viernes, 9 de julio de 2010

¿LUCHAS INTERNAS EN EL OFICIALISMO?

La muerte violenta, anoche, del ex diputado Obdulio Solórzano Montepeque (junto a su piloto, quien recibió 35 balazos), me recuerda las muertes violentas de los diputados Carlos Hipólito Miralda Roca (junto a su asistente, en Cuilapa, Santa Rosa) y Mario Pivaral (frente a las puertas de la sede partidaria), todos miembros del actual partido oficial, la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE, y me hace analizar todas las señales que vienen de este polémico partido político y vincularlas a escenarios mentales que podrían estar sucediendo.

Los asesinatos anteriores de diputados se dieron, aunque se haya dicho que por causas relacionadas al narcotráfico (declaraciones cómodas efectuadas por el entonces Secretario General, Álvaro Colom), en medio de tensiones de diferentes facciones dentro del mismo partido; las del segundo nombrado, según se dijo, encabezando un movimiento disidente; las del último mencionado, en medio de luchas por encabezar la dirigencia en Alta Verapaz.

El asesinato de anoche se da, curiosamente, a los pocos días que Roberto Alejos, Presidente del Congreso de la República, renunciara del Comité Ejecutivo del partido oficial bajo el pretexto que este tiene una agenda distinta y que necesita toda la libertad para dedicarse a su tarea de dirigir el Organismo Legislativo, pero el Presidente de la República sale al paso diciendo que lo que sucede es que Alejos tiene un proyecto político distinto, lo cual es clara señal, si no de un rompimiento total, sí de tensiones internas que podrían estar vinculadas a los hechos de sangre de hace unas horas.

No es secreto que la denominada Primera Dama, Sandra Torres, se muere por ser la candidata presidencial de ese partido político, pero tampoco lo es el enorme desgaste que ella misma, con su estilo personal, le ha causado a su partido, lo cual, a estas alturas, tiene que comenzar a percibirse por las bases y, como es natural, estas empiezan a inquietarse, a desesperarse y voltean a ver qué otros liderazgos están disponibles. Es ley natural.

Pensar, entonces, que el Presidente del Congreso, que pertenece al mismo partido, que ha hecho un buen papel al frente de dicho Organismo y que maneja buena prensa, es visto por algunas bases como alternativa menos polémica y sin limitaciones legales discutibles, no es cosa del otro mundo.

Es lógico imaginar, consecuentemente, que puede existir, en lo interno del partido oficial, una guerra sorda y no declarada, hasta hace poco, por los liderazgos que encabezan las corrientes que siempre se dan dentro de los partidos políticos.

Ojalá no estemos en el umbral de un mayor derramamiento de sangre.

Lo que dará una pauta de lo que sucede alrededor de estos temas es la posible salida del cargo de Secretario Privado de la Presidencia de la República del hermano del Presidente del Congreso, Gustavo Alejos, y la lucha interna por la Secretaría General del partido.

Si nada sucede es porque, quizás, me estoy volviendo viejo; pero son señales muy claras las que mis antenas perciben como para pasar desapercibidas y que no sirvan para descifrar lo que, en el futuro cercano, podría suceder en el seno del oficialismo.

Ahora bien, si lo que me atrevo a predecir comienza a hacerse evidente, con mayor razón deberá la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, dejar de no involucrarse con este tipo de actos delictivos, e investigar a fondo qué está pasando y de dónde viene tanto asesinato dentro de las filas uneístas.

Ya lo dije hace poco más de un año en una entrevista radial a raíz del asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg y hoy lo repito: yo no creo que el Presidente Colom sea alguien que mande a matar gente, pero hay que estar atento a la gente que lo rodea.

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