miércoles, 7 de julio de 2010

BREVE ANÁLISIS DE LA FUNCIÓN VICEPRESIDENCIAL EN GUATEMALA

Las recientes declaraciones del Vicepresidente Rafael Espada, que contradicen en tono y contenido tanto las del Presidente Álvaro Colom, como el comunicado del Gobierno de la República y el del partido oficial, nos motivan a recordar que el Vicepresidente de la República es el único funcionario del Organismo Ejecutivo que no puede ser despedido porque fue electo por la mayoría de los ciudadanos guatemaltecos.

Contrario a lo que dijo hace un tiempo el Presidente Colom, con relación a que el Vicepresidente simplemente hace lo que se le dice, vale la pena recordar, también, que las funciones vicepresidenciales están contempladas en la Constitución Política, la cual, en el artículo 191 que contiene las funciones del cargo, establece su participación con voz y voto en el Consejo de Ministros, y le da la facultad de coadyuvar, junto con el Presidente de la República, en la dirección de la política general del Gobierno, así como la de participar, del mismo modo, en la formulación de la política exterior y las relaciones internacionales.

Coadyuvar es contribuir, asistir o ayudar a la consecución de algo; y participar es tomar parte en algo, de modo que si la Constitución Política le da a la Vicepresidencia de la República estas facultades es porque, a contrario sensu, no le ha dado carta libre al Presidente de la República para hacer o actuar por sí mismo, así que constituye una falacia la posibilidad que le ordene al Vicepresidente, sencillamente, qué hacer.

Todo esto es importante porque, cuando el Presidente de la República parece perder el rumbo, como en estos últimos días, lanzando cortinas de humo ante su propio fracaso o distorsionando la realidad y, encima, atacando opositores políticos, prensa y al sector empresarial, prácticamente sin discriminación, el Vicepresidente es la persona que ejerce el cargo que moral y constitucionalmente está llamado a restablecer, sin consecuencias para quien lo ocupa, ese equilibrio perdido.

¡Y vaya si hace falta!

La distancia entre quienes ocupan ambos puestos debe ser cercana, armoniosa, para que la coordinación que los diputados constituyentes establecieron en la Carta Magna, se dé sin tropiezos, pero las declaraciones denigrantes del Presidente de la República y sus últimos desatinos parecieran llevar las cosas por un curso distinto al legalmente previsto y al que el sentido común reclama, separándolos cada día más el uno del otro.

Todavía no sabemos qué hace un magnífico médico, cirujano cardiovascular de renombre mundial, sin experiencia en política, acompañando a un gobierno comandado por personas ideologizadas que, por lo que han demostrado, no han llegado a cumplir con la funciónn para la cual fueron electos sino a manipular las cosas, inescrupulosamente, con la finalidad de eternizarse en el poder.

El camino de los dos hombres que ocupan formalmente estos cargos (aunque sea otra persona la que mande) se separa cada vez más. El Vicepresidente estará, por el tiempo que le falte cumplir y a causa de sus últimas declaraciones, más marginado de la toma de decisiones que nunca. El Presidente, encima que no manda nada, no solamente está divorciado de la sociedad a la cual se debe por tanta indecisión, malas decisiones que le han tenido que revocar o que hacer dar marcha atrás y por sus últimas actitudes, sino, habiendo transcurrido más de la mitad de su período, con el proceso electoral para encontrar su sucesor en ciernes, la tendencia es que estará más solo que nunca.

En lugar de haber llegado a hacer campaña para reelegir a una su pariente, aunque no forme grado, el Presidente de la República debiera haber llegado a gobernar, para que la gente clamara por que el partido de gobierno siguiera en el poder.

Si hubiese llegado a gobernar, posiblemente habría tenido muy cerca la voz de la persona que él mismo escogió para acompañarlo en la Vicepresidencia: un hombre sin experiencia política pero, hasta donde sabemos, con experiencia en la vida y honrado, que lo hubiera podido ayudar, conforme a la Constitución y el sentido común, a hacer un mejor gobierno que el desastre que está quedando registrado para la historia.

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