo se da dentro de los cánones democráticos.

Por supuesto que hay otros enfoques en el quehacer gubernamental que puedan no ser del agrado de todos, pero ningún gobierno en país alguno es capaz de complacer a todos. El tiempo dirá hacia dónde van yendo nuestros países.

Existe, entonces, una gran diferencia entre el buen ejercicio democrático y convertirse en lo que los pueblos más aborrecen en el mundo, un dictadorzuelo que necesita recurrir a cualquier argucia disfrazada de legalidad para continuar ejerciendo un poder que, por ley natural y por la ley de los hombres, le debe corresponder a otra persona que venga, con ideas renovadas, a ejercer un mejor gobierno.

Botar una tiranía para ingeniárselas y montarse en otra es lo más desleal que se le puede hacer a un pueblo, y es de esperarse que ese pueblo se rebele y empuñe las armas en contra de quienes, por las mismas razones, las empuñaron años atrás.

Por eso es que hemos venido utilizando este medio para cantar, con la debida anticipación, la enorme posibilidad de baño de sangre que pueda haber en Nicaragua, que cuenta con circunstancias diferentes a las de Cuba y de Venezuela como para hacernos pensar que podría suceder lo que no quisiéramos, jamás, que sucediera.

1 comentario:

  1. buenisimo, y en nuestro pais, el comunismo no ha logrado expandirse, por la tan fuerte oposicion de la derecha. Una derecha muy fuerte y segura de los ideales de democrasia y livertad..
    por: Arturo Simeon Magaña, El salvador.

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